su baile en el auto, un crecimiento de un millón y una temporada de Cuadro de Honor

su baile en el auto, un crecimiento de un millón y una temporada de Cuadro de Honor
su baile en el auto, un crecimiento de un millón y una temporada de Cuadro de Honor

A Antonio Rüdiger lLe tachan de “loco” en el vestuario del Real Madrid. Y el alemán, evidentemente, no se pregunta por qué. El apodo tampoco sorprende a la afición, que disfrutó bailando con él en plena calle tras el duelo contra el Bayern. Padre Damián. El salio Rüdiger del estadio y ante la avalancha de aficionados que subieron al coche se puso a bailar. El vídeo de MARCA ya cuenta con más de 10 millones de visualizaciones. Un nuevo viral, como su fútbol. Porque la temporada de Rüdiger No merece que la tapen por sus excentricidades fuera del terreno de juego. Rüdiger es sin duda el mejor central del mundo.

El defensa alemán fue suplente en el primer partido oficial de esta temporada, como ya lo había sido en los últimos de la temporada pasada. Nadie entendió su suplencia hace un año en el Etihad, pero ni siquiera entonces perdió la sonrisa. Desde el primer día que llegó al Real Madrid, Rüdiger Ha dado una lección a sus compañeros sobre cómo afrontar y vivir la profesión de futbolista, ya sea suplente o titular. Siempre con una sonrisa, esperó su momento y ahora disfruta de los mejores días de su carrera.

A Rüdiger le encantan cosas como ésta: ¡70 metros lisos para celebrarlo con sus compañeros!

Vital en la Liga de Campeones

La final de Wembley no se concibe sin Joselu y, por supuesto, sin Rüdiger. El alemán ha sido titular en once partidos, siendo vital en las dos últimas jornadas. Contra el City se secó Haaland en la ida y en la vuelta y marcó el penalti decisivo, asumiendo la responsabilidad del quinto. Capitán sin brazalete, pidió tirar el decisivo, porque a la hora de la verdad siempre da un paso adelante. Fue lo que hizo tras la lesión de Militao primero y la de Alaba después. Cuando el madridismo Pidió un fichaje para el centro de la defensa, Rüdiger se consagró como el mejor central del mundo, un muro infranqueable. Ya nadie duda de que el alemán es uno de los mejores fichajes de la historia del Madrid. Recordemos: costó cero euros.

Contra el Bayern también fue clave. En la ida, con un ejercicio defensivo impecable ante Kane. En la vuelta, tirando del equipo cuando el Bayern se adelantaba y ayudando a Joselu en el 2-1. Porque la asistencia es del alemán, desde la banda izquierda, con la zurda. Minutos antes había dejado solo a Vinicius con un pase desde su campo. También juega mucho con los pies.

Rüdiger levantó la silla de “Alaba” y se la llevó a su “dueño”

Ídolo del Bernabéu

Rüdiger es uno de los jugadores que tiene una canción en el Santiago Bernabeu, lo cual no es fácil. Pero su carisma y dedicación han calado desde el primer día. Sus fans lo adoran y él se nota su cariño dentro y fuera de la cancha. Ya casi no puede caminar Madrid, donde te atacan ya sea que estés caminando o conduciendo. Y en redes ha sufrido un tsunami de cariño desde que marcó el penalti al Etihad. Ha conseguido más de un millón de seguidores en las últimas tres semanas, desde que asumió la responsabilidad de lanzar el penalti ante el City.

El cariño de la afición, sin embargo, no es mayor que el que reciben de sus compañeros o socios del club. Rüdiger es pegamento en el vestuario, asesor de los jugadores más jóvenes y jefe junto a los veteranos. Cuando habla se le escucha y sus palabras aún resuenan en el vestuario tras la noche ante el Leipzig. “No hay nada que celebrar, no hemos hecho un buen partido”. Ayer todo fue gritos, abrazos y bailes, hasta Castellana arriba cuando volvió a casa. Rüdiger sacó todo su repertorio y hasta celebró con la silla de Alaba.

Profesional las 24 horas del día

En casa, sin perder la alegría, Rüdiger Es todo lo contrario, cien por cien discreto. No se verán imágenes con su familia, a quienes protege y mantiene alejadas de los focos. Su vida es suya y el fútbol. Rüdiger es de los que devora vídeos y analiza los equipos y delanteros a los que se enfrenta. Y físicamente, aunque no presume de ellos, los cuida y trabaja en casa cada día. Acaba de reformar su chalet para construir un gimnasio y salas de recuperación. El loco Rüdiger, puro fútbol.

 
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