Crece la tensión entre EE.UU., Reino Unido y China por piratas informáticos acusados ​​de operaciones respaldadas por el Estado contra políticos

La tensión entre Estados Unidos, Reino Unido y China ha aumentado tras las acusaciones y sanciones anunciadas por Washington y Londres contra un grupo de hackers supuestamente apoyados por el gobierno de Pekín. Según las autoridades occidentales, estos ciberdelincuentes llevaron a cabo una amplia campaña de ciberataques contra funcionarios, periodistas, empresas, activistas prodemocracia y el organismo electoral británico.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó cargos penales contra siete piratas informáticos, todos ellos residentes en China, acusados ​​de formar parte del grupo conocido como APT31. Al mismo tiempo, el gobierno británico impuso sanciones a una empresa pantalla y a dos acusados ​​en relación con una filtración que podría haber dado acceso a información sobre decenas de millones de votantes del Reino Unido.

El fiscal general Merrick Garland denunció los “hasta donde el gobierno chino está dispuesto a llegar para atacar e intimidar a sus críticos”, afirmando que Estados Unidos no tolerará estos esfuerzos para “intimidar a los estadounidenses que sirven al público, silencian a los disidentes o roban a las empresas”. .”

Según los fiscales, como parte de esta campaña de intrusión cibernética que se remonta a 2010, los piratas informáticos enviaron más de 10.000 correos electrónicos maliciosos que supuestamente provenían de destacados periodistas. Estos mensajes, una vez abiertos, instalaban un software de seguimiento que permitía a los ciberdelincuentes rastrear la ubicación, las direcciones IP y los dispositivos utilizados por sus víctimas.

Los objetivos incluían funcionarios de la Casa Blanca, múltiples agencias gubernamentales, senadores de ambos partidos, cónyuges de altos funcionarios, estrategas políticos y figuras críticas del gobierno chino, incluidos miembros de un grupo de defensa de la democracia. Además, los piratas informáticos atacaron cuentas de correo electrónico de una campaña presidencial en mayo de 2020, meses antes de las elecciones generales.

En el caso del Reino Unido, las sanciones se produjeron después de que “actores hostiles” accedieran a los servidores de la Comisión Electoral entre 2021 y 2022, obteniendo datos sobre votantes registrados. Aunque las autoridades británicas aseguran que no hubo afectación en los procesos electorales, tres legisladores aseguraron haber sido objeto de acoso, robo de identidad e intentos de hackeo desde China.

Ante estas acusaciones, el viceprimer ministro británico, Oliver Dowden, anunció que citarán al embajador chino para que rinda cuentas por sus acciones. Por su parte, el primer ministro Rishi Sunak reiteró que China “se está comportando cada vez más asertivamente en el exterior” y representa “la mayor amenaza estatal a nuestra seguridad económica”.

China, sin embargo, rechazó las acusaciones y acusó a Estados Unidos de sacar “conclusiones injustificadas” y “acusaciones infundadas” sin pruebas válidas. El Ministerio de Asuntos Exteriores chino instó a no “politizar” las cuestiones de ciberseguridad y a colaborar para mantener la paz en el ciberespacio.

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