El estreno de la película ha reavivado los debates sobre el peligro que corre Najeeb, arrojando luz sobre las experiencias inimaginables que enfrentó, tal como se describen en la famosa novela de Benyamin de 2008, ‘Aaduejeevitham’.
El viaje de Najeeb Muhammad comenzó en el pintoresco pueblo de Arattupuzha, cerca de la ciudad de Haripad en el distrito de Alappuzha, Kerala. Buscando brindar una vida mejor a su familia, Najeeb se embarcó en una fatídica migración a Arabia Saudita en 1992, impulsado por la promesa de oportunidades de empleo. No sabía que sus aspiraciones serían destrozadas por las crueles manos del destino.
A su llegada a Riad, Najeeb fue víctima de un secuestro engañoso orquestado por un árabe que se hizo pasar por su empleador, lo que lo sumió en una pesadilla de cautiverio. Varado en una remota granja de cabras en el desierto, Najeeb soportó más de tres años de penurias inimaginables, despojado de su dignidad y obligado a ser esclavo, con la tarea de pastorear cientos de cabras.
Sus días estuvieron marcados por la soledad y el sufrimiento, sobreviviendo únicamente con khubus rancios, humedecidos con leche de cabra y contaminados con el hedor de los animales sin lavar. Aislado del mundo, los pensamientos de Najeeb se centraron en su esposa embarazada en casa, consumida por la preocupación y la incertidumbre sobre su bienestar.
Sin embargo, en medio de la desesperación, Najeeb se aferró a un destello de esperanza, con sueños de escape. En un atrevido intento por alcanzar la libertad, aprovechó una oportunidad cuando su captor estaba ausente y se embarcó en un peligroso viaje a través del desierto. A cada paso, desafió el cansancio y la deshidratación hasta que finalmente encontró un camino y la ayuda de un extraño que le ofreció refugio.
Guiado por la bondad de un compañero malayali, Najeeb encontró refugio en Riad, donde se entregó a las autoridades y consiguió el pasaje de regreso a su tierra natal, la India. Su regreso marcó no sólo un reencuentro con sus seres queridos sino también el comienzo de un largo camino hacia la recuperación y la redención.
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Al reanudar su vida como jornalero, la resiliencia de Najeeb siguió brillando y finalmente encontró empleo en Bahréin, donde el Grupo Lulu también ofreció oportunidades a su hijo, Safeer, conmovido por la extraordinaria historia de supervivencia de Najeeb.
Mientras ‘Aadujeevitham’ captura la esencia del viaje de Najeeb en la gran pantalla, el público se ve obligado a reflexionar sobre el perdurable espíritu humano y el triunfo de la esperanza sobre las dificultades de la vida.
