Sydney Sweeney, reina del terror religioso

La coincidencia en el tiempo de ‘La Primera Profecía’ (2024) y ‘Inmaculada’ (2024) es, cuanto menos, curiosa. dos muestras de horror religioso con puntos de partida, premisas y temáticas más que similares. Aún así, son –o al menos lo parece– películas con intenciones diferentes. La primera, dirigida por Arkasha Stevenson, es más ambiciosa en todos los sentidos, tanto a nivel cinematográfico como en su exploración de los temas que aborda (y que comparte con ‘Inmaculada’, como el cuerpo, la idea de trama , fanatismo y La ciencia).

Formalmente más discreto que ‘La primera profecía’, lo que no quiere decir que esté mal rodado (no lo está), La película de Michael Mohan parece anteponer el disfrute (macabro) a la ambición. Y esta bien. Ambas opciones son igualmente estimulantes. Conceptualmente más cerca de la nusploitation que la de Stevenson, ‘Inmaculada’ quizás no esté a la altura de su magnífica campaña promocional, no es el festival que promete ser. Tiene mucha previsibilidad y carece de escenas memorables, pero aun así ofrece tres cosas por las que vale la pena orar. La primera es la evidencia de que Mohan realmente disfruta de las herramientas del cine de terror. La segunda, la extraordinaria actuación de Sydney Sweeney: Espero que haya muchas películas de terror protagonizadas por ella. Y el tercero, un final magnífico. Donde el ochenta por ciento de las películas de terror recientes fracasan (el final), ‘Inmaculada’ brilla, sorprende y deja el cuerpo patas arriba.