La Aecid desguaza su valiosa biblioteca para albergar oficinas

Investigadores y usuarios de las bibliotecas hispánica e islámica de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) han dado la alarma sobre los planes de Asuntos Exteriores de convertir las dos plantas de salas de lectura del edificio en oficinas para acomodar a unos 85 trabajadores. Según los afectados, que en febrero y marzo presentaron dos cartas firmadas por más de doscientos profesionales, este proyecto va en contra de la esencia misma de la biblioteca, que fue construida en los años 60 expresamente para ese fin, y reducirá significativamente los servicios de Una institución. líder en Europa. Para la Aecid, en cambio, se trata de un programa de “modernización” y “actualización” de las instalaciones, lo que supondrá un “importante ahorro de costes” y además “potenciará la proyección de la biblioteca”.

La Aecid pretende convertir estas salas de lectura y exposición de la biblioteca en oficinas y habilitar una nueva sala mucho más pequeña, de 130 metros cuadrados, en la sede principal del organismo, a 300 metros. El trabajo ya ha comenzado. Esta semana el sitio web de la biblioteca incluyó un aviso sobre las molestias ocasionadas por las “obras de acondicionamiento, movimiento de mobiliario y reubicación de fondos bibliográficos” en el edificio, ubicado entre el Museo de América y la Fundación Jiménez Díaz. Muchos libros de referencia que se encontraban en esas habitaciones ya han sido retirados para su almacenamiento, dejando visibles los estantes vacíos. No habrá espacio para ellos en la nueva ubicación. La organización que dirige Antón Leis Tiene previsto completar el traspaso en verano.

“Prefieren profanar la biblioteca antes que promover la investigación”, denuncia. Teodosio Fernández, hispanista y exdecano de Filosofía y Letras de la UAM. «Llevo 50 años trabajando allí y he dirigido 48 tesis doctorales. Es la base de la investigación sobre la cultura de América Latina en España. Es el segundo más importante de Europa, detrás de Berlín, en estos temas. “He dirigido gente desde México a Corea del Sur”. Bernabé López, profesor honorario de Estudios Árabes e Islámicos de la UAM, denuncia que la dirección “no ha intentado negociar ni buscar soluciones” y que el plan de la Aecid rompe la unidad de la biblioteca y la circulación de documentos.

Los libros de la biblioteca hispana ya fueron trasladados al almacén; los de la biblioteca islámica aún no lo han hecho. La Aecid dice que la entrada a las habitaciones es “víctima de frecuentes actos vandálicos”
Guillermo Navarro

La biblioteca de la Aecid alberga dos grandes fondos, la biblioteca hispánica y la islámica. Como reconoce el propio organismo, por la calidad de sus fondos se les considera fuentes de primera mano entre los especialistas más importantes. La colección hispánica contiene las bibliotecas personales de Eugenio d’Ors, Gerardo Diego, José María Chacón o José Velarde. La islámica, denominada ‘Félix María Pareja’, cuenta con reconocimientos como el premio UNESCO-Sharjah 2015 y el Ibn Arabi Hikma 2019. Hay una tercera colección iniciada en los años 80 sobre cooperación al desarrollo. En total, más de 700.000 volúmenes en libros, revistas y recursos electrónicos.

Fue en 1964, con motivo de la ampliación de la biblioteca hispánica, cuando los arquitectos José Luis Fernández del Amo Moreno y Antonio Fernández Alba Construyeron este edificio en los límites del campus universitario de la Universidad Complutense. El resultado, según la web de Fernández del Amo Arquitectos, fue “un edificio singular donde se combinan ingeniosamente las tres funciones básicas de una biblioteca: depósito de libros con gran capacidad de almacenamiento, salas de lectura con extraordinaria luz natural y dependencias. administrativo y cultural.

Si nadie lo impide, la biblioteca perderá una de esas “funciones básicas” a cambio, según la versión oficial de la Aecid, de “nuevas salas de lectura” situadas en la entrada de la sede principal, el edificio anexo, que “ optimizará el espacio y mejorará su accesibilidad.

El edificio fue construido para las tres funciones básicas de una biblioteca: depósito de libros, salas de lectura y oficinas administrativas y culturales.

Los investigadores afectados refutan que “los espacios que se prevé destinar para consulta y exposición en la entrada principal de la Agencia son diez veces más pequeños que los actuales, impidiendo tareas como la consulta directa de obras y revistas de referencia, la celebración de exposiciones , el apoyo a los estudiantes en prácticas dentro de las instalaciones de la biblioteca, las visitas pedagógicas guiadas y las sesiones de formación tan necesarias para quienes se inician en la investigación, así como la posibilidad de reuniones con grupos de usuarios y visitantes que se realizan periódicamente. También señalan que “la idea de trasladar las tareas de consulta y lectura al otro extremo del edificio […] “Es completamente contraproducente tanto para los libros y documentos como para el personal que debe transportarlos”.

Habitaciones “sobredimensionadas”

Este diario intentó contactar con el director de la Aecid, Antón Leis, pero tenía la agenda muy apretada. En una carta de marzo dirigida a moratinos, que se interesó por el tema, Leis explicó al exministro de Asuntos Exteriores que esta decisión deriva de la necesidad de “acabar con la dispersión del personal de la Aecid en más de una sede”. El contrato de alquiler de la sede de la calle Almansa vence a finales de año sin posibilidad de renovación. «El traslado de todos estos trabajadores [unos 85] “Sólo es viable mediante el uso de las actuales salas de lectura de la biblioteca, que actualmente están sobredimensionadas para su uso actual (un máximo de 10 visitantes por día para una superficie total de unos 3.200 metros cuadrados)”, afirma Leis en el texto. .

Leis sostiene que la entrada a las actuales salas de lectura tiene una entrada “no fácilmente accesible desde el espacio público”. [sic] mal iluminado y lamentablemente víctima de frecuentes actos de vandalismo. Esto explica en parte por qué la biblioteca ha sido en gran medida “olvidada” por la agencia en su conjunto. No hay duda, añade, “de que el espacio de la nueva sala de lectura será más reducido que el actual, pero más que suficiente para seguir prestando los servicios actuales. […] Sin duda quedan algunos inconvenientes por resolver, como el traslado de los libros de los almacenes, que quedarán como hasta ahora para que ningún libro de las dos colecciones tenga que cambiar de ubicación a los nuevos espacios de consulta, lectura y exposiciones. y actividades.

juan malpartida, que ha dirigido ‘Cuadernos Hispanoamericanos’, revista fundada en 1948 por la Aecid, comenta que en los treinta años que lleva vinculado a la casa ha sido habitual entre los diferentes directores generales que quisieran sacar la biblioteca “de del camino.” «Parece que les sobraban libros. Es un mal español: nuestros políticos, ya sean de derecha, de centro, de izquierda o medio pensionados, no valoran demasiado la cultura, salvo cuando tienen que entregar premios con fotógrafos. El intento de “marginar” la biblioteca, cree, es “bárbaro”. Jesús Cano Reyes, catedrático de Literatura Hispanoamericana de la UCM, es uno de los más de doscientos firmantes. “Después de todo, es una cuestión de recursos”, afirma, más comedido. «Lo que es evidente es que las instituciones no se ocupan de ello. Es algo muy valioso que no se está utilizando. Quiero ser muy cauteloso en mis críticas, pero puedo decir esto.

 
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