Los argentinos nacemos con el sabor del Malbec en la boca, es como una huella en nuestro ADN paladar. Por eso es difícil sacar conclusiones sobre el Malbec, porque toca nuestras fibras íntimas.
Por eso es interesante conocer las opiniones que tienen los especialistas extranjeros sobre el Malbec. ¿Es lo suficientemente bueno como para hacernos sentir orgullosos?
Enólogos, gourmets, bodegueros, extranjeros de distintos países que han hecho del Malbec una forma de vida, recuerdan la primera vez que bebieron Malbec argentino y cómo eso les cambió la vida.
Malbec descubre nuevos horizontes
Arnaud Frésard (Suiza) Propietario de la bodega 3Sapas
Mi historia con Argentina comenzó con el vino, especialmente el Malbec. Cuando probé el Malbec por primera vez no fue en Argentina sino en Suiza, donde se encuentran muchos vinos argentinos.
Ya había probado el Malbec europeo, que es diferente, le falta maduración y no te da la fruta. Cuando probé el primer Malbec argentino pude ver que esa maduración estaba en su punto y tiene esa suavidad y esos aromas frutales que son mucho más marcados que un Malbec de otro lugar.
Quien viene a Argentina, el primer vino que prueba es el Malbec. Entonces probé muchas en Argentina y es una variedad que me gusta mucho, porque tiene buen cuerpo, y esa suavidad y aromas a frutos negros y hojas, según la zona.
Y eso es muy bonito, porque si se consigue bien con un buen equilibrio entre taninos y acidez da como resultado un gran vino. El cambio también es muy interesante, porque al principio los Malbec estaban a medio madurar y se utilizaban para hacer el corte bordelés para darle color.
Aquí en Argentina encontró su terruño desarrollar y mostrar todo el potencial varietal que tiene.
Yo diría que el Malbec tiene una marca muy fuerte en el mundo y la gente lo asocia con Argentina. La desventaja es que al estar muy asociado a Argentina es difícil ofrecer otra variedad a los extranjeros.
Creo que con el tiempo el Malbec irá dando paso a otras variedades, pero hoy la bandera de Argentina es el Malbec y seguirá siéndolo por 100 años más.
El Malbec necesita ser más complejo
Gerald Gabillet (Francia) Enólogo en Cheval des Andes
Mi primera experiencia fue con un malbec francés y no tenía una imagen muy positiva de los vinos de Cahors (de donde es originaria la cepa malbec, llamada cot). Pero cuando probé los primeros Malbec argentinos entendí la razón por la que Argentina tuvo éxito: era un Malbec más suave, más expresivo, más frutal y eso me encantó y me dejó buenos recuerdos.
El Malbec es un componente clave de nuestro corte para darle más accesibilidad y no esperar años y años a que se estabilice y se abra. Creo que en la visión del Malbec argentino hay dos categorías: la de los malbecs fáciles de consumir, de placer inmediato, y en esa Argentina demostró que es líder mundial porque tiene un perfil fresco.
La segunda categoría es la de vinos icónicos, y en eso me gustaría que los argentinos se arriesgaran un poco más en hacer cortes para hacerlo más complejo y jugar realmente entre los grandes vinos icónicos del mundo.
Creo que al Malbec le falta un poquito más de variedad para ser más. Digo esto porque en Cheval des Andes estamos en ese camino, aumentando la proporción de Cabernet Sauvignon en la búsqueda de complejidad y sofisticación, que es el paso que debe dar el vino argentino. Es una filosofía y una visión: en Cheval des Andes defendemos el principio de que hacemos vinos argentinos y que se puede hacer este tipo de vino sofisticado: los enólogos están abriendo los ojos a lo positivo de hacer cortes.
Allí tienen miedo por su falta de experiencia y la anticipación a la evolución del vino les frena. Pero correr el riesgo de hacer recortes abre muchas puertas. En estos 6 años que llevo en Argentina veo que los argentinos somos un poco cerrados y hay que entender el sabor de afuera porque cada vez se exporta más y el mundo pide un poco de complejidad.
Para mí, el futuro del Malbec pasa por complejizarlo si las bodegas pretenden competir con los grandes vinos del mundo. Necesitamos Malbec, es una variedad que le da grandeza clave a un vino para consumo en los primeros años, en justa proporción.
Malbec tiene el lenguaje del terroir
Edward Holloway (Irlanda) Asesor gastronómico Casa Agostino, Alfa Crux, Restaurante El Hornero
No recuerdo el primer Malbec de mi vida, pero sí el primer Malbec que bebí siendo mochilero paseando por Argentina, cuando me enamoré de la que ahora es mi esposa y me quedé aquí: era un Críos de Susana. Balbo en 2005 que tomé en una pizzería de Palermo.
En este primer momento era interesante probar un vino tan fácil de beber, tan redondo, que no tuviera taninos fuertes. Muchos de los Malbec que había probado tenían un sabor más terroso, duro, casi rústico. Y el Malbec argentino de repente fue un vino fácil de beber y disfrutar y ahí nació el Malbec para el mundo.
Con el paso de los años aprendimos lo diverso que puede ser el Malbec, pasando desde este estilo joven y fácil de beber hasta vinos complejos que evolucionan con los años de crianza. Lo que tiene el Malbec que me fascina como chef es que transmite de una manera muy clara el terroir de donde viene.
Permite mucho más que cualquier otro varietal, es como si tuviera el lenguaje del terruño donde nació: el Malbec de clima frío del sur es muy diferente al Malbec salteño, por eso es un vehículo que realmente permite transmitir el terroir.
Recientemente diseñamos un menú en El Hornero junto a Andrés Rosberg y el maridaje desde el primer plato hasta el último es con malbec, desde un vermut hasta un rosado, luego algo con más cuerpo, luego un malbec complejo, un vino dulce y hasta un Malbec blanco, impresionante, con una sola cepa podemos hacer un menú de pasos maridado.
Malbec fue el primer gran vino internacional
Iduna Weinert (Brasil) Propietaria de Bodega Weinert
Para mí el Malbec siempre ha sido parte de mi vida desde que nací y crecí en Weinert desde nuestra primera cosecha en 1977 cuando mi padre Bernardo Weinert, encantado con los vinos argentinos, recuperó una antigua bodega y puso todo su esfuerzo en elaborar vinos de la la mejor calidad posible, tan buena como la francesa o la italiana.
En aquella época el Malbec era una uva más, se utilizaba para el corte y se comenzó a cuidar más el aspecto de la calidad de la producción tanto en el viñedo como cuando se almacena en grandes barricas, y se le dedicó un lugar de respeto a la uva Malbec. . y protagonismo a nivel enológico.
Desde que comencé a trabajar con mi padre hace 20 años hasta hoy, veo una diversidad fascinante en Argentina y una búsqueda de diferentes expresiones del Malbec según la influencia del terroir que, gratamente, me parece un éxito de la industria como entero.
Desde un malbec tradicional para añejamiento como nuestro Weinert Estrella 77, hasta un malbec de zonas australes o de altitudes extremas, se pueden apreciar distintas facetas y expresiones de la uva que tanto ha contribuido al posicionamiento de Argentina a nivel mundial.
Esta semana estuve en un evento vitivinícola en Brasil presentando nuestros vinos y recordé la primera vez que Robert Parker escribió sobre el ya legendario Malbec Estrella, en la que por primera vez reseñaba un vino argentino en su prestigiosa revista y en aquella ocasión Señaló que este vino era como una “mezcla hipotética de una cosecha súper concentrada de Chateau Haut-Brion y Cheval Blanc”. Esto ya demuestra que el Malbec estaba predestinado a ocupar el podio de los grandes vinos del mundo.
El Malbec es infinito
Jeff Mausbach (Estados Unidos) Copropietario de Bodega Mil Suelos
En marzo de 1997, recién llegado a Argentina, buscaba trabajo en el mundo del vino argentino. Tuve entrevistas con varias bodegas y terminé en una oficina de Nicolás Catena Zapata en Buenos Aires y me preguntó sobre varios vinos norteamericanos y del mundo. Después me invitó a probar unas muestras que tenía, 3 vinos en botellas pequeñas, y me dijo que quería mi opinión sobre esos vinos. ¡Pensé que eran espectaculares!
Eran muestras de Malbecs de un viñedo viejo, provenientes de tres lotes y me pidió que calificara los diferentes lotes. Resultó que estaba catando la primera añada de lo que fueron los primeros vinos de la línea Angélica Zapata 1995.
Para mí fue una revelación probar un Malbec con tanta complejidad, tanta profundidad e intensidad de aromas y sabores. Desde ese momento supe que el Malbec tenía la posibilidad de alcanzar un lugar extraordinario entre los grandes vinos del mundo por su profundidad.
Posteriormente, con la búsqueda de la altitud y la investigación del terroir, el mundo del Malbec se expandió y consolidó. He dedicado toda mi carrera a buscar mejorar y conseguir este tipo de calidad en nuestros vinos. Ahora estamos en una etapa fascinante en la que el Malbec también demuestra que es infinito.
La gama Malbec se amplía
Gustavo Hörmann (Chile) Gerente de Bodega Kaiken
Soy ingeniero agrónomo y toda mi vida la he dedicado a la producción. En Kaiken soy director general, pero dedico mucho tiempo y dedicación a los vinos. Conocí a Aurelio Montes y comencé a trabajar en el año 2002. En Montes ya estábamos elaborando Malbec en el Valle de Colchagua, Chile, por lo que tengo relación con el Malbec desde hace mucho tiempo además de conocer la variedad desde la universidad.
En el 2002 empezó Kaiken y vine varias veces a Mendoza a ver el proyecto que en ese momento era pequeño y ahí comencé a tener una relación con el Malbec argentino, pero siempre pensamos que eran variedades diferentes. En Chile tenemos el clon de cuna o francés que es un malbec más productivo, vigoroso, con más carga y tarda un poco más en madurar, por lo que es un vino ligero, más floral, no tiene la misma expresión que el malbec mendocino. .
Aurelio dice que es como una mutación donde el terruño Mendoza ha hecho que la planta se adapte, haciendo una planta diferente a la de Cahors o Chile. Aquí tiene menos vigor, menos carga, baya pequeña y un perfil aromático súper amplio según donde se cultive.
Con el tiempo me enamoré del Malbec, es la variedad emblemática, independientemente de que existan otras variedades que están haciendo ruido entre la crítica y los consumidores, el Malbec es el Malbec.
A nivel de características, es un vino muy frutal y de paladar abundante, bastante goloso y redondo, y eso lo convierte en una variedad muy amigable y fácil de beber para todos los consumidores del mundo.
Con el tiempo me di cuenta que había áreas muy diferentes y el Malbec ofrece diferentes expresiones, y de eso me enamoré más. Y así exploramos zonas como el Valle de Canota, entre la Precordillera de Villavicencio y la Sierra Las Higueras donde hay suelos mucho más antiguos, erosionados, con roca rota por la presión de la tierra y con piedras de pizarra como en el Priorat, España.
Con el mapeo de nuestros viñedos nació la línea Aventura, que es una línea más técnica donde lo que intentamos es expresar el Malbec del terroir de donde proviene, por eso no utilizamos madera, para mostrar la plasticidad de esta variedad.
