Cuba. Cicatrices de Girón – Resumen latinoamericano –.

Cuba. Cicatrices de Girón – Resumen latinoamericano –.
Cuba. Cicatrices de Girón – Resumen latinoamericano –.

Por Ventura de Jesús. Resumen latinoamericano, 17 de abril de 2024.

La heroica firmeza del pueblo, decidido a resistir y derrotar la agresión, fue un elemento decisivo en la victoria de abril de 1961.

«Todos querían contribuir a la causa. La gente hacía fila para donar sangre, repartía sábanas y ropa para los heridos, llenaba bolsas con frutas y otros alimentos, preparaba café en los portales”, recordó hace unos años la jagueyana Elsa Cabrera, brigadista de salud en la retaguardia. durante los eventos.

«Apenas se conoció la noticia de la invasión, la gente en la calle vitoreó a los combatientes que pasaban hacia la Ciénaga de Zapata. La alegría fue mayor cuando se difundió la noticia de que Fidel había llegado al centro de Australia.

En el testimonio de quienes defendieron la patria atacada o estuvieron de una u otra manera vinculados con los hechos; En quienes derraman su sangre, en cada uno de ellos, a veces incluso sin poder ocultar el miedo vivido, hay una pequeña porción de nobleza, de dolor y de vida.

EL LEGADO DE NELSON

Ninguna anécdota bastará para comprender el papel que desempeñaron aquellos cubanos que propinaron un golpe decisivo a los invasores.

Uno de ellos fue Nelson Fernández Estévez, quien aún no tenía 15 años cuando la metralla enemiga le provocó heridas mortales. Era el más joven de los patriotas caídos. Tuvo que ver con el manejo de las piezas antiaéreas llamadas cuatrobocas.

El experimentado cirujano matancero Julio Font Tió narró cómo fue tratado Nelson en el hospital de Jovellanos: «La metralla le había atravesado el abdomen; Llegó con la muerte reflejada en su rostro. A pesar de los esfuerzos del personal médico, a pesar de que hicimos lo imposible, no pudimos salvarle la vida.

Según Miriam, la mayor de sus tres hermanas, los juegos infantiles de Nelson consistían en ayudar a su padre en los trabajos del campo, sobre todo ordeñando las vacas y atendiendo los cultivos.

Su complexión física acentuaba su madurez, y quizás por eso ninguno de sus compañeros de batería ni el jefe de la unidad antiaérea a la que pertenecía imaginaba que aquel niño, con apariencia de hombre, tenía apenas 14 años cuando murió. .

NEMESIA, LA DE LOS ZAPATOS BLANCOS

La historia de Nemesia Montano está marcada por el dolor que le provocó la invasión mercenaria. Sigue viendo por todas partes la presencia ineludible de su madre muerta.

No puedo olvidarla, dice, con la mayor naturalidad, y asegura que “su recuerdo me trae recuerdos de mi infancia y también mucha tristeza, sobre todo cuando se acerca el mes de abril”.

La imagen de unos zapatos perforados por la metralla tocó la sensibilidad del ya reconocido periodista y escritor Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí.

Luego de conocer los detalles de la triste historia de Nemesia y su familia, nació La Elegía de los Zapatos Blancos, quizás la nota más alta y humana contada sobre los sucesos de Girón.

REPORTEROS CON PRISA

En aquel evento lleno de hechos épicos que fue el triunfo de Girón, también tuvieron una destacada participación los periodistas cubanos, y todos cuentan sus testimonios con visible orgullo.

Una vez en Australia, y sin conocer el límite de sus poderes en el episodio bélico, uno de los dos se acercó al comandante y se presentó como corresponsal del diario Revolución en Matanzas. Luego preguntó, con cierta bravuconería y tal vez para ocultar su nerviosismo: “Capitán, ¿hasta dónde podemos llegar?”.

“Hasta donde les permitan los pantalones”, dicen, respondió el agente, que debió intuir más formalidad que otra cosa en la inesperada pregunta, y supuso que el verdadero propósito de los reporteros era dejar patente su supuesta valentía.

Real o leyenda, la anécdota perdura y es vista con simpatía por las distintas generaciones de periodistas matanceros.

Guillermo Miró y Manolo García estuvieron entre los primeros enviados por los medios de comunicación en llegar al cuartel general de Australia, donde tenía su sede el Comando, cuartel general de las fuerzas revolucionarias que, bajo gran agitación, organizaron la respuesta a los invasores.

Ellos fueron sólo dos de los reporteros cubanos convocados para un hecho de suma importancia para el destino futuro del país, testigos de excepción de cómo fueron aplastados los invasores en menos de 72 horas.

Manolo y Miró se armaron de valor y llegaron al frente de la batalla. Regresaron sanos y salvos, y ambos vivieron orgullosos de haber informado al mundo de la victoria del pueblo cubano en las arenas de Playa Girón, reflejo de la prédica de Fidel y la determinación con la que lucharon las fuerzas revolucionarias.

En cada encuentro para conmemorar el Día de la Victoria, Manolo y Miró recordaron el incidente, y de inmediato dieron rienda suelta a innumerables anécdotas que enaltecen el prestigio moral de nuestros combatientes en Girón.

NO PUDO SER JUGADOR

Quirino Rojas no podía ser beisbolista. En la invasión resultó herido en una de sus piernas, y eso frustró su sueño de adolescente. Su aportación, sin embargo, contribuyó a la mayor epopeya: la victoria.

Aunque cojeaba y sentía molestias a menudo, nunca se quejaba. Muchos desconocían que el viejo revolucionario resultó herido en Playa Girón.

«Al fin y al cabo lo más importante fue la victoria, algo muy grande para todos los cubanos. Algunos incluso dieron su vida en pos de la victoria. Y eso nos reconforta a quienes apenas estamos heridos.

MI HIJO LLEVA SU NOMBRE

Reynaldo Apolonio Díaz Román fue uno de los tantos protagonistas de la gesta victoriosa del pueblo cubano contra el ataque mercenario. Al relatar sus vivencias de aquella epopeya, su emoción era visible.

Aunque tenía experiencia luchando contra bandidos, quedó muy impresionado por la intensidad de los combates en los alrededores de Playa Larga. Dijo que la aviación los castigaba constantemente.

«El tiroteo fue tremendo. No se escuchaba más que “tatatatatatatata”, y los cañonazos por el medio, por delante y sobre todo por detrás.

«Estaba exhausto y, en medio de una larga pausa, no podía hacer otra cosa que apoyarme en mi mochila. Así me quedé dormido. Luego me enteré de que un compañero de pelotón abrió mi mochila y me cubrió.

«Al poco tiempo me hirieron y casi no conté más la historia. Afortunadamente, el resultado fue nuestra victoria. Después de los combates, pasé unos 20 días más en Girón.

«El 27 de junio de ese mismo año 1961, mi esposa dio a luz a mi primer hijo y mis compañeros me pidieron que le pusiera el nombre de uno de los miembros de la empresa que murió en combate.

«Escribimos los nombres en pequeños trozos de papel y los metemos en una gorra. Al sacar uno aparecía el nombre de Eusebio Rafael Izquierdo Ramírez. Él fue el joven que abrió mi mochila y me cubrió la madrugada del 18 de abril. Mi hijo lleva su nombre.

Fuente: Cuba en Resumen

 
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