Vivimos en un mundo obsesionado con el ajetreo. La “cultura del ajetreo” ha impulsado una narrativa de ambición que impulsa el trabajo incesante, las largas jornadas y el esfuerzo constante como único camino hacia el éxito. Esta glorificación del exceso de trabajo es peligrosa.
Para muchos de nosotros que corremos en la rueda de hámster, las largas jornadas de trabajo son una forma de salir del aburrimiento y el vacío. Incluso cuando salimos de la oficina, seguimos trabajando en casa. Pero esto pasa factura a nuestra salud física y mental. El estrés y el exceso de trabajo pueden provocar numerosos problemas de salud, como fatiga, obesidad, ansiedad y depresión. Un estudio reciente, publicado en el Lancetadescubrió que las personas que trabajan 55 horas o más a la semana tienen un riesgo 1,3 veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular que aquellos que trabajan menos horas.
Los resultados negativos no se limitan sólo a nuestra salud. Paradójicamente, cuando perseguimos el éxito mediante el exceso de trabajo, a menudo el resultado es el contrario. La creatividad y la innovación, piedras angulares del crecimiento profesional, quedan sofocadas. Las investigaciones muestran que el estrés laboral ejerce un impacto en la creatividad al desperdiciar la motivación y los recursos cognitivos y emocionales de un individuo. Cuando un entorno de trabajo exigente genera mucho estrés en los plazos, puede dañar la motivación y la creatividad. Esto, a su vez, hace que la calidad de nuestro trabajo se resienta con errores por fatiga y mala toma de decisiones. El deseo de aprender y crecer se desvanece a medida que nuestras funciones cognitivas luchan por seguir el ritmo implacable. Quedamos atrapados en un círculo vicioso.
Liberándose
El primer paso para liberarnos de la trampa del exceso de trabajo es cambiar nuestro enfoque de la cantidad de horas trabajadas a la calidad de los esfuerzos. Priorizar las tareas de forma eficaz, adoptar técnicas de gestión del tiempo y establecer límites claros se convierten en herramientas esenciales para recuperar el control de nuestro tiempo y energía. Aprender a decir “no” no es un signo de debilidad, sino un acto necesario de autoconservación. Al priorizar el sueño, la alimentación saludable y el ejercicio regular, estamos invirtiendo en nosotros mismos.
La tecnología sirve como un poderoso aliado para promover un estilo de vida equilibrado y saludable. Con las herramientas y la automatización adecuadas, podemos aprovechar la tecnología para aumentar la eficiencia. Las aplicaciones que mejoran la productividad y los procesos automatizados alivian la carga de las tareas repetitivas, liberando tiempo y energía valiosos. Es más, la tecnología desempeña un papel fundamental a la hora de fomentar la comunicación y la colaboración efectivas. Al perfeccionar nuestras habilidades de comunicación digital y aprovechar las plataformas colaborativas, podemos optimizar los flujos de trabajo, minimizar los malentendidos y maximizar la eficiencia en nuestras interacciones. Esto mejora la productividad y cultiva un ambiente de trabajo de apoyo.
Es hora de que la gente deje de embellecer la cultura del ajetreo y adopte un enfoque más holístico del trabajo. El valor de un individuo no debe definirse por su actividad, sino por el impacto que tiene en sí mismo y en los demás.
Mayank Kumar es cofundador y director general de upGrad.
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