La escultura que rinde homenaje a la mujer contemporánea en la Avenida de Segovia cumple 25 años

Velázquez, Goya, Picasso… Son muchos los artistas cuya obra ha logrado perdurar en el tiempo y con sólo escuchar su nombre basta para recordar algunas de sus creaciones. Sin embargo, quienes viven en el centro de las ciudades, en Su vida cotidiana transcurre junto a obras de arte que muchas veces no son consideradas obras maestras (aunque algunas sí lo son). La cotidianidad de su existencia les ha otorgado un papel en el imaginario colectivo más cercano al público, similar al que desempeña esa persona con la que uno se cruza siempre al subir al autobús, y bien diferenciado de ‘Las Meninas’, intocables y frágiles. entre cuatro paredes sobre su pedestal en El Prado.

No es el caso de ‘Guardia Urbano’, que saluda a diario a todo el que pasa por las calles Doctrinos o María de Molina de Valladolid. Algo similar ocurre con ‘Danzando para la luna’, situado en la avenida de Segovia, en el cruce con la calle Mallorca; que este año está de celebración, ya que se cumplen 25 años de su inauguración. Ambas obras son creación de la misma artista, Ana Hernando. Una persona que, como su trabajo, es cercana a la gente, siempre abierta a hablar y compartir emociones.

Originaria de Miraflores de la Sierra (Madrid), el vínculo que Ana mantiene con la ciudad de Valladolid está directamente relacionado con su obra, ya que la ciudad acogió la inauguración de su primera escultura pública. Esto sucedió en 1999, luego de una exitosa exposición individual en el Palacio Pimentel, “la cuarta más visitada ese año en la ciudad”, como recuerda Ana. Dos semanas después del cierre de la exposición, Ana recibió una llamada del Ayuntamiento con el encargo de crear una escultura capaz de rendir homenaje a la mujer contemporánea.

Encuentro con la escultura, una de las celebraciones del 25 aniversario de la inauguración de ‘Bailando por la Luna’.

José C. Castillo

bailando por la luna

La elegida para ello fue la pieza ‘Danzando para la luna’, una obra “muy especial” para la autora, en la que, según ella, se nota su sello personal. La creación, esculpida en bronce en 1999, se encuentra situada en la Avenida de Segovia de Valladolid, en el número 15 (actualmente vallada por obras en la zona). “Fue el trabajo más difícil de realizar”, recuerda el artista. “Sacar la escultura del taller y ponerla por primera vez al servicio de quien pasa por allí fue un desafío impresionante, ya que la obra pública es un examen permanente con considerable dificultad técnica”.

“Siempre he tenido la necesidad de expresar emociones que todos sentimos y muchas veces no sabemos reflejar”.

Los comienzos nunca son fáciles. “No queríamos que estudiara Bellas Artes”, admite Ana, su madre; “Aunque desde pequeña tenía madera de artista”. “Cuando llegaba la Navidad, le gustaba dibujar felicitaciones para toda la familia”. Sin embargo, fue experimentando con plastilina que Hernando encontró nuevas formas de dar rienda suelta a su imaginación. Este inicio en la escultura la llevó posteriormente a estudiar Bellas Artes, momento en el que se especializó en esta disciplina artística, no sin antes encontrar una buena acogida durante su paso por el Instituto Marqués de Santillana de Colmenar Viejo. «Siempre he tenido mucho apoyo de mi trabajo mismo. Ha habido mucha gente que ha conectado con mi trabajo”, afirma.

El escultor, trabajando en la creación de ‘Danzando para la luna’, en 1999.

Ana Hernando

Tras recibir una beca del Ministerio de Cultura en 1997, Ana logró completar la colección de 20 esculturas en las que estaba trabajando en ese momento. Posteriormente se ofreció a exponer su obra en el Palacio Pimentel de Valladolid. «La exposición fue una de las más visitadas de ese año. “Fue muy emocionante venir con amigos y ver que había gente esperando a que se abriera la sala”. Dos semanas después de ese momento, recibió el encargo de una escultura para decorar el barrio de Delicias, ‘Danzando para la luna’, que fue inaugurada en 1999. Su creación, como detalla la artista, fue compleja, pues se realizó de forma rudimentaria. camino en el establo de un familiar.

13 esculturas públicas en Madrid y Valladolid y encargos privados

Tras aquella primera inauguración en 1999, la obra pública de Ana Hernando reúne 13 esculturas repartidas tanto en Valladolid como en diferentes localidades de la Sierra Norte de Madrid, como Colmenar Viejo, Guadalix de la Sierra o su Miraflores natal. En Valladolid tiene otras obras, como ‘Guardia Urbana’, un encargo del Ayuntamiento que recibió en 2002. Con esta escultura, la artista buscó un homenaje contemporáneo a la figura de la policía municipal que representaba la cercanía y el servicio, brindando al rostro de una expresividad entrañable. “El día después de su toma de posesión fue toda una fiesta, con policías vestidos de punta en blanco y caballos”, recuerda emocionada su madre. Sin embargo, una sorpresa mayor para la artista fue la decisión de nombrarla Guardia de Honor Urbana.

‘Bailando por la Luna’, ‘Guardia Urbana’ (en su inauguración en 2002) y ‘Relevo de Nicomedes Ruiz de la Peña’.

El norte

En su taller de Guadalix de la Sierra también se ha realizado el relieve de Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña, que ahora puede verse en el exterior de la casa del poeta en la calle López Gómez. Esta obra también representa otra faceta de la artista, que suele trabajar con medallas, lo que le permitió crear la obra de sólo cinco centímetros de espesor. Hay una anécdota curiosa sobre este relieve. Según recuerda la artista, tras su encargo en el año 2000 visitó la casa del poeta para recabar información que pudiera reflejar su carácter castellano en el retrato que conforma el relieve. «Intenté conseguir fotografías de su mediana edad sin ser un anciano, pero no hubo manera, así que tuve que imaginar cómo podría ser unos setenta años después a partir de sus fotos de los ‘militares’ y las últimas, en la edad de 90 años». “Después de un arduo trabajo, mi sorpresa fue grande al ver la foto que justamente necesitaba, la última tomada para renovar el DNI, en la invitación al recital de poesía que se realizó tras la inauguración del relevo”. Sobre si Valladolid acogerá nuevas esculturas de su creación, Ana responde con humor. “Se dice popularmente que no hay dos sin tres, pero espero que no haya tres sin cuatro”.

Obras sin rostro para que cualquiera pueda verse reflejado

Una de las características de las distintas obras de Ana (a excepción de los retratos) es la ausencia de rostro. Este peculiar “lenguaje propio” de la artista permite que “cualquiera pueda verse reflejado en sus obras”, al mismo tiempo que realiza una síntesis de la anatomía humana y el movimiento. Para ello, el artista busca la esencia de la emoción a través del movimiento.

Una escultura para honrar a las víctimas del covid

Especialmente significativa resulta su composición ‘En un abrazo’, compuesta por tres esculturas situadas en los cementerios de Leganés, Alcalá de Henares y Pozuelo de Alarcón por encargo de Funemadrid como homenaje a las víctimas de la pandemia de la covid-19 y sus familiares.

La artista también produce obras para encargos privados sobre los cuales mantiene estricta discreción a menos que el propietario indique lo contrario. Una de sus últimas esculturas, con líneas que recuerdan a ‘Dancing for the Moon’, fue vista recientemente en la 59 edición de Casa Decor. Su obra ‘Music is in the Air’ (2024) ha estado ubicada en el espacio Pool Suite de Modular Home, dentro del Palacio de la Trinidad de Madrid.

 
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