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¿Cuánto cuesta una bala de gas en Cuba? El precio te dejará frío -.

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Texto: Cuba Drafting News 360

Foto: Rl Hevia

Mientras que el país se acumula más de tres meses sin una distribución estable de gas licuado, los cubanos se ven obligados a recurrir al mercado negro, donde el precio de un balite puede alcanzar hasta 30,000 pesos. Y sí, lo que anteriormente era una necesidad básica, hoy se ha convertido en un lujo inalcanzable para muchas familias.

Fue desde marzo Cupet reconoció que no habría más ventas hasta que llegara una nueva importación. Desde entonces, solo han salido rumores en las redes sobre supuestas descargas de gas en los puertos de Nueva York y Santiago de Cuba. Pero no han ofrecido una fecha o una solución específica. La escasez, mientras tanto, continúa marcando la vida cotidiana en el país.

Claramente, surge una pregunta: si no hay una distribución estatal, ¿de dónde viene el gas vendida en las calles? Algunos testimonios de la población de Camagüey dicen que parte del producto se desvía de los mismos puntos oficiales, donde algunos trabajadores roban las tarifas. En algunas aldeas, los puntos de venta “funcionan” más que la noche que el día.

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Una búsqueda rápida de sitios y plataformas de ventas en línea revela los precios que se están manejando. En Cienfuegos, por ejemplo, una recarga puede costar entre 25,000 y 30,000 pesos. Mientras tanto, en Sancti Spíritus, hay informes de ventas a 30,000 pesos fijos. Y en las áreas de La Habana, se citan grandes cilindros por hasta 40,000 pesos cubanos. Una cifra que excede los $ 120 al cambio informal. Casi nadie puede pagarlo.

A esta escasez, como si eso no fuera suficiente, se agregan los apagones. En muchas casas, la cocción ya no es posible con electricidad o gas. Ancianos, familias con niños, personas enfermas: todos enfrentan una realidad cada vez más precaria. “Desde octubre no puedo comprar una bala”, dice un vecino de Alamar. “Esto nunca había sucedido”, dice otro de Matanzas.

Y aunque el gas es escaso, el miedo crece. Comprar en la calle implica exponerse a estafas, productos adulterados o ventas clandestinas sin garantías. Pero para muchos no hay otra opción. Las fuerzas de la necesidad.

Cupet insiste en que el producto, hasta ahora, no se venderá en dólares y que cualquier cambio será informado oficialmente. Pero la población no espera comunicaciones: espera gas. No hay horario, no hay fecha estimada, y la paciencia se agota.

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