Miqui Puig (L’Ametlla del Vallès, 1968) es un collie fronterizo, hiperactivo, siempre inquieto, en movimiento constante, como Pancho, el hermoso perro pastora que todas las mañanas, a horas prematuras, buscarán que lo acostará para caminar. Cantante, productor, DJ, gerente, presentador de televisión, locutor de radio, editor de Cultured Musical Magazines … ahora agrega una nueva experiencia a su extensa carrera con la publicación de No quería ser Miqui Puig (Magazzini Salani, 2025), aunque quién era el líder de Los singles Él enfatiza que la escritura de esta autobiografía en particular ha sido mucho más que agregar un nuevo capítulo a su carrera artística. El trabajo, escrito desde periódicos que se acumulan desde 1992No es solo una compilación de recuerdos personales, sino también una especie de Exorcismo emocional. “Es lo que más me ha hecho”, explica el autor de Bonito es y otras canciones de amor pop que son una parte indisoluble de nuestra banda sonora vital. “Pero esto se ha ido”, dice. El libro es, sobre todo, una inmersión honesta y serena en su vida, un retrato íntimo y, al mismo tiempo, un testimonio generacional.
No quería ser Miqui Puig Es, sobre todo, una inmersión honesta y serena en su vida, un retrato íntimo y, al mismo tiempo, un testimonio generacional
Miqui Puig quería huir deliberadamente del estilo habitual de memorias musicales. “No quería hacer un libro de rock”, insiste. “Quería hacer un ejercicio literario”. Y ha tenido éxito: una de las grandes virtudes del trabajo es su melodía en prosa. Inspirado en obras como Paciente: la historia real de una enfermedad rarapor Ben Watt. “Mucha gente me preguntó: ¿habrá muchas tiras? Y no, no tengo ganas de agrietarse”.
Una parte clave del libro son los boletos de los periódicos, pequeñas píldoras que abren cada capítulo (cada una centrada en uno de los aspectos que han marcado la personalidad del artista: amor, muerte, moda …) y que revelan la evolución de Un artista que, a lo largo de los años, ha aprendido a vivir con sus inseguridades y contradicciones.. “He escrito todos los días desde 92. cuando me levanto, siento el desayuno, escribo … a veces es trivial, a veces hay cosas geniales, a veces hay reflexiones”, explica. Este hábito ha sido fundamental para dar forma al libro, pero también para mantener viva su necesidad creativa. El proceso de escritura, sin embargo, no ha sido fácil. Durante la pandemia, estaba a punto de tirar sus periódicos. Lejos de deshacerse de ellos, los recuperó descubriendo en ellos una amenaza (agradable): “Esto me hará daño, un día me lastimaré con esto …”, repitió. Y, de hecho, el daño se produjo en forma de confrontación con el pasado, con los errores, con las decisiones tomadas. Del mismo modo, No quería ser Miqui Puig No busca hacer las paces con nada ni a nadie, pero ofrece una especie de catarsis, una liberación. “Hacer las paces, no … pero escribir el libro, me ha calmado. Se ha eliminado mucho, pero me ha calmado”.
Retrato personal, radiografía generacional
Miqui Puig es reclamado como un disidenteONU OutsiderAlguien que nunca ha terminado de encajar en la industria de la música catalán y española. Tanto en su carrera artística como en el libro, muestra este desacuerdo con la honestidad y con una lucidez que lo distingue. “Es un poco como la incomodidad de Miqui Puig, él es un personaje que está allí, pero eso molesta a todos, porque no sabes dónde localizarlo”. De la misma manera, admite que ha tomado el libro porque necesitaba encontrar el momento adecuado: “Ha llegado a un buen momento. Quería. Lo tenía claro”. No quería ser Miqui Puig Llega en un momento de madurez vital y artística, en el que Puig se siente más seguro para mirar hacia atrás y poner el orden en el caos. “A medida que hacemos, es cuando somos mejores”.
Miqui Puig ha convertido su vulnerabilidad en literatura, su memoria en un documento y su desatado en una voz clara, que rezuma dignidad y pasión.
El libro también es inevitablemente, Una historia de educación sentimental y sexual. Puig no esquiva temas incómodos de su generación: “Fuimos misóginos porque no nos habían enseñado nada más. Teníamos miedo. No sabíamos cómo amar de otra manera. El cantante expone cómo su entorno y capacitación emocional han sido marcadas por décadas de cambios sociales, políticos y culturales vividos, especialmente desde Barcelona, una ciudad que ocupa un lugar central en su memoria y en el libro. Aunque el libro es profundamente personal, Puig también encuentra un valor colectivo: “Todo el retrato personal es una radiografía generacional. Y tal vez para eso, su testimonio resuena con personas muy diversas, incluso con aquellos con quienes no tiene un enlace directo: “Estoy recibiendo comentarios muy diversos de peña, personas que no me esperaban …” con No quería ser Miqui PuigEl artista ha dado un paso valiente. Ha convertido su vulnerabilidad en literatura, su memoria en un documento y su desatado en una voz clara, que rezuma dignidad y pasión. Un libro que no busca gustar, pero explicar.