El plano de planta ofrece una línea de vuelo hacia el espacio por la noche. Las dos ventanas se pueden ver desde el salón, lo que refuerza la sensación de espacio. Un mueble de carpintería que esconde tanto una mesita como una cama auxiliar actúa como tabique. Su color blanco roto lo integra en el espacio aportándole una suavidad que complementa la madera del parquet y la butaca.
© estudio bcdf
Un mueble multifuncional lleno de soluciones
La zona de la cocina se ha construido alrededor de un mueble suspendido, sin protección contra salpicaduras y con la encimera integrada, de manera que desaparece al máximo en el fondo, camuflado como un aparador del salón. Realizado en roble teñido, es ligeramente más oscuro que el parquet, que ha sido completamente renovado. Los colores y tonos son cálidos y suaves. El blanco ligeramente cremoso de las paredes combina con el hormigón encerado aterciopelado del baño. Los colores son claros, para dejar entrar más luz y evitar un espacio demasiado asfixiante. La madera aporta calidez en la cantidad justa. Todo ha sido estudiado, desde la forma de los muebles hasta su revestimiento, para crear un espacio lo más ligero y sencillo posible. Un cuidado estético que, lejos de ser gratuito, “facilita la lectura del piso pequeño porque no hay ruido visual”. En esta misma línea, los radiadores quedan ocultos bajo las ventanas mediante encofrados, y los muebles, sin pomos ni tiradores, no llegan hasta arriba.
En este apartamento no hay nada superfluo, todo ha sido estudiado al detalle.
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Cada elemento tiene una razón de ser.
En el dormitorio, el espacio de almacenaje de cada hueco de la pared se ha aprovechado para colocar un armario, una hornacina que hace de mesita de noche y una estantería en el cabecero. La decoración es minimalista, como en todo el apartamento, desde los focos del baño integrados en el techo a modo de pequeños cuadrados negros, hasta el extraño mobiliario: apliques y taburetes negros de Charlotte Perriand, el sillón GUBI o el cuadro de Ludovic Dhardiville en el pared del salón. La forma del suelo no es rectangular, lo que le aporta dinamismo y fluidez para desplazarse hacia el salón de noche, y la colocación del mobiliario crea una línea de fuga que multiplica la sensación de amplitud así como la ausencia de rodapiés. “Un espacio pequeño como este es un dolor de cabeza; Hay que pensar en todas las funciones que se tienen que incluir en el plan, por eso trabajamos en cada detalle. ¡No se trata de llenar el espacio, sino de encajar todo! Es tedioso, pero emocionante”.
