De la pelota a los libros – .

De la pelota a los libros – .
De la pelota a los libros – .

En una de mis estancias en el stand del Grupo Editorial La Hoguera, durante este día 25. En la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra, un padre de mediana edad vino a hablar conmigo, junto con su hijo adolescente. Me dijeron que habían estado visitando la feria hace un par de años, y cuando vieron la portada de mi libro, Pasión Inútil. Historias de fútbol (2019), el padre decidió regalarle este libro a su hijo, pero se lo llevaron sin dedicatoria.

En confianza –mientras el chico hojeaba otros títulos-, susurrando, me dijo: “Este pelau me resultó bien como futbolista. Vuelve a casa directamente del colegio para jugar a la pelota con sus amigos del barrio. Hasta antes de este libro, nunca lo vi leer nada. Ahora lo tiene todo gastado, sucio y con las páginas dobladas de tanto leerlo y armó una pequeña biblioteca en su cuarto (…) lo vimos en un video en las redes sociales y les prometí que lo traería así. que podrías firmar un autógrafo en este ejemplar -todo cuchuqui-, y nos llevamos la segunda parte”. Después me confesó que él también leyó el libro y no podía creer que yo hubiera conocido y, además, ¡jugado al fútbol con Pelé!

Aunque por su aspecto me parecía más joven, él también -como yo- pertenece a la generación anterior a Maradona, la del siglo pasado. Pelé era nuestro mayor ídolo, como lo es ahora Messi para los jóvenes del siglo XXI. El “atleta del siglo” -O Rei-, ganó tres títulos mundiales con la selección brasileña (1958, 1962 y 1970); Fue el máximo goleador del único equipo brasileño en el que jugó —Santos—, donde marcó más de mil goles; Con ese club paulista fue dos veces campeón de la Copa Libertadores y ganó dos copas intercontinentales. En el segundo cuento, de la “primera mitad” de mi libro, que tiene un enfoque lúdico, cuento la anécdota de El día que jugué con “el Rey”.

Volviendo a hablar de libros, aproveché para compartir una larga lista de títulos que tu hijo futbolero -ahora lector voraz- podría disfrutar mucho, más allá de mi anécdota de cuentos e historias: Puro futbol y Los mejores cuentos de fútbol de Roberto Fontanarrosa; muchos de Eduardo Sacheri (Los dueños del mundo; El fútbol, ​​de la mano; Esperando a Tito; Las llaves del reino; Un viejo que se pone de pie; Te conozco, Mendizábal…); Fútbol al Sol y Sombra y Cerrado por el Fútbol de Eduardo Galeano; Dios es redondo de Juan Villoro; Historias de Fútbol, ​​antología de Jorge Valdano; Los dueños del balón. Cuentos de fútbol escritos por mujeres, una selección de Claudia Piñeiro; entre otros.

En el fútbol hay muchas formas de llegar a la portería contraria: se puede practicar la tiquitaca de Guardiola, que es un estilo caracterizado por el uso de pases cortos y precisos en las transiciones, la búsqueda constante de espacios y la posesión extrema del balón; Se puede plantear un esquema defensivo –como el de Simeone–, con mucha gente en defensa y en el centro del campo, protegiendo la propia portería y evitando que el equipo rival tenga opciones de entrar en el área grande, para luego contraatacar, con pases largos y entre líneas defensivas contrarias. ; Puedes defender y atacar en bloque, utilizando a los laterales para transportar el balón y lanzar centros al área y, si estos marcadores delanteros son rápidos y hábiles, realizar carreras diagonales hacia la portería con tiros de gol.

En la lectura también hay muchas maneras de convertirla en un hábito placentero. Una de esas es leer sobre temas o personajes que nos apasionan, como este adolescente amante del fútbol. A partir de ahí, el libro se convierte en refugio de los sueños: un título o un autor nos llevará a otro y a otro; una historia nos ayudará a descubrir la siguiente; y así, los libros nos acompañarán durante todo nuestro recorrido por este “campeonato”, que algunos llaman vida.

Confieso que cuando este padre y su hijo abandonaron la grada, y desde la distancia, se despidieron de mí, me sentí como Toni Kroos en el último partido de su carrera profesional con el Real Madrid. Con mis pocos rizos, no pude ajustar un chichón inexistente en mi frente -como hace el alemán, antes de tirar un córner-, pero sentí que mi libro era como el saque de esquina decisivo de Kroos -un centro cerrado, a corta distancia-. poste-, que cayó como con la mano en la cabeza de Dani Carvajal -un enano ante las torres defensivas alemanas- y aquel cabezazo abrió el camino para la victoria de su equipo en la final de la Liga de Campeones. Ya lo dijo Sartre: “El fútbol es una metáfora de la vida”.

 
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