El ascenso del hampa local desde la cárcel de Chucky Monedita que escaló a los cuatro crímenes que paralizaron a Rosario – Diario El Ciudadano y la Región

El ascenso del hampa local desde la cárcel de Chucky Monedita que escaló a los cuatro crímenes que paralizaron a Rosario – Diario El Ciudadano y la Región
El ascenso del hampa local desde la cárcel de Chucky Monedita que escaló a los cuatro crímenes que paralizaron a Rosario – Diario El Ciudadano y la Región

Alejandro Isaías “Chucky Monedita” Núñez tiene 27 años, es del barrio Tablada y lleva una década en prisión luego de recibir una condena de 15 años por un homicidio junto con otros delitos. Su apodo circula en las crónicas policiales desde la misma época en que integraba la banda de Guillermo “Torombolo” Pérez, lugar que heredó de su hermano mayor Marcelo “Monedita” Núñez. Marcelo fue asesinado a los 17 años en 2007, en el contexto de una disputa por liderar el negocio de la droga en el Cordón Ayacucho con otro grupo que respondía a un peso pesado del hampa local, el también asesinado Domingo “Mingo” Selerpe. Torombolo murió en 2008 después de no poder recuperarse de un disparo de escopeta en prisión. Durante esos años hubo presentaciones y denuncias ante los tribunales por acoso y persecución a la facción que había permanecido en Torombolo por parte de la policía, aunque nunca se materializaron en investigaciones concretas.

Chucky Monedita tuvo una breve estadía en el penal de Coronda, pero la mayor parte de su reclusión la pasó en la Unidad 11 de Piñero donde estableció vínculos con dos cómplices del narco Esteban Alvarado. Para entonces, los contactos de Chucky Monedita con gavillas del barrio Tablada, cuya zona de influencia era Ayacucho al 4000 y Necochea al 3900 (zona conocida como la U), le ayudaron a ofrecer su “mano de obra”.

Uno de ellos fue Mauricio Laferrara, condenado a cadena perpetua por seis ejecuciones y ahora con un destino incierto desde que desapareció en octubre pasado de la prisión federal de Devoto. Durante el tiempo que compartió su estadía con este joven de confianza de Alvarado, Chucky sumó una causa por liderar una asociación ilícita que en octubre de 2020 se dedicó a realizar inteligencia y planear el asesinato a nombre del mecánico Carlos Argüelles, testigo clave en el juicio. contra Alvarado. . El mecánico recibió un disparo casi un año después, en septiembre de 2021, frente a su taller.

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El otro bando fue Francisco “Fran” Riquelme, con quien fue imputado en junio de 2023 por realizar agresiones armadas a través de sus socios para causar conmoción en el colegio Rosa Ziperovich, la Orden en el Complejo Penitenciario y las comisarías 16 y 20, también cometido el año pasado.

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Los tiroteos entre bandas atribuidos a Torombolo Pérez y Mingo Selerpe dejaron una treintena de víctimas fatales y fueron atribuidos al tráfico de drogas, aunque ninguno de ellos resultó en una condena por parte de la justicia federal. Pasaron casi dos décadas y recién en diciembre de 2023, la Fiscalía Federal abrió un caso contra Chucky Monedita por liderar una organización dedicada al narcomenudeo en Tablada y Villa Gobernador Gálvez.

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Todos estos crímenes que se les atribuyen fueron cometidos desde el penal de Piñero, las páginas del expediente se alimentan de escuchas telefónicas donde quedaron registradas las órdenes de Chucky Monedita a algunas de sus parejas así como a sus seres queridos. Sus abogados también presentaron denuncias por acoso y humillación, la más grave de 2022 y que también incluyó el penal de Coronda.

La vinculación de Chucky Monedita con esta última causa es precisamente su pareja Brenda “La Cote” Pared, hija de Sergio -uno de los narcotraficantes de la vieja escuela que durante 20 años vendía droga en el Fonavi de Ovidio Lagos y Doctor Riva donde sabía traficar-. a la Justicia Federal y su destino terminó sellado con plomo en febrero de 2013.

El equipo de fiscales Adrián Spelta, Patricio Saldutti y Franco Carbone acusó a la pareja junto a otras personas, en su mayoría menores de edad, de haber ideado y ejecutado un plan criminal en el que cometieron los cuatro asesinatos de los taxistas Héctor Figueroa y Diego Celentano. El bañista Bruno Bussanich y el conductor de autobús de la línea K, Marcos Daloia, con tiroteos. Todos estos crímenes fueron cometidos durante la primera semana de marzo con el objetivo de aterrorizar a la sociedad. Para la fiscalía, el motivo se enmarcó en una respuesta a las modificaciones impuestas a las condiciones de reclusión en los últimos tiempos en diferentes Unidades Penitenciarias, tanto a nivel provincial como federal, aunque al cierre de esta edición no había trascendido si el La acusación juzgó las denuncias de humillaciones y torturas durante los registros que inicialmente surgieron como el verdadero móvil de la cruda e ilógica saga criminal.

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La primera mención en las crónicas policiales de Chucky Monedita fue en 2012. Tenía solo 16 años. Estuvo detenido 20 días luego de ser mencionado en el homicidio de Cristian “Moroco” Ferreyra, joven que había sido investigado como autor del crimen de Marcelo Núñez, hermano de Monedita. Ninguno de estos casos avanzó. A partir de ese momento, las intervenciones del Estado aparecieron sólo desde un punto de vista punitivo y, lejos de cumplir su función resocializadora, le allanaron un poco más el camino para escalar no sólo en la jerarquía en el mundo del hampa sino también en la violencia.

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