Inédita negociación de la Nación con distribuidoras para importar gas durante el invierno

Martes 16.4.2024

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Última actualización 19:39

El Gobierno nacional ha llamado a las empresas distribuidoras de gas natural a través de redes a negociar la posibilidad de que ese sector sea el encargado de adquirir el combustible necesario para cubrir el pico de demanda residencial de este invierno, del que solo falta un mes.

Las conversaciones no son nuevas y están completamente fuera de lo previsto por el marco regulatorio con el que se privatizó el sistema de gas natural en Argentina en los años 90, cuando la producción propia aún alcanzaba para alimentar a los hogares y sólo había que hacer interrupciones a las industrias. en determinados días de temperaturas muy bajas. El GNC aún se encontraba en una etapa embrionaria y se confiaba en una expansión del sector petrolero y del transporte de gas que garantizaría el crecimiento natural de la demanda. No fue así: la producción creció con Vaca Muerta pero todavía no existe el sistema de transporte necesario para que el país aproveche esa enorme ventaja.

En definitiva, hoy la Secretaría de Energía de la Nación espera que las empresas distribuidoras (Metrogas, Naturgy, Camuzzi, EcoGas, Gasnea, Gasno y Litoral Gas) sean las encargadas de comprar el gas y luego distribuirlo, también en invierno, cuando se produce. En Argentina no es suficiente. En resumen: el gobierno del presidente Javier Milei no quiere que la empresa estatal Enargas asuma la propiedad de estas operaciones de comercio internacional y, sobre todo, las pague.

Antes de asumir como canciller, Diana Mondino dio una pista de cómo iba a proceder el nuevo gobierno con el sector energético. Fue cuando la sorprendió con su afirmación de que los gasoductos no los debe hacer el Estado, sino los privados (como el de Néstor Kirchner, que sigue desaprovechado en todo su potencial). Más allá de su discutible argumento de que esta infraestructura pública no genera beneficios a la población, su intención siempre estuvo a la vista: dejarlo todo al mercado, incluso las decisiones vitales de planificación. De hecho, se trata de un extremo que aún no es visible en ningún país, pero que fue central en la campaña electoral.

En un modelo en el que el objetivo es acabar con todas las formas de participación estatal y subsidios (que todavía existen parcialmente para el 70% de los usuarios) la idea es que con la suma de todas las facturas de todos los usuarios en todo el país los “costos reales”. ”del sistema se pagan. Y los beneficios para las empresas, por supuesto. Aunque la situación de cero subsidios aún está lejana porque el sector público sigue siendo responsable de una parte del consumo, esa es la dirección oficial.

El razonamiento desde la lógica gubernamental sería, si durante todo el año cada distribuidora compra gas al mercado mayorista, ¿por qué no durante el invierno, aunque haya que importarlo? El problema es que comprar GNL en barcos en el mercado mundial es al menos dos o tres veces más caro que el BTU criollo.

Entre otros aspectos a negociar entre el gobierno y las distribuidoras, en una posible operación de este tipo, aún no está claro quién sería el responsable de financiar estos envíos. En teoría, según las normas regulatorias vigentes, las empresas que distribuyen gas natural no deberían ganar ni perder dinero por el mayor o menor consumo de los usuarios… pero el gas que hoy se quema en una estufa de Mendoza o en una cocina de Santa Fe está bien. Los clientes finales sólo podrán pagarlo en un plazo de dos meses o más, dependiendo de los períodos de facturación. ¿Quién paga esa financiación?

Hoy el gas producido en el país sería suficiente, pero todavía no es posible transportarlo a todas las regiones. No se ha podido utilizar el gasoducto Néstor Kirchner al 100% porque las obras complementarias quedaron paralizadas y, además, la ejecución de la obra de reversión (inversión del sentido del flujo) del gasoducto Noroeste, clave para el abastecimiento invernal, ha sido retrasado. de las provincias de Córdoba, Tucumán y Salta. Estará listo en septiembre, cuando ya llegue la primavera.

Hasta ahora, esa región recibía gas importado de Bolivia, pero el país altiplánico ya anunció que priorizará su principal mercado: Brasil. En años anteriores, estos dos actores internacionales (principal proveedor de gas convencional y primer comprador en el Cono Sur) proveyeron gas a Argentina: uno vendiéndolo aquí, el otro no comprándolo. Hoy es difícil que algo así se repita.

Sin gas de Bolivia, el volumen a importar será mayor para cubrir la demanda de todo el país que, aún con cierres de válvulas a las industrias, no alcanza cuando hace frío. A pesar de los discursos dominantes en décadas anteriores, el país nunca logró la autosuficiencia (o la llamada soberanía energética) y la importación de buques con gas natural licuado (GNL) añadió un mayor déficit al comercio internacional.

Días atrás, un sitio web de la ciudad de Mendoza preguntaba a sus lectores si, ante el aumento de los precios del gas natural a través de redes, ya habían encendido la calefacción. El 75% respondió que sí, que a pesar de su costo ya lo habían hecho. Mientras tanto, en Santa Fe pensar en estufas todavía parece lejano. Sin embargo, para el sector energético el invierno está muy cerca.

Queda apenas un mes para los dos meses más duros. Y entre otros temas aún pendientes está el suministro extra de gas natural que Argentina requiere desde hace décadas durante los meses fríos, cuando el consumo de los usuarios residenciales sube notablemente y que, sin el gas de Bolivia, será aún más complejo. .