Ese joven no lee, dicen.

Ese joven no lee, dicen.
Ese joven no lee, dicen.
Visitantes a la Feria del Libro de Valencia de este año.GARCÍA POVEDA

Que la juventud de hoy no lee, dicen. Eso se lee cada vez menos, insisten. No sé qué clase de adolescencia tuvieron esas personas que pontifican apocalípticamente sobre los índices de lectura. Ciertamente no debería haber sido como mis abuelas, a quienes nunca les enseñaron a leer. No como la de mi madre y tantas mujeres como ella, sin libros y con muchas horas de trabajo en los talleres o en el campo. Tampoco debió ser como el mío, ver a tantos amigos licenciarse de todos modos y correr a trabajar a Moidecar, Porcelanosa o cualquier otra fábrica que alimentara al monstruo de la construcción.

Supongo que los compañeros de estas personas debieron tener en sus casas magníficas bibliotecas que devoraban con fervor. Tal vez leen concienzudamente en los patios de recreo en lugar de jugar o coquetear. Tal vez comentaron que Dostoievski los fines de semana en el parque comiendo pipas. Quién sabe.

La verdad es que la mayoría de quienes compartieron aula conmigo en la secundaria apenas leyeron los libros requeridos para las materias de idiomas. Y, en varios casos, ni siquiera eso: no es imposible obtener el título de Bachillerato sin haber leído un solo libro, te lo aseguro.

Sin embargo, gran parte de los estudiantes actuales hojean cualquier estantería a su alcance, participan activamente en comunidades de lectura y escritura como Wattpad o siguen en las redes sociales a ídolos musicales convertidos en prescriptores literarios –de Rosalía a Dua Lipa–.

Juventud –y no sólo juventud– es lo que aporta audiencia a los numerosísimos podcasts sobre libros que han aterrizado en las plataformas en los últimos tiempos: Pinchazos Sonoros, Demasiadas Mujeres, Ciberlocutorio, Gent ràndom…

Nuestro territorio se ha llenado de nuevas librerías coordinadas por jóvenes enamorados de la literatura, mientras muchas de las antiguas se han adaptado maravillosamente bien a las actuales estrategias de dinamización cultural. Ambos han construido redes sólidas, presentan programas culturales llenos de eventos a los que asiste el público y cuentan con clubes de lectura a los que asisten personas de todas las edades y que logran convertir las prácticas lectoras en experiencias comunitarias.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.

Suscribir

Por eso no entiendo a qué se refieren cuando dicen que los jóvenes de hoy no leen. Eso se lee cada vez menos.

El 24 de abril comenzó la Feria del Libro de Alicante; el día 25, la Fira del Llibre de València; y el día 26, el de Castelló. ¿Estas personas han paseado durante el fin de semana por la Plaza Séneca, los Jardines del Real o la Plaza Santa Clara?

Yo, que ahora vivo en Valencia y soy profesora de lengua y literatura, os puedo asegurar que pasear por Viveros, entre los puestos de las librerías, me hacía saltar el corazón de ilusión. Cualquiera que haya visto la enorme cantidad de gente reunida para escuchar a Sara Torres o entusiasmarse con Paco Roca sabe que la Fira es un éxito y que la juventud de hoy sí lee, que cada vez lee más.

No dejemos que nos convenzan de lo contrario.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV “El mundo académico niega la existencia de la extrema izquierda” – .
NEXT Julián Zini fue homenajeado en la Feria Internacional del Libro – .