Luigi Zoja sobre otra recesión de estos tiempos, la sexual

Luigi Zoja sobre otra recesión de estos tiempos, la sexual
Luigi Zoja sobre otra recesión de estos tiempos, la sexual

Los múltiples aspectos que involucran la sexualidad (biología, psiquiatría, economía, sociología, política) sirven a Luigi Zoja para estudiar las causas que han llevado a “la pérdida del deseo”. (Fondo de Cultura Económica). La italiana Zoja, psicoanalista de prestigio internacional, ha publicado, entre otros textos, “Paranoia, la locura que hace la historia”, “Muerte ajena” y “El gesto de Héctor”. Durante su visita a nuestro país hablamos con él.

Luigi Zoja: La información sobre la disminución de las relaciones sexuales y el impacto en el descenso demográfico en los países desarrollados, por ejemplo en Italia y España, donde hay un marcado descenso demográfico. Hay parejas sin hijos o que solo tienen uno. En Italia estamos por debajo del cuarenta por ciento necesario de nacimientos. Me pregunté: ¿Qué llevó a la pérdida de interés por la actividad más íntima del comportamiento humano, algo que el siglo pasado tuvo un éxito ininterrumpido? ¿Por qué a partir del crecimiento permanente empezó a disminuir? ¿Por qué este cambio coincide con el cambio de milenio? A esto se sumó la comprensión de que la mayoría de mis colegas psicoanalíticos no habían estado interesados ​​en lo que un periódico estadounidense tituló “La recesión sexual”. Supuse que se debía a su interés centrado en el individuo. Su experiencia surge del trato con personas evolucionadas, con buen nivel cultural y formación abierta en materia sexual. Quizás eso les impidió registrar que el mundo de las transformaciones, marcado por aspectos liberadores y humanistas, como la revolución psicoanalítica, ahora es otro por los cambios llevados a cabo por la derecha y el populismo. A partir de ahí busqué seguir los caminos trazados por una cultura que, después de haberse extendido, podría haber entrado en decadencia.

LZ: La sexualidad, que fue la gran protagonista del siglo XX, por un número creciente de indicios, podría encaminarse hacia su disolución. No sólo como práctica sino incluso como tema. En el siglo pasado, la sexualidad fue uno de los indicadores que señalaron el avance hacia una sociedad abierta a una deseable convivencia humana. Sociedad que podría comenzar tras el eclipse del fascismo y el comunismo. Poco a poco, la sexualidad y el erotismo se fueron liberando de las limitaciones premodernas, las leyes antidemocráticas y los tabúes religiosos. Libertades que en algunos casos fueron impulsadas por demandas sociales y en otros por intereses comerciales. Pero aún con todos los avances logrados no se logró una sociedad plenamente libre, que es aquella en la que sus miembros ejercen la libertad de acuerdo con las leyes y costumbres. Durante las últimas décadas crecieron las inseguridades, surgieron restricciones inesperadas, se instaló una “libertad negativa” que entre otras manifestaciones refrenda la pérdida de respeto, y comenzaron a surgir viejos miedos políticos y sociales. A esto se sumaba un mundo virtual para el que no habíamos sido educados. Es por todo esto que hoy la gente tiene más miedos que en épocas anteriores.

P.: Tras la liberación sexual de los años 60, la desaparición de tabúes y prohibiciones, ¿qué miedos tienes sobre la pérdida del deseo?

LZ: Hoy existen infinitas “prefiguraciones” del deseo sexual, que no provienen de nuestro interior, de la intimidad de nuestra persona, de lo que llamamos eros, erotismo, sino que son fabricadas por el mercado o por la presión de determinados grupos. Se habla de libertad, pero habría que empezar por diferenciar, como hizo Isaiah Berlin, entre “libertad positiva”, que abre el mundo, y “libertad negativa”, que tiene que ver con el consumo y, en última instancia, esclaviza. Cuando hoy hablamos de libertad sexual total, estas son sólo palabras; en realidad, esto a menudo se vive como un cautiverio dentro del propio cuerpo y sus funciones, algo que puede disolver los cimientos de la vida erótica.

P: ¿Esto señala los problemas causados ​​por la difusión digital de la pornografía?

LZ: El porno digital es de mala educación. Pospone las primeras experiencias sexuales en los adolescentes, el descubrimiento de los cuerpos, o los estimula, llevándolos a tener, en comparación con lo observado, una experiencia de fracaso. Mi esposa, que es psicoanalista infantojuvenil, tuvo el caso de un niño menor de diez años adicto a la pornografía. Sus padres le habían regalado un teléfono móvil y los chicos mayores le habían enseñado a ver pornografía. Estaba mentalmente enfermo, estaba totalmente confundido, había arruinado su sexualidad adulta, ya que la pornografía es el sustituto de la sexualidad, ahora necesitaría años de terapia. En los jóvenes, la pornografía tiende a producir una reducción de la fantasía y la creación de imágenes internas que alimentan el deseo. Antes la pornografía imitaba la actividad sexual, desde la llegada de las redes la actividad sexual tiende a imitar la pornografía.

P: ¿Por qué agregaste información del arte a la sociología, la psiquiatría, la economía y el derecho?

LZ: Para comprender la sexualidad humana en el siglo XXI tuve que abrir muchas líneas argumentales y pude cerrar pocas. Empecé a pensar en afrontar cuestiones psicológicas y hasta culturales, y encontré cuestiones sociales, globales, con alteraciones biológicas antes inexistentes que pueden estar influyendo en la sexualidad y la infertilidad, observé que el amor se hace menos, con menos convicción, menos pasión, más indiferencia y aburrimiento.

P: ¿Qué estás escribiendo ahora?

LZ: He terminado un libro que me llevó nueve años sobre “Las Historias de Italia”. Lo comencé cuando descubrí las diversas formas en que se describe a Italia en el mundo. Es el país que tiene mayor número de narrativas y del que menos se ha dicho, ya sea detalles o una generalidad superficial. Italia ha tenido diferentes historias que busca recuperar. Está la historia de la monarquía en Italia. La del fascismo. El de la Iglesia católica. Y hay, quizás por eso mismo, muchas historias que quedaron separadas.

 
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