Guerra, crisis migratoria y Unión Europea: el arte crítico de Avelino Sala en la primera Bienal de Malta – El Salto –.

Guerra, crisis migratoria y Unión Europea: el arte crítico de Avelino Sala en la primera Bienal de Malta – El Salto –.
Guerra, crisis migratoria y Unión Europea: el arte crítico de Avelino Sala en la primera Bienal de Malta – El Salto –.

Nadie nada solo. Bajo esta premisa que evoca el sentimiento de pertenencia a la comunidad, el artista Avelino Sala participa en representación de España en la primera Bienal de Arte de Malta, que se celebra en Villa Portelli hasta el 31 de mayo. Comisariada por Ángel Moya, el creador gijonés presenta cinco obras estructuradas en torno al concepto “Nadie es una isla”(nadie es una isla). Así ha llamado esta colección de piezas artísticas que hacen referencia al carácter global de las revueltas locales, los desastres de la guerra y Europa como fortaleza ante la crisis humanitaria, temas universales no exentos de cierta contradicción por el lugar. desde donde se discuten.

“Vivimos una época caótica, de vértigo, de abismos que se abren continuamente, de cambios necesarios que puedan contrastar el populismo, el nacionalismo y el constante rechazo o miedo a la diferencia y la alteridad”, introduce el artista nacido en 1972. Teniendo en cuenta Basado en Con esta premisa, Sala intenta conectar con el territorio en el que se desarrollaría la exposición: “Malta, como isla, me parece clave como zona de conflicto para tejer un discurso con varios proyectos diferentes que puedan dialogar entre sí. ” Y así lo ha hecho.

Dirigir un mensaje a lo colectivo y comunitario ha sido la columna vertebral de un ideario plasmado ahora en dicha Bienal, cuyo pabellón español ocupa las creaciones de Sala. En ellos predomina el componente estético y visual, lo que no impide que detrás surja un mensaje traslúcido que busca encontrar respuestas a algunas preguntas que siempre han acompañado al ser humano: quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos.

La guerra antes, la guerra ahora.

En lo que ha titulado estadio espejoel artista confronta imágenes goyescas de la serie los desastres y El sinsentido de la guerra con imágenes tomadas de la prensa actual. Sala propone la idea de mirar en un espejo la condición misma de la existencia y su angustia, a la manera de Lacan, y por otro lado confrontar la Historia del Arte con la realidad actual, haciendo un escaneo de nuestro tiempo a través del mirada. de Goya.

El resultado es tan sorprendente como desgarrador dada la similitud de las escenas, unas 40 en total. Venimos de un lugar del que no hemos aprendido nada y del que surgen estas plumas, el material con el que se imprimen las imágenes. “Las plumas son algo que no tiene valor ni peso, algo que se lleva el viento, que se presenta como una metáfora ligera y etérea”. Una metáfora que muestra explícitamente cómo se repiten dramas bélicos de hace siglos con la crisis migratoria o el exterminio en Gaza, como explica el propio autor, lo que confiere a la obra un aura de relevancia.

Piedras contra escudos

Cerca de estas plumas, colocadas una frente a otra, como si fueran el reflejo de los visitantes que pasean por la sala, se encuentra el Museo arqueológico de la revuelta., una obra en la que Sala lleva años trabajando. En él, el artista se convierte en un coleccionista de piedras que provienen de todo el mundo y que son utilizadas por los pueblos durante los conflictos sociales que azotan a cada región de donde provienen.

“Lo que tiene que hacer un artista es hablar de los problemas de la sociedad de su tiempo”, afirma Avelino Sala.

Este irónico juego desplegado como si de una vitrina de archivo se tratase, muestra una serie de piedras recolectadas en diferentes manifestaciones alrededor del mundo, provenientes de los cinco continentes. “Representa una crónica global de resistencia que va más allá de las particularidades de cada una de las acciones de protesta para hablar de la necesidad de actuar ante el claro fracaso de las narrativas construidas hasta la fecha”, añade. Del total de casi 70 piedras que atesora, el asturiano ha podido mostrar unas cuatro docenas en Malta. “Esta obra encaja totalmente en el espacio, una villa de estilo italiano pero decadente que casi se desmorona”, describe.

El poder como escudo. (Consejo de Seguridad de la ONU) Es la siguiente intervención que Sala ha traído desde España a la isla maltesa. Una vez más, el conflicto sale a la luz, ahora en forma de crítica a la violencia subrepticia que constantemente llevan a cabo los cinco países controlados por Naciones Unidas. En este caso ni siquiera pintaron las paredes de la sala que alberga los cinco escudos relativos a Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Reino Unido. “Me interesa la idea de la hipocresía de estos países, en cuyas manos está la paz y la guerra mundial”.

Así, la instalación presenta las banderas de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU sobre escudos antidisturbios de la Policía vandalizados por el lanzamiento de una pintura de los mismos colores que dichas banderas. “Aquí la metáfora visual trabaja sobre un objeto que es capaz de hacer rebotar todo contra él. Estos países son los que deciden si hay o no veto a un alto el fuego y quienes realmente controlan la guerra y la paz en nuestro mundo”, comenta críticamente el autor.

El silencio transformador

Le sigue una pieza de vídeo donde el silencio y lo metafórico toman forma. Llamado 4′ 33” minutos de silencio de minutos de silencioeste tríptico está inspirado en la obra musical de tres movimientos de John Cage 4’33” (1952). Mientras que las interpretaciones de la partitura de Cage enfatizan los sonidos ambientales, el vídeo mudo registra imágenes de políticos, conductores, atletas y espectadores detenidos en masa para honrar a los fallecidos en accidentes, terrorismo o desastres naturales.

Aquí, Sala se apropia de imágenes televisivas de diversas cadenas de todo el mundo para crear un metalenguaje de minutos de silencio con minutos de silencio, sin desperdiciar la ambivalencia y los recursos que también puede activar la idea del absurdo. “Esta visión de deportistas congelados temporal y espacialmente que vemos en los vídeos me parece especialmente relevante en relación con las guerras culturales actuales”, reflexiona.

El artista no olvida cómo, en 2018, un presentador de Fox TV le dijo a LeBron James “cállate y regatea”. Esto animó al jugador a organizar More Than a Vote, una iniciativa que ayudó a aumentar su influencia política, especialmente después de que los Lakers ganaran el campeonato de la NBA en 2020. “El vídeo de los atletas inmóviles contradice el silencio que se espera de ellos, ya que el silencio en sí es Se plantea aquí como una poderosa forma de activismo”, considera el creador.

Un plan de escape para la UE

Finalmente, el autor aborda la identidad nacional y supranacional creada en torno a la Unión Europea (UE) con su instalación plan de escape. La metáfora vuelve a erigirse como principal motor de la obra: todas las banderas que componen la UE salen anudadas de un mástil colocado en el interior de una habitación. Como si de una especie de fuga carcelaria se tratara, las telas atadas entre sí acaban huyendo por una ventana que da a la calle de esta Villa situada en la ciudad de Kalkara.

“Intento no hablar por las personas que sufren estos problemas, porque tienen voz propia, pero sí intento plantearlas en los espacios de arte para que allí también se visibilicen”, resume Sala.

“Es una forma de dejar abierta esa ventana, como idea conceptual de que no está muy claro qué es la UE, un espacio en el que unos quieren entrar y otros quieren salir”, subraya al respecto. “El desmantelamiento de las instituciones es un efecto evidente de la crisis en la que estamos inmersos, del agotamiento de las ideologías, de la incredulidad y alienación de los seres humanos”, añade tajantemente.

¿Dónde se crea el arte de las personas sin hogar?

Entre más de 2.500 propuestas artísticas de más de un centenar de países y 20 pabellones nacionales, el equipo de la Bienal ha seleccionado 80 artistas internacionales para este primer evento. Sala ha sido uno de ellos: “Creo que lo que tiene que hacer un artista es hablar de los problemas de la sociedad de su tiempo. En el fondo generamos artefactos, generalmente visuales, en los que intentamos desarrollar estos conflictos contemporáneos”, enfatiza.

Para Sala, no tiene sentido crear una obra de arte cuyo objetivo final sea sólo la belleza, la estética. “Prefiero tocar algunos temas para hacer que la gente piense diferente y cambie la concepción que tenía de ellos. La revolución no se hará, pero todo suma”, afirma.

Por otro lado, este artista es consciente de la contradicción que supone que un español de clase media ligado al mundo del arte sea autor de obras que abordan conflictos que, con toda probabilidad, nunca sentirá en su propia piel: “Contemporáneo El arte es ya un mundo de contradicciones en sí mismo. Intento no hablar por las personas que sufren estos problemas, porque tienen voz propia, pero sí busco plantearlas en los espacios de arte para que allí también se visibilicen”, concluye.

 
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