Con los 182.000 millones de pesos que reportó Colchones Paraíso en 2021 como ingresos operacionales, todavía no había señales claras de que pudiera llegar a la liquidación, pero sucedió. En 2019 producía 500 colchones diarios, con 1.600 empleados, de los cuales solo quedan 700 y ninguno recibe salario desde octubre de 2023. Ahora, comienzan a hacer fila para reclamar sus pagos atrasados, en medio del proceso judicial iniciado. para cerrar la historia de una empresa que tuvo éxito y acabó en quiebra.
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La distribuidora de colchones Paraíso, luego de haber sido fundada en 2010, como Dream Rest Colombia, contaba con 170 almacenes en el país y ubicaciones de fábrica en varias ciudades, principalmente en Bucaramanga, Cali, Medellín, Barranquilla y el departamento de Cundinamarca.
En enero de 2024, cuando los problemas ya eran mayores, llegó la protesta laboral: un grupo de empleados se sentó con funcionarios del Ministerio de Trabajo y representantes de la patronal para buscar acuerdos sobre las deudas relacionadas con la seguridad social de los trabajadores activos y ex trabajadores. de la compañia.
Ese es sólo uno de los dramas sociales que desencadena la liquidación de una empresa. Las cifras de la Superintendencia de Sociedades muestran que, al cierre de 2023, los procesos de insolvencia empresarial -incluyendo reorganización, acuerdos en ejecución y liquidación- sumaron 4.473, cifra no sólo superior a la de los tres años anteriores, sino también a la de 2019, cuando aún no se había declarado la pandemia.
El año pasado, el 71,1 por ciento de los casos fueron de reorganización y el resto de liquidación, según el Atlas de Insolvencia revelado por la entidad. “Quiere decir que la mayoría son empresas que aprovechan estos procesos para salvarse, hacer acuerdos con acreedores e incluso para que las que están en liquidación puedan regresar a reorganización”, argumentó el Superintendente de Sociedades, Billy Escobar Pérez.
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