El impacto del saltahojas se está volviendo dramático en el noroeste de Santa Fe, así como en las provincias de Chaco y Santiago del Estero, y la preocupación que genera motivó a un grupo de productores del departamento 9 de Julio a difundir una “Carta Abierta a las Autoridades del Ministerio de Agricultura de la Nación y de la Provincia”, en el que solicitan “al menos por este año” que se eliminen las retenciones al maíz.
“La magnitud de esta crisis requiere una acción coordinada y conjunta; sólo así podremos hacer un trabajo efectivo y neutralizar esta amenaza que nos afecta a todos”, indica el informe, tras afirmar que se trata de “una amenaza sin precedentes que pone en riesgo no sólo la actual cosecha de maíz, sino también la próxima y como consecuencia de esto el impacto en la producción de granos que incide directamente en la rotación de cultivos y en los ingresos de los agricultores primero y de las arcas del Estado después.
En ese contexto, consideran que “es imperativo reconsiderar, al menos para este año, las políticas en materia de retenciones impuestas a este cultivo”. El texto dice: “solicitamos por tanto que se levanten estas retenciones para aliviar la carga financiera que pesa sobre los hombros de los productores”.
Consultado por Campolitoral, el especialista en monitoreo de cultivos Amílcar Martel, de Villa Minetti, con base en una imagen satelital del domingo 24 de marzo, fue contundente: “es impresionante cómo salió el maíz”. La herramienta -explicó- muestra el nivel de actividad de las plantas con colores de varias tonalidades. En la etapa en la que se encuentra, el maíz debe verse de un “verde fluo”, lo que indica “crecimiento activo”. En cambio, esos lotes comenzaron a reflejar una coloración más apagada, como la que representa los bosques circundantes. Por otro lado, los cultivos de soja, cultivo que crece junto al maíz, mantienen el tono de plantas sanas.
Se disparó. A la izquierda, la imagen satelital muestra maíz con desarrollo normal el 9 de marzo en Bandera, Santiago del Estero. A la derecha, el 24 de marzo, esos colores se atenuaron, señal de que el cultivo cortó el ciclo.
La señal indica que el ciclo del cultivo se cortó aproximadamente un mes antes de completar la carga de granos, por lo que se anticipan grandes pérdidas. Según el técnico, los planes de vanguardia para la zona iniciaron la campaña con una proyección de 8.000 kilos de rendimiento pero como máximo producirán 1.000. En el mejor de los casos, porque para muchos la pérdida es del 100%.
Martel sostuvo que en la zona el rendimiento de indiferencia (volumen de cosecha para cubrir costos) en campos arrendados ronda los 6.000 kilos, por lo que cada hectárea que no se cosecha generaría una pérdida directa de casi $900.000. Y estimó que en los lotes menos afectados se cosecharía sólo el 20% del total, unos 4.000 kilos.
Desde Tostado, el ingeniero agrónomo Ricardo Mercau fue tajante: “el diagnóstico está en marcha, cada vez hay menos maíz; en el departamento me parece que la pérdida superará el 60/70%”. Incluso consideró que el tema aún no se refleja en las estimaciones de cosecha nacional. “Será un factor importante para el país, no será una tontería; están contando 10 millones de toneladas de maíz que no estarán”, ante la rápida expansión que muestra el problema en una superficie cada vez mayor en varias provincias.
Incluso advirtió sobre daños “extras” que podrían atribuirse al saltamontes, como vuelcos de plantas, como ocurrió la semana pasada en el occidente de Santa Fe y el oriente de Córdoba. “Está favoreciendo el ingreso de otras bacterias que dañan la planta, por ejemplo con el vuelco; Hace dos semanas nadie tenía esto en el radar”, dijo, y explicó que si bien se considera que la infección por espiroplasma ocurre en las etapas iniciales de la planta, el daño que genera el insecto con su aparato bucal en etapas posteriores también favorece otras infecciones. “Es una puerta de entrada a otras bacterias, relacionadas con la pudrición húmeda que provoca el vuelco”, anotó.
Mientras tanto, desde el noreste de Santa Fe, en el departamento General Obligado, el ingeniero agrónomo Federico Dyke, asesor técnico de la Unión Agrícola de Avellaneda (UAA), planteó un escenario igual de complicado o peor. Estimó una caída de al menos el 75% en la producción respecto a lo esperado al inicio del ciclo. “El 40% de los lotes están pasando por la trituradora porque no se va a cosechar nada”, afirmó. Pero aún más preocupante es el futuro del cultivo en la región. “Para la siguiente campaña se prevé un 80% menos de superficie, la situación es muy complicada”, dijo, lo que significa que la producción de maíz en el norte argentino está comprometida a partir de ahora. Al menos, “hasta que los semilleros encuentren genética resistente”.
