La película ganadora del BAFICI 2024 se estrena en Buenos Aires

La película ganadora del BAFICI 2024 se estrena en Buenos Aires
La película ganadora del BAFICI 2024 se estrena en Buenos Aires

Tráiler de “El placer es mío”, de Sacha Amaral

El placer es míodirigido por Sacha Amaralse estrena en salas en junio, luego de haber recibido el máximo galardón de la 25° edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI), así como el premio a Mejor Largometraje Latinoamericano otorgado por fesal y el premio a la Innovación Artística de la Asociación de Directores de Cine PCI. Esta producción aborda la complejidades de los lazos familiarescentrándose en una historia personal del director.

Es una coproducción entre Argentina, Brasil y Franciaprotagonizada Max Suen, Katja Alemann, Sofía Palomino, Luciano Suardi y Anabella Bacigalupo. La narrativa se centra en Antonio, un joven de 20 años que vive una relación conflictiva con su madre. Antonio se dedica a vender marihuana y se aprovecha de las personas que conoce en apps para robarles dinero. La creciente urgencia por escapar lleva a un viaje de ida al sur del país.

En palabras del director Sacha Amaral, “la película aborda el fracaso del proyecto familiar de manera poética y crítica”. Amaral ha mencionado que la película es una manera de revisitar y visibilizar en la ficción los hechos que él y su madre negaron en el pasado. “Una de las tareas del cine es iluminar las zonas oscuras. “Con la luz de las imágenes cinematográficas es posible romper la oscuridad que se cierne sobre el pasado”.Amaral explicó.

“Max Suen logró capturar magistralmente la dualidad y complejidad del personaje”, dice Amaral.

El director compartió una anécdota personal que inspiró parte de la trama. Cuando tenía 16 años, su madre lo convenció de seguir a su novio, 15 años menor que ella, para descubrir si le era infiel. “Cuando me preguntó si había descubierto algo, recuerdo que por primera vez me sentí más fuerte, tenía más poder”., dijo el director. Esta experiencia marcó la narrativa de la película, que explora la dependencia y el amor cercano a la locura.

Además, Amaral destacó la importancia de filmar el espacio doméstico en relación con la soledad, utilizando encuadres y sonidos inusuales para generar una sensación de malestar. “Busqué entre las situaciones, los fotogramas cortados de forma inusual y el uso del sonido, un cierto malestar indefinible para el espectador”comentó.

Antonio, el protagonista, vive su día a día sin grandes aspiraciones, perdido en su realidad. Los conflictos familiares se manifiestan de forma imperceptible a lo largo de la película, alcanzando un apogeo final que permite el inicio de una nueva etapa en su vida. “En esta historia los conflictos y las heridas familiares existen como una erosión imperceptible”.dijo Amaral.

Este es el primer trabajo de Amaral como director de largometraje, pero no su primera experiencia en el cine. Su primer largometraje como guionista, Adiós entusiasmo, estrenada en la Berlinale 2017, ganadora en el FICCI (Cartagena) y en el BAFICI 2017 (Buenos Aires). También ha dirigido cortometrajes como Grandes son los desiertosel cual formó parte del concurso de cortometrajes BAFICI 2019 y en Cinélatino (Toulouse)y el chico Billyseleccionado en el Festival de Cine de Cannes 2021 y en varios otros festivales.

Max Suen, conocido en el ámbito teatral, fue el seleccionado para interpretar al protagonista Antonio

Amaral explicó su enfoque visual y narrativo en El placer es mío Buscando un estilo intuitivo con una cámara suave pero móvil que sigue los gestos y movimientos casuales de los actores. Según el director, “No me interesan los artificios visuales al estilo de las grandes maquinarias ni el uso de lentes que embellezcan la imagen”.

—¿Cómo se desarrolla la historia con este peculiar protagonista?

—La historia surge del deseo de explorar las emociones y la educación sentimental, temas relacionados con el afecto, el deseo y el amor. Sin embargo, me di cuenta de que simplemente no era suficiente para construir una película o una narrativa sólida. Lo único que tenía era un personaje de 20 años experimentando emociones, lo cual me pareció interesante pero a la vez un poco aburrido, ya que carecía de profundidad más allá de sus divagaciones amorosas. Fue entonces cuando comencé a reflexionar sobre cuestiones teóricas y la construcción de personajes. Así surgió la idea de la transgresión. Me resultó fascinante pensar en un personaje poco fiable, mitómano y traidor; un antihéroe. Estos relatos surgieron de vivencias personales y de escuchar historias de otros, así como de la efervescencia de la ciudad en los últimos años. El punto central de todo fue la idea de transgresión.

“Buscaba un cierto malestar indefinible para el espectador”, explica Sacha Amaral

—Sin embargo, su personalidad termina exhibiendo rasgos encantadores que generan simpatía en el espectador…

—Este aspecto también fue un desafío en la creación de este personaje. Parte de mi estrategia consistió en encontrar un actor que pudiera complementar algunas de las características que no estaban tan presentes en el texto. En el guión el personaje no era tan adorable por sus acciones, entonces sabía que tendría que complementarse con un actor capaz de transmitir algo diferente. Después de hablar con muchas personas que vieron la película, en realidad se produjo este efecto de que terminas sintiendo cariño por el personaje más allá de sus acciones. Creo que gran parte del crédito es para el actor. Max Suen, quien logró captar magistralmente la dualidad y complejidad del personaje, siendo a la vez malvado y seductor.

—¿Cómo fue el proceso de encontrar al protagonista?

—Conocía a todos los personajes menos al protagonista. Algunos de ellos los describí mientras escribía, incluidos amigos y actores que habían colaborado conmigo en trabajos anteriores, como Katja Aleman, con quien este proyecto marca nuestra tercera colaboración. Me siento afortunado de tener actores que llevan mucho tiempo conmigo. Sin embargo, todavía no tenía al protagonista en mente. Cuando terminé el guión y comencé a compartirlo, mucha gente empezó a mencionar a Max. Era muy conocido en el ámbito teatral, habiendo participado en diversas obras y permaneciendo en la cartelera del Teatro Porteño durante los últimos dos o tres años. Decidí contactarlo. Después de enviarle el guión, acordamos encontrarnos. Desde el momento en que lo vi llegar supe que tenía que ser él. Su rostro parecía perfecto para el personaje, como si estuviera destinado a interpretarlo. Al principio hubo algunas dificultades con las fechas de rodaje, ya que no coincidían con su agenda, pero estaba tan convencido de que era él quien decidimos posponer el rodaje casi un año para poder trabajar juntos.

El rodaje de “El placer es mío” se pospuso casi un año para que Max Suen pudiera participar

—¿Y su elección cambió algo en ese personaje?

—No diría que lo cambió, sino que lo complementó; Añadió una dimensión más humana, un carisma que permite al espectador conectarse y apegarse a él. Este logro se debe tanto a Max como a Sofía Palomino, quienes desempeñaron un papel crucial en la dirección de actores. Estuvimos un año ensayando la película, afinando el personaje hasta encontrar el equilibrio perfecto.

—Hablando de la profundización de los personajes, el papel de Katja como madre es fundamental para entender a la protagonista.

—Es cierto, se podría intentar comprender de manera básica que reproduce en cierta medida su relación maternal con los demás. Su madre lo engaña y le miente, algo que se podría decir que aprendió en casa. Trabajar con Katja fue extremadamente positivo. En primer lugar, habíamos colaborado antes. Actuó en mi primer cortometraje hace unos años, interpretando también a una madre que sale de prisión para reunirse con sus hijos. Katja es una mujer que ha vivido ambientes rockeros y vanguardistas, por lo que ya tenía algo de su actitud que encajaba muy bien con su rol. Es un tipo de personaje que me había imaginado, con un lado muy cariñoso y entrañable, pero también con un lado oscuro, y siento que entendió perfectamente lo que quería transmitir. Es una actriz generosa y con mucha experiencia y fue un placer trabajar con ella.

—¿Cómo fue abordar el tema de la sexualidad? Había leído algunas entrevistas contigo donde se discutía si la película podría clasificarse como parte del cine LGBTQ+. Pareció sugerir que ese no era el propósito. ¿Cuál fue tu enfoque?

—Si tuviéramos que asignarle una etiqueta o un género, creo que la película se alinea más con el cine queer que dialoga con los tiempos actuales. La sexualidad es un tema en constante evolución.. Quería que el personaje principal y la historia abordaran algo que trascendiera las etiquetas. Quería romper con la idea de tener un perfil definido, algo que ha surgido mucho en los últimos años con las redes sociales, donde la gente describe quién es y qué le gusta. Fusionando todas estas sensaciones surgió un personaje despojado de esas etiquetas, y la película tampoco se preocupa demasiado en analizar esa sexualidad ni en juzgar las relaciones.

Sofía Palomino fue la directora de actores y también interpretó a la hermana del protagonista.

—¿Cómo abordaste la representación de la ciudad como un personaje más de la película, con tantas escenas exteriores?

—La primera imagen que surgió cuando comencé a reflexionar sobre esto fue la de un personaje durmiendo en cuadritos, sin poder descansar en casa. Aunque esta idea acabó siendo secundaria respecto de la trama, creo que fue el origen de la noción de marginalidad, de un personaje pequeñoburgués marginal que se convierte en delincuente. Sentí que su constante movimiento por la ciudad, sin un lugar fijo donde residir, complementaba su carácter. Sorprendió ver cómo en las conversaciones posteriores a la película se destacaba el papel de la ciudad como un personaje en sí mismo, con una poderosa presencia en la trama. Me sentí feliz con esto, ya que al principio pensé que debería ser así, pero a medida que avanzaba la película, mis preocupaciones se centraron más en las relaciones y conexiones entre los personajes. Que la ciudad haya acabado siendo un personaje más me llena de alegría y me recuerda aquellos primeros destellos de ideas que estuvieron presentes desde el principio.

—¿Cuál es la experiencia de filmar ficción con un presupuesto limitado o de forma independiente, desde tu perspectiva?

—Hace casi 20 años que vivo en Argentina. Anteriormente había dirigido cuatro cortometrajes con recursos muy limitados, adoptando un enfoque muy colaborativo donde las jerarquías se diluyen y todos participan en todo, una experiencia casi de guerrilla en la producción cinematográfica. Tuve la suerte de trabajar con personas increíbles, como Agustín Gagliardi de Cine suave, quien fue el productor argentino de la película. Supo gestionar eficazmente los recursos disponibles y aprovechar las relaciones para el trueque y el fomento de la producción. Encontré un equipo que me apoyó y ayudó a llevar a cabo el proyecto de manera ejemplar.

Sin embargo, actualmente nos enfrentamos a constantes ataques y descalificaciones hacia la cultura, lo que complica aún más el panorama. Siempre ha habido obstáculos para los logros artísticos, pero parece que ahora es necesario hacer malabares para superar las barreras. No puedo ni imaginarme cómo sería filmar una película en Buenos Aires en este momento, especialmente con un presupuesto reducido. A pesar de la crisis actual, que es quizás la mayor desde que llegué al país, veo una resistencia admirable en Argentina y otros países latinoamericanos ante estas adversidades. Aunque hacer películas es más difícil, creo que las ganas y la determinación pueden mover montañas. Es lamentable que algo que ya es complejo se complique, pero siempre encontraremos la manera de salir adelante.

* El placer es mío Se proyecta todos los sábados de junio a las 19 horas en Cine Cacodelphia (Avenida Roque Sáenz Peña 1150, CABA).

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Un hito en salud y bienestar – .
NEXT Humanismo versus el impacto de la IA en medicina interna