Plataformas feministas Te creo en Cuba (Ystcc) y el Observatorio de género del ala tensa (OGAT) confirmaron que dos nuevos femicidios recientemente ocurrieron en la isla, lo que equivale a 14 el número de mujeres asesinadas por la violencia sexista en lo que va del año 2025.
Ambas organizaciones expresaron su consternación por los hechos y alertaron sobre las crecientes dificultades para verificar estos crímenes debido a los constantes apagones y la desconexión tecnológica que afectan la comunicación ciudadana y el trabajo de documentación independiente.
El primero de los casos verificados corresponde a Daimí Tamayo Milián, 36 years oldquien fue asesinado el 25 de abril en el desvío de Caney, Municipio de Bartolomé Masó, provincia de Granma.
Según las fuentes, el crimen fue perpetrado por su ex parartner, quien huyó y posteriormente se suicidó. La víctima, conocida como “Dami” en las redes sociales, dejó a una niña huérfana.
YSTCC y OGAT han solicitado ayuda para confirmar si Daimí había presentado quejas anteriores ante la policía, un factor recurrente en los casos en que las autoridades no brindan la protección necesaria.
El segundo caso ocurrió el 27 de abril en la ciudad de Brasil, municipio de Esmeralda, provincia de Camagüey, donde Yilianys Reyes Fundora, de solo 17 años, fue asesinada por su ex pareja.
La víctima, un menor, también dejó un bebé huérfano, lo que pone la dimensión devastadora de estos crímenes en las familias de la isla nuevamente.
Los observatorios independientes advierten que mantienen alertas abiertas en Artemisa, Matanzas, Santiago de Cuba, La Habana y Sancti Spíritus, donde se investigan informes comunitarios de posibles nuevos femicidios.
En su declaración conjunta, YSTCC y Ogat reiteraron que “denunciar estos crímenes no es un delito” y pidió a los ciudadanos que colaboren con información que permite documentar y hacer casos visibles de violencia extrema Género en el país.
Aunque el gobierno cubano no reconoce el término femicidio, ha confirmado que el clima de violencia e inseguridad de que las mujeres viven en Cuba afectaron de 924 a 9,579 familias, en las que vivían 16,116 mujeres y niñas.
Teresa Amarelle Bué, miembro de la Oficina Política y Secretaria General de FMC, dijo que “del sexo femenino mayor de 15 años que viven en una situación de violencia, el 60% es negro y mulato, y que tienen menos de 35 años de edad con escolarización promedio de 9NO. Grado. Una parte de ellos está desconectada del trabajo o son casas de casa”.
Preguntas frecuentes sobre los femicidas en Cuba en 2025
¿Cuántas feminicidas se han registrado en Cuba para 2025?
Hasta mayo de 2025, se han registrado 14 feminicidio En Cuba, según las plataformas feministas, te creo en Cuba (YSTCC) y el Denso Observatorio del Género Alas (OGAT). Estas organizaciones han verificado casos a través de fuentes comunitarias, a pesar de las dificultades para obtener información debido a la falta de recursos y la desconexión tecnológica en la isla.
¿Qué desafíos enfrentan las plataformas feministas para documentar femicidas en Cuba?
Las plataformas se enfrentan Crecientes dificultades para verificar los femicidios Debido a los apagones constantes y la desconexión tecnológica que afectan la comunicación ciudadana y el trabajo de documentación independiente. Además, la falta de reconocimiento oficial de la feminicida como un delito específico en el Código Penal cubano complica aún más su trabajo.
¿Cuál es la posición del gobierno cubano sobre la feminicida?
El gobierno cubano No reconoce la feminicida Como un delito específico en su Código Penal, en vigor desde mayo de 2022. A pesar de admitir un clima de violencia e inseguridad que afecta a miles de mujeres y niñas, no hay una tipificación legal adecuada para abordar estos crímenes, lo que deja a las víctimas en una situación de tontería.
¿Qué impacto tienen los femicidios en las familias cubanas?
El femicidio en Cuba tiene un impacto devastador en las familiasA menudo dejando a los niños huérfanos y a las comunidades que se hunden con dolor y consternación. Cada caso no solo representa una vida perdida, sino también un entorno social y social profundamente afectado, lo que evidencia la urgencia de implementar políticas públicas efectivas para proteger a las mujeres.