¿Le gustaría saber cuál es su riesgo de tener la enfermedad de Alzheimer en el futuro? Aunque la mayoría de la gente lo dice, la realidad es que cuando esa posibilidad se ofrece realmente, muchos deciden no saberlo.
Esto es revelado por un nuevo estudio revisado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Washu Medicine), publicado en ‘JAMA Network Open’.
Asó, mientras que el 81 % de los participantes en un estudio realizado en unas 300 personas dijeron que les gustaría saber su riesgo si esta información estuviera disponible, solo el 60 % acordó recibir los resultados cuando realmente se ofrecieron.
Una de las principales razones para rechazar esta información fue el temor de que riñonalpresentará una carga emocional para ellos o sus seres queridos.
Otros mencionaron experiencias personales con la demencia, la falta de tratamientos preventivos disponibles o la creencia de que su memoria actual no justifica la preocupación.
“Hay una tendencia a proporcionar a los participantes de la investigación los resultados de sus pruebas, incluso cuando no hay acciones clínicas claras a seguir”, explica la principal autora del estudio, Jessica Mozersky. “Pero nuestro estudio indica que, cuando se trata de enfermedades graves como la demencia por parte de Alzheimer, las personas deberían tener la opción de no saber”.
El estudio se centró en 274 voluntarios cognitivamente sanos del proyecto de memoria y envejecimiento, un estudio longitudinal iniciado en 1979.
Se hicieron participantes Análisis genético, de sangre y neuroimagen para estimar su riesgo de desarrollar Alzheimer en los próximos cinco años. A pesar de su interés teórico anterior, una proporción significativa decidió no saber sus resultados.
Aquellos con antecedentes familiares de Alzheimer o que se identificaron como afroamericanos tenían más probabilidades de rechazar el retorno de los resultados. En entrevistas posteriores, aquellos que se negaron también mencionaron preocupaciones sobre el impacto emocional, la falta de certeza en las predicciones y la posible afectación del seguro personal.
Mozersky señala que el acceso a tratamientos preventivos efectivos podría cambiar la actitud de muchas personas en el futuro. «Algunos dijeron que, si hubiera un tratamiento, considerarían conocer sus resultados.», Agrega.
Aunque estos resultados no se integran automáticamente en el historial médico de los participantes, podrían registrarse si las personas mismas las comparten con sus médicos. Esta situación plantea nuevas preguntas éticas y prácticas en la investigación biomédica.
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