50 años de ‘Waterloo’, la canción perfecta que catapultó a ABBA

50 años de ‘Waterloo’, la canción perfecta que catapultó a ABBA
50 años de ‘Waterloo’, la canción perfecta que catapultó a ABBA

Un éxito que no envejece. Un canto por una victoria. Una derrota por una coronación. Un tema para toda la vida. Aunque en sus 2 minutos y 48 segundos hay pocas frases ingeniosas y muchas referencias a una sola batalla histórica protagonizada por un solo hombre, es, sin lugar a dudas, una de las canciones más prestigiosas, reconocidas e incluso jóvenes no sólo de Eurovisión. sino del mundo. ‘!Waterloo; Yo fui derrotado, tú ganaste la guerra; Waterloo; Prometo amarte para siempre’. Se trata de Waterloo, una canción al más puro estilo pop británico con letras absurdas y repetitivas pero con una armonización perfecta.

Fue el 6 de abril de 1974 cuando esta canción arrasó en el Festival de Eurovisión y convirtió a ABBA en uno de los grupos más reconocidos a nivel mundial. Pero a pesar de que hoy celebra medio siglo de vida, hasta los más jóvenes reconocen y, por qué no, bailan ‘Waterloo’. En YouTube el video original tiene más de 230 millones de reproducciones mientras que en Spotify tiene más de 313 millones. Datos que, si bien varían teniendo en cuenta la vigencia de la canción, permiten medir el efecto que produce lo que los expertos llaman “una canción perfecta”.

Benny Andersson, Anni-Frid Lyngstad, Agnetha Faltskog y Bjorn Ulvaeus posan tras ser seleccionados por Suecia para el Festival de Eurovisión con su “Waterloo”.

AFP

Nadie, según el experto musical Julián Ruiz, ha conseguido todavía hacer una canción “tan poderosa” como ‘Waterloo’ y que a pesar de los años, señala la artista musical Judith Mateo, no envejece porque es mejor que un buen vino. “La industria no invirtió dinero sino que explotó porque el tema está muy bien hecho y el visionado que consiguió en Europa rebotó en el continente americano”, advierte.

Pero como dicen, por poco. Escrita por Stig Anderson, lejos de ser una letra pensada durante meses, cómo surgió ‘Waterloo’ no podía hacer pensar que acabaría convirtiéndose en una de las canciones más influyentes y exitosas de todos los tiempos.

Y David Bowie decía que no se aprende nada del éxito, que todo se aprende del fracaso. Podría ser la frase para describir la historia de ABBA, o al menos su viaje hacia el estrellato, porque éste, como pocos en la vida, les dio un billete de hasta diez años en las nubes. Hasta 1982 cuando anunciaron su “parada temporal”. Ganaron Eurovisión en 1974, pero lo cierto es que un año antes habían entrado en el Melodifestivalen para representar a Suecia en Eurovisión.

El 10 de febrero de 1973 quedaron terceros con su apuesta ‘Ring ring’. Una derrota que no les impidió editar su primer disco en marzo de 1973 y decidir hablar bajo el mismo nombre: ABBA, acrónimo formado por las primeras letras de cada uno de sus nombres. Así, Agnetha Fältskog, Benny Andersson, Björn Ulvaeus y Anni-Frid se embarcaron durante ese verano en una primera gira por los parques de Suecia. Y aunque empezaron a trabajar en su segundo disco, Björn, Benny y Stig tenían clara una cosa: el Festival de Eurovisión era el camino seguro hacia el éxito.

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Dicho y hecho. Eran conscientes de que debían tener una propuesta pegadiza para triunfar más allá de Suecia, teniendo en cuenta también el título. Y ‘Waterloo’ originalmente iba a llamarse ‘Honey Pie’, nombre que a Frida no le convenció. Estaba hojeando una revista cuando se topó con lo que hoy lleva el título de una canción “eterna”. Era arriesgado, sin embargo, teniendo en cuenta que nunca antes un país había ganado Eurovisión en un idioma distinto al suyo. En parte, por las restricciones del concurso. Sólo entre 1973 y 1977 se permitió no utilizar la lengua materna, prohibición que estuvo vigente hasta 1998.

Una canción que abrió las puertas a todos los mercados internacionales. Así, han alcanzado la cifra de casi 400 millones de discos vendidos en todo el mundo, siendo el primer grupo de pop europeo que experimenta el éxito en países de habla inglesa fuera de Europa.

Repetición hasta el agotamiento

Un análisis superficial de las letras de Waterloo arroja dos impresiones, una de forma y otra de contenido. La más llamativa la podríamos denominar así: repetición hasta el cansancio.

Ya lo dicen en la letra, “el libro de historia en la estantería siempre acaba repitiéndose”.

En Waterloo,

Napoleón se rindió.

¡Oh sí!

Y yo he encontrado mi destino de manera bastante similar.

El libro de historia en el estante.
Siempre se repite

Waterloo,

Yo fui derrotado, tú ganaste la guerra.

Waterloo,

Prometo amarte para siempre.

Y esto es pop, tampoco nos pasemos con el intelectualismo.

¡Mi mi!

En WaterlooNapoleón se rindió.

¡Oh sí!

Y yo he encontrado mi destino de manera bastante similar.

El libro de historia en el estante.

Siempre se repite

“En Waterloo, Napoleón se rindió”, dice.

Bueno, parece que la rendición en sí llegó un poco más tarde, ya que su terquedad era legendaria. Perdió la batalla (contra una coalición de unos siete países) y desde entonces los franceses odian al duque de Wellington y no han probado el delicioso solomillo que lleva su nombre.

¡Mi mi!

En Waterloo, Napoleón se rindió.

¡Oh sí!

Y yo he encontrado mi destino de manera bastante similar.

El libro de historia en el estante.

Siempre se repite

Waterloo,

Yo fui derrotado, tú ganaste la guerra.

“Y yo he encontrado mi destino de una manera muy similar”.

¿Como? ¿Estás bien? Oh, no, ABBA no actúa como un profesor de historia, sino que utiliza esta batalla, en la que decenas de miles de soldados perecieron de manera indescriptible, para compararla con una decepción sentimental. ¡Y por qué no! ¡Cuál es el problema! Lo mismo, vamos…

Aquí tienes una receta. Un ‘soufflé musical’ por así decirlo, desglosado por ingredientes. Y es que habrá que seguir alguna hoja de ruta si lo que queremos es crear la canción pop perfecta. La canción que, un poco como Benjamin Button, parece rejuvenecer milagrosamente año tras año. Para esto necesitaremos:

Aquí las florituras brillan por su ausencia. Lo que necesitamos es una base sólida. Un manual 4/4. Buenos huesos para caldo. Un esqueleto firme sobre el que construir el resto de la casa es fundamental si lo que queremos es que la gente se deje llevar por el ritmo. ¡Bum, bum, bum, bum! Y dejarse llevar.

Decir pop y decir melodía es decir lo mismo. Sé como ABBA, nunca desperdicies la oportunidad de hacer que tus líneas de bajo canten. Quizás tengan suerte y algún despistado se descubra tarareando el cuadro que pinta este instrumento. Pero, y quizás lo más importante, no permita que sea intrusivo. Hemos venido a apretar al máximo el botón del placer. No hay peor tortura que hacer despertar al bailarín nocturno de su trance.

Aquí, sin complejos. Sin moderación ni pudor. Lo que queremos es una melodía impecable y fluida, como un plan de Hannibal y su A-Team. Queremos una operación quirúrgica. Queremos breves y notas a pie de página. La voz, por supuesto, pulida y esbelta. Una gran personalidad no es imprescindible, al fin y al cabo se trata de que la gente empatice con nosotros y para eso tenemos que ponérselo fácil.

¿Y recuerdas eso de la repetición hasta el cansancio? Si te caben cuatro estribillos, mucho mejor que tres. Por favor, si lo que quieres es intentar crear otro ‘Waterloo’, no escatimes en estribillos.

Alguien ya se habrá dado cuenta. Este piano debe haberte resultado familiar. No se diferencia tanto de otros grandes éxitos que los suecos han ido sembrando a lo largo de su más que prolífica carrera (y si no, mirad lo que hace el piano, por ejemplo, en ‘Dancing Queen’). Y si la fórmula funciona, ¿por qué cambiarla?

¡Hola! Eso es todo. Ya tenemos nuestros ingredientes principales. Recuerda agitarte al ritmo de la noche del sábado y prepárate para crear una canción legendaria que seguirá tarareando las generaciones venideras…

¡Oh! Si fuera tan fácil…

Abba supo llevar a Eurovisión todo lo que nunca se había puesto en escena en el festival europeo por excelencia. Un festival que celebró su 19ª edición con 17 países y su puesta en escena sobria y clásica. Pero este grupo de amigos, que nunca anunció su cese definitivo, rompió moldes en una época en la que predominaban las propuestas de música ligera y folclórica. Una actuación que, según la artista musical Judith Mateo, resultó “revolucionaria” por el “espectáculo muy atractivo que montaron, demostrando que esto se podía hacer en Europa y podías ponerte la ropa que quisieras”.

De esta forma, convirtió el festival en la puerta de entrada a la industria musical para muchos artistas europeos. Todo a pesar del tema. Compara la rendición de Napoleón con la rendición de una historia de amor. ¿Y qué peso tiene la letra a la hora del éxito de una canción? En este caso, dice el locutor de radio Julián Ruiz, ninguna. Se trata de una comparación “absurda” que permitió a Suecia llevarse su primer micrófono de cristal donde para Mateo “la música es más importante que la letra”.

Los miembros de ABBA sostienen el trofeo mientras celebran su victoria en la final de Eurovisión de 1974.

Los miembros de ABBA sostienen el trofeo mientras celebran su victoria en la final de Eurovisión de 1974.

AFP

La melodía pegadiza, la letra sencilla y un sonido propio hicieron de su paso por Eurovisión una actuación enérgica, convirtiéndose en la mejor canción del Festival desde 2005. La puesta en escena visualmente impactante, “revolucionaria” para la época, también jugó un papel esencial en la victoria. . “Presten atención a esto”, dijo el presentador de la transmisión en vivo en la BBC. El director de orquesta apareció en escena vestido de Napoleón y en el escenario predominaron las plataformas exageradas, las lentejuelas y los pantalones muy acampanados. Un vestuario “hortera”, único, imborrable y “extravagante” diseñado por Inger Svenneke. Además predominaba una guitarra en forma de estrella. Delante, el primer plano de las dos chicas del grupo, con un movimiento de caderas y miradas cómplices que consiguieron atraer al público europeo con una derrota enamorada. Sin saberlo, el mismo amor que diez años después acabó con el cuarteto debido a la separación de ambas parejas.

No partía como favorito de una celebrada edición de rebote en el Reino Unido. También hay que tener en cuenta que en aquel entonces la tecnología no era como hoy, por lo que la actuación llegó por primera vez a gran parte del público el 6 de abril. Además, la votación no era como hoy. Había en cada país un jurado compuesto por diez personas y un total de diez puntos por jurado que se repartían de forma diferente.

Así, Suecia recibió hasta cinco puntos (la mitad de los que podía otorgar el jurado) hasta en dos ocasiones (por Finlandia y Suiza). En total consiguieron 24 puntos, seis puntos más que Italia. Pero a pesar de ser una canción en inglés, el presentador, Reino Unido, no le dio ningún punto. Quizás porque su representante Olivia Newton-John estaba entre los posibles ganadores y veían a ABBA como un claro rival. Aunque teorías aparte, España, a pesar del éxito posterior de ABBA -tradujeron algunas de sus canciones al castellano-, sólo le dio un punto.

Hay pocas formas mejores de medir el éxito que con versiones increíblemente diversas como estas de

cualquiera

o, para colmo, su aparición en

, la serie que consagra todo lo importante en el mundo de la cultura pop. Una canción, y por qué no, una actuación “hortera” por sus vestidos que, aunque parecía pura estrategia, sólo lucieron para deducirlo de los impuestos que debían pagar en Suecia y así gastar menos. Y esa noche subieron al escenario vestidos como grandes desconocidos y salieron vistiendo trajes de estrellas de la música.

Créditos

  • Texto
    Fernando Morales, Carlos G. Fernández, Luigi Gómez

  • Diseño e infografía
    Álex Sánchez, Sara I. Belled

  • Narrativa y desarrollo.
    Sara I. Belled

  • Edición de vídeo
    Óscar Chamorro

 
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