
“El equilibrio final es positivo, dentro de la desgracia”. La cita, resonante y sobria, es de Elvira Garrido-Lesticho, el jefe de la mayor operación de identificación de muertes en España hasta el siglo. Ni siquiera 11 m dejaron un mayor número de cuerpos para identificar. El Dana el 29 de octubre devastó 78 municipios, principalmente en la provincia de Valencia, y dejó 224 fatalidades confirmadas y tres desaparecidos.
Incluso conmocionado, y poco más de un mes para su jubilación, el Director del Instituto de Medicina Legal de Valencia (IMLV) aclara que “el servicio brindado a los miembros de la familia, dando a sus seres queridos identificados en un tiempo récord, fue un trabajo muy gratificante que amortigua todo lo que hemos vivido”.
El jefe de este organismo ha compartido su experiencia en un día organizado por el Basque Institute of Legal Medicine (IVML), su equivalente en Euskadi, y celebrada en el Bilbao Medical College el lunes pasado. Más de cien profesionales asistieron a la reunión, incluidos comandantes e inspectores de la Guardia Civil y la Policía Nacional, que también participaron en trabajos de emergencia.
El principal desafío, recuerda el líder, era actuar en una situación cuyo alcance era completamente desconocido. “Desde el punto de vista médico formal, mostramos que somos un organismo nacional, incluso si somos transferidos o no”, dice. “Haber tenido un coordinador para eventos con múltiples víctimas fue decisivo, al menos para mí”, revela este Madrid con 40 años de experiencia profesional.
Garrido-Lestalle se refiere a la figura responsable de grandes catástrofes de IMLV. “Tenía toda la documentación preparada, sabía cómo establecer los levantamientos y todo el personal reconoció como jefe en este tipo de situación. De hecho, nos había estado formando a través de simulacros”, dice.
El “gran descanso” del director se llama Alfonso Colorado. Este médico forense llegó a la posición “por casualidad”, después de “en contacto con el alcance de las catástrofes”. Su trabajo durante los días siguientes fue, principalmente, dirigir la estrategia de levantamiento del cadáver junto con el liderazgo de los líderes del servicio. “Lo más difícil de manejar, al principio, era la incertidumbre, como los falsos rumores sobre las víctimas fatales en ese garaje Bonaire. Fue una situación incómoda porque no sabíamos si nuestras previsiones iban a ser suficientes”, reconoce.
Equipo de encuesta
En las primeras horas, Colorado distribuyó al equipo en diferentes áreas funcionales. “Los cambios se dividieron para garantizar que hubiera personal disponible en todos los espacios de tiempo, incluso durante la noche”, explica en una entrevista para el país, después de su intervención en el evento.
-“Nuestro equipo de levantamiento compuesto por 57 personas fue el primero en movilizarse, ya que los cuerpos todavía estaban en el sitio del incidente”. Cuando los cuerpos llegaron a las instalaciones de IMLV, los otros grupos fueron activados: personal de autopsia, que realizan estudios médicos legales; Recopilación de datos Antes de la muerteresponsable de entrevistar a las familias de personas desaparecidas; de Identificación y registro, responsable de administrar toda la documentación y el cruce de datos; y atención a las familias. “Todo se organizó en turnos para garantizar que todas las áreas estuvieran cubiertas durante las 24 horas”, dice este profesional que comenzó a hacer ejercicio en 2007.
La parte más delicada de todo este proceso ocurrió en la identificación de los cuerpos. Cada cuerpo estaba marcado desde el primer momento con un código numérico único. Es un trabajo en el que, más si es posible, no puede haber errores. “La identificación incorrecta no solo afectaría a una familia, sino que podría cuestionar todo el sistema”, advierte. Al cruzar los datos Antes de la muerte Con los del levantamiento y la información post mortem —El obtenido, principalmente, en la autopsia, si existe la más mínima duda, el caso no está cerrado. “Cada identificación se valida a fondo”, enfatiza.
Fallas reconocidas
A pesar del reconocimiento general del dispositivo, sus profesionales apuntan a aspectos mejorables. Garrido-Lastuche reprocha la existencia de dos oficinas Antes de la muerteque forzaron desplazamientos evitables de los familiares de las víctimas. Si no hay cambios, “esta situación se repetirá en situaciones similares en cualquier parte de España donde la Guardia Civil, la Policía Nacional u otras actos de la fuerza policial, como Ertzaintza en el país vasco”, advierte.
También habría “facilitado las cosas mucho” un procedimiento similar en el campo judicial. “Extrañamos un solo órgano, en lugar de los diez jueces o magistrados que llevaron a cabo su archivo”. Por otro lado, hoy todo está centralizado en la corte de instrucción número 3 de Catarroja.
En el nivel interno, “compartir la misma ubicación con el Instituto Nacional de Toxicología habría permitido una mejor coordinación con muestras de ADN”. Y admite algo que los sorprendió: “Fue el UME quien detectó la participación psicológica en mis compañeros de clase, especialmente en la sala de custodia y la entrega de cadáveres. No habíamos contemplado la asistencia psicológica al personal de IMLV, tal vez porque nunca habíamos vivido un evento de esta magnitud”. A partir de ahí, se activó el servicio de psicología de Generalitat Valenciana.
El director del Instituto evita hacer críticas políticas. “Soy una técnica, solo miro las puertas en las puertas”, argumenta, pero agrega: “Tuve un apoyo incondicional tanto del gobierno valenciano como del gobierno español. Lo único que nos afectó fue la presión y la demanda de datos”.
En este sentido, recuerda que, al principio, se difundió información diferente entre la prensa, el gobierno central y su cuerpo. “Gracias al director del gabinete de prensa del Tribunal de Justicia Superior, que siguió a lo que se contempló en el protocolo de grandes catástrofes, se estableció que solo se administrarían datos oficiales a las ocho de la mañana. Si hubiera datos para otros canales, no eran oficiales”. Un éxito, en su opinión.