“Las tres cuartas partes de ‘Guardián de Dragones’ se hicieron en mi casa de Llanes” – .

“Las tres cuartas partes de ‘Guardián de Dragones’ se hicieron en mi casa de Llanes” – .
“Las tres cuartas partes de ‘Guardián de Dragones’ se hicieron en mi casa de Llanes” – .

Seguramente algún día rodará una película sobre mitos y leyendas de Asturias. Mientras tanto, el director de animación Abraham López Guerrero, nacido en Madrid pero criado entre Llanes y Gijón, da un gran golpe en un género para atrevidos: el viernes se estrena “Dragonkeeper”, la primera macroproducción chino-española de animación dirigida por Salvador Simó y Jianping Li. Adaptación de las novelas de Carole Wilkinson, contó con un presupuesto de 24 millones de euros y requirió más de siete años de trabajo. Abraham López ganó el “Goya” al mejor cortometraje de animación en 2021 con “Blue & Malone: ​​casos imposibles”.

Imagen fija de “Dragonkeeper. Guardián de los dragones.

Asturias, en primer plano. “Las tres cuartas partes de ‘Guardiana…’ se hicieron en Asturias, en mi casa de El Cuetu Meré (Llanes). Y estoy escribiendo una novela que se llama ‘Mare Monstrum’ con mucha mitología asturiana y celta. Y en mi próxima película, ‘El viaje imposible’, aparecen xanas y se menciona el trasgus…”

Mira qué pasa. “La aceptación de ‘Guardiana’ está siendo muy buena. La gente no se esperaba una película tan poderosa. Hay que tener en cuenta que con una décima parte del presupuesto de Pixar o Dreamworks vamos a intentar hacer nuestras propias superproducciones internacionales. Un enorme esfuerzo de ambición. Sin el apoyo económico chino no hubiera sido posible, es un caso de ganar-ganar (beneficio mutuo). China es un gran país con una gran tradición y una gran cultura, pero en animación hemos liderado la película. Esto demuestra lo generosos que han sido y lo comprensivos e inteligentes que han sido. Estamos tocando su símbolo nacional, su mitología, y nos han dejado hacerlo sin interferencias, aunque avisándonos, claro.

Alojado en China. “Va a ser brutal, creo. Son muy propios, pero los libros de Carole Wilkinson son los más vendidos allí. La película tiene una narrativa universal pero es muy respetuosa con sus propios íconos, sus propios sentimientos”.

Un proyecto largo. “Desde que surgió la idea hasta ahora son más de siete años. Yo solo he pasado tres años y medio, que es mucho para una película animada, normalmente son dos años”.

Un director de animación es… “Salvador Simón es como el director de orquesta que delega y tiene al jefe de los violinistas, al jefe de los oboes… Yo sería para todos los efectos como el director de actores. Cómo se mueven los dragones, los monstruos, las criaturas… Cómo es la acción, las peleas… Es una película donde hay mucha fantasía y hubo que inventarla. Todo el trabajo es fruto de una estrecha colaboración con Salva, no puedo decir que sea exclusivamente mío. He sido como su hombre. fuerte”.

Como los de antes. “Es una película como las clásicas de los 80, ‘Los Goonies’, ‘Indiana Jones’… Tiene más que ver con esas películas que con ‘Minions’, digamos. Se trata más de aventura, de drama, muy emotivo, muy sentimental. Y tiene un poco de diversión y risas”.

La técnica. “Se hace en computadora, pero todo es muy manual. Es como si fueran marionetas virtuales. Tienes que colocarlos dibujo a dibujo. Lo que pasa es que en vez de dibujar con la mano, dibujas con el ordenador. No hay nada que la máquina sola pueda hacer”.

Nada de princesas de Disney. “Simón lo tuvo muy claro. ‘Pin’ tenía que ser una auténtica heroína. No quería clichés ni arquetipos. Me inspiré mucho en mi propia hija de 10 años, Olivia, le enseñaba vídeos de ella a Salva y él me hablaba de su experiencia como padre. ‘Pin’, una niña frágil, insegura, y a la vez muy poderosa, descubre su poder como lo hacen mis hijas cuando les enseño algo y consiguen hacerlo mejor que yo, de esa manera natural e insegura. La heroína. “Tiene una trama muy humana con muchas capas, muy profunda, con muchas contradicciones, con muchos momentos más cercanos a la realidad que a las historias de Disney”.

Una imagen de la película “Dragonkeeper”.

Pegado al móvil. “Si veo niños viendo películas en sus teléfonos móviles me deprimo mucho y me siento muy ‘boomer’. Pero tenemos que intentar entender. No se puede desde la pura crítica, hay que ver cómo seríamos si nos hubieran bombardeado las redes sociales. Hemos tenido la calle, hombre. Hemos comido prau. No puedes ir como un padre mirándolos y señalándolos con el dedo. Con mis alumnos del área de animación del centro universitario ‘U-tad’ me siento a trabajar en sus cortometrajes. ¿Sabes cómo es esto? Les digo ‘El Padrino’, y como no lo vieron lo metimos en el auditorio”.

La IA. “La Inteligencia Artificial es como la fuerza de los Jedi. Hay un peligro si hay alguien que lo usa para el mal y luego se convierte en Darth Vader, es decir, reemplazando cualidades y puestos de trabajo, reduciendo costos a toda costa, ese es el camino del mal. Y habrá gente que lo use así y veremos cosas feas y malas. Lo peligroso es el mal gusto, más que la IA. Pero en manos de verdaderos artistas y narradores, es la Fuerza la que permite cosas maravillosas, hechas con bien. con criterios, con ambición, con exigencia, con humanidad. Lo uso mucho en muchos entornos, como el educativo. Me gusta mucho más la palabra robot que Inteligencia Artificial, todo el mundo la entendería mucho más. “Un robot que sea original es como pedirle a una planta que no crezca hacia arriba”.

 
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