Segunda vez en la historia que perdió allí en segunda ronda.

Segunda vez en la historia que perdió allí en segunda ronda.
Segunda vez en la historia que perdió allí en segunda ronda.
Nadal este miércoles en Barcelona (REUTERS/Albert Gea)

Los imposibles de Nadal han existido, como es bien sabido, pero quizás haya llegado el momento de dejar de pedírselos. A estas alturas de su carrera, el 22 veces campeón de Grand Slam debe conformarse (y con él, todos) con poder volver a pisar una pista de tenis. En estos momentos despedirse en directo, y no en diferido, es la mejor recompensa posible para la leyenda. Hay que ser realistas: estamos en 2024, la posible última temporada en activo de Rafa, y las condiciones son demasiadas para pensar en grandes objetivos. Hoy, un partido contra una de las mejores raquetas del mundo es un reto en el que el español muy probablemente pierda. Incluso sobre arcilla, superficie en la que ha sido, sin duda, el rey. La derrota se veía venir este miércoles y nada ni nadie contradecía esa teoría: Alex de Miñaur, número 11 de la ATP, podría hacerlo mejor en Barcelona (7-5, 6-1).

El manacorí, cuyo legado es tan marciano como para jugar en una pista que lleva su nombre cuando aún ni siquiera se ha retirado, no se había planteado ningún tipo de reto ambicioso para este Godó. A diferencia de lo que le ocurrió en tantas ocasiones a lo largo de su carrera, la presión se le escapó este año en Barcelona.. El regalo fue, simple y llanamente, ser. Y así lo ha podido apreciar: ponerse las manos en la cabeza con este revés sería todo lo contrario al realismo, con Nadal, hoy.

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Hace unos días era duda que pudiéramos ver al manacorí en uno de los torneos que más alegrías le han dado desde que llegó a la élite. Su ausencia en Montecarlo, unida a las sufridas anteriormente allá por enero, cuando cayó en cuartos de final de Brisbane, hicieron saltar las alarmas por unas molestias abdominales. De nuevo, problemas físicos. Una vez más, las dudas sobre cuánto tiempo le queda en el circuito al que muchos consideran el mejor deportista de todos los tiempos salido de España.

Nadal, durante el Barcelona Open Banc Sabadell (EFE/Enric Fontcuberta)

Sin embargo, ocurrió el milagro. Nadal se probó en el escenario, lució lo suficientemente decente como para adquirir un determinado rodaje en Barcelona, ​​ya fuera mayor o menor, y participó en el evento. Su moneda ha tenido caras por ambas caras. Pudo sumar una victoria más a su palmarés y, sobre todo, estuvo. Todos están felices, no importa lo mucho que sea. avis rarasasí de capital es la sombra que lo precede, viéndolo caer en un segundo round.

Éstas son las actuales circunstancias de clasificación de Nadal: su clasificación, 644, le lleva a poder cruzarse con cualquier persona en cualquier momento. Su 12 heridos en suelo barcelonés, más que nadie, son increíbles, pero el presente es muy diferente a la época en la que los conquistó. Ahora, lo que importa no es ser campeón, sino ir partido a partido, coger sensaciones (“han estado buenas”, reconoció) y, sobre todo, poder aparecer.

Es un escenario atípico el que nos ha tocado vivir, en cuanto al relato aplicado a Rafa. Verlo comenzar un partido en arcilla desde abajo y perder el servicio es algo que vale la pena mencionar porque no tiene precedentes. El caso es que, Durante algunos partidos, hubo licencia para soñar en un signo distinto al que estaba predestinado para el partido.. Fue así porque Nadal consiguió empatar el marcador y ponerse por delante, yendo de menos a más y amenazando la hegemonía de De Miñaur. ¿Otro regreso de la colección?

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Demasiado bonito para ser verdad. Eso impulso Se desperdició en el tramo final de una primera carrera a la que se reincorporó el australiano. Una vez que la suerte del romper Él le sonrió, el parcial era suyo. Con un partido en blanco, uno de los tenistas más en forma de la actualidad lanzó el mensaje esperado: iba a ser muy difícil que la ‘Nadalada’ tomara forma.

Como Nadal, pese a poner todos sus esfuerzos en que no fuera así, no pudo evitar un nuevo break, al poco de iniciar el segundo set, la eliminación estaba cada vez más cerca. inexorablemente. Había llegado el momento de poner apoyar devolver. En una competición casi inaudita en tierra batida para Rafa: es sólo la cuarta vez que cede con una R32. Segundo de su vida en Barcelona.

Nadal, a punto de servir en Barcelona (REUTERS/Albert Gea)
Nadal, a punto de servir en Barcelona (REUTERS/Albert Gea)

Para encontrar el primero hay que desempolvar la enciclopedia: 3-6, 6-2, 6-1 ante Álex Corretja en la edición de 2003. Madrid, esperamos, sea la siguiente parada de una gira con Roma, Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos, de nuevo en París, también como episodios muy esperados. Se cumpla o no el pronóstico más optimista, una cosa está clara para Rafa: Carpe Diem.

 
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