Imanol Subiela Salvo: “Los museos configuran nuestra forma de imaginar”

Imanol Subiela Salvo: “Los museos configuran nuestra forma de imaginar”
Imanol Subiela Salvo: “Los museos configuran nuestra forma de imaginar”

Durante muchos años Imanol Subiela Salvo, quien escribe en el suplemento Radar de Pagina 12, Era un periodista independiente. Eso lo entrenó para afina tu oído en busca de buenas historias y en sus años de profesión encontró joyas de maneras inusuales. Una noche, en Amerika Disco, supo por boca de su amigo Santiago Villanueva, artista y curador, sobre el robo en el Museo Nacional de Bellas Artes ocurrido el 26 de diciembre de 1980. Ese fue el pistoletazo de salida para empezar a escribir. Golpe en el museo. La historia del mayor robo de obras de arte en Argentina durante la última dictadura militar (Planeta).

Esa mañana robaron 16 pinturas impresionistas de la colección de Mercedes Santamarina -solo se recuperaron tres- y durante la investigación hubo detenciones ilegales y torturas que derivaron en suicidios. El caso nunca fue resuelto. No hay ninguna conclusión pero sí varias hipótesis; El oficial indica que sería un robo orquestado por la dictadura (la responsabilidad material hubiera quedado en manos de la banda de Aníbal Gordon) para conseguir armas en Taiwán Antes de la guerra de Malvinas.

“En 2020, cuando se inauguró en el MNBA la exposición de Santiago Villanueva y Paula Castro (Qué pasó en la Navidad de 1980) Acababa de dejar mi trabajo, estaba pensando en cómo conseguir dinero y recordé esta historia. Primero hice un artículo para la revista. catopardo, pero mientras la escribía me di cuenta de que era una historia grande y llena de giros y vueltas. Los 45 mil personajes no alcanzaban para dar cuenta de todo lo que me interesaba incluir, entonces decidí hacer el libro”, recuerda el autor en diálogo con Pagina 12. La nota fue publicada en diciembre de 2020 con motivo del 40 aniversario del robo y en enero comenzó a trabajar con su editora, Ana Wajszczuk.

Golpe en el museo Es una investigación periodística pero tiene una estructura propia de la novela policíaca clásica, ¿no?

-Sí. La primera idea de estructura era bastante diferente a la que finalmente se tuvo: eran capítulos más largos diseñados a partir del policía clásica, es decir, presentar el crimen desde el principio, mantener la intriga y desarrollar una trama para revelar el enigma. Se trataba de sostener la tensión hasta el final y también la pregunta sobre el destino de las obras. Este no es un texto puramente informativo, Me encantó la idea de trabajar en una investigación periodística con estructura de ficción. Al final del proceso, Mercedes Halfon me ayudó: me sugirió escribir capítulos más cortos que funcionaran como pequeñas escenas dentro de la historia del crimen.

–Aparecen varios personajes pero decides perfilar algunos. ¿¿Cuál fue el criterio?

-Hubo un dificultad inicial: Esta historia no contó con personajes que mantuvieran un rol protagónico desde 1980 hasta 2005. Mucha gente va y viene de la historia. Los personajes que me interesaba perfilar eran aquellos que impulsaban la trama y eran capaces de funcionar solos fuera de la historia. Por eso elegí Mercedes Santamarina, Nelly Arrieta de Blaquier, Jorge Glusberg, Norberto Oyarbide y Julián Radcliffe. Hay otros como Samuel Paz Pearson que también son importantes pero no tenían esa narrativa extra. Oyarbide es deslumbrante, Radcliffe parece un súper espía inglés, Glusberg era muy colorido y había buen material de archivo.

Sobre ese archivo, mencionar algunas piezas fundamentales: Pasaporte al olvidolibro del documentalista Patricia Martín García que fue el primer antecedente importante del caso, de gran valor periodístico y emotivo porque entrevistó a varios empleados del Museo que cuando Subiela comenzó a escribir ya habían fallecido; el material que aportaron Villanueva y Castro luego de su exposición; el notas periodísticas (varias pertenecen a este periódico) que su alumno Tomás Viola logró localizar en la hemeroteca y que lo llevó a un libro olvidado donde narra el periodista Guillermo Kelly La confesión de Gordon reivindicando la responsabilidad del robo; y la caja con correspondencia entre funcionarios de la dictadura que generosamente le regaló un investigador del CONICET. Este acertijo alberga varias teorías, pero el escritor elige apoyar la hipótesis de la Justicia porque no tiene fuentes que respalden otras.

–En la introducción preguntas sobre las prácticas culturales de la dictadura. ¿¿Cuál es su hipótesis en relación a eso?

–La dictadura utilizó este robo orquestado como excusa para reprimir. En entrevista, el exdirector de Museos dijo que “la policía actuó así porque se había descubierto que En el museo había un problema de homosexualidad. eso había que corregirlo”. El fotógrafo Horacio Mosquera fue perseguido por estar vinculado a actividades sindicales y Samuel Paz Pearson, quien pertenecía a la aristocracia, fue secuestrado y torturado por ser un troll. La dictadura utilizó el robo como excusa para ejecutar un plan represivo programático, salvaje y voraz, Fueron contra personas que no tuvieron nada que ver con el robo. Hubo una persecución orquestada por gente horrible como la jueza Laura Damianovich de Cerredo, vinculado al centro clandestino Pozo de Banfield.

Retrato de mujer, de Renoir: una de las obras recuperadas.

Golpe en el museo nos permite reflexionar sobre el plan represivo de la dictadura y las formas en que se utilizaron los bienes públicos, pero también abre interrogantes sobre qué significa la argentinidad y por qué durante tanto tiempo estuvo asociada con la élite porteña. “A veces la gente piensa que los museos son lugares aburridos, inertes, donde no pasa nada y hay que guardar silencio. creo que lo son espacios dinámicos y los usos que se les puede dar son múltiples. Los museos moldean nuestra forma de imaginar. Si le digo a alguien que imagine cosas argentinas probablemente mencione al gaucho, al mate, a la vaca. Pero eso no tiene nada que ver con una persona que vive en Jujuy o en el Sur. “Soy de Trelew y allí hay ovejas, pero cuando pensamos en Argentina, nadie pensaría en una oveja”.

Villanueva sostiene que se podría convocar al MNBA Museo Nacional del Gusto de la Aristocracia Porteña y el autor coincide: “Creo que como espectadores debemos luchar por esos espacios y reconfigurar ese imaginario”. Sobre la gestión cultural actual dice: “Todos los gobiernos tienen sus usos culturales, pero con un gobierno como el que tenemos hoy me vuelvo a hacer estas preguntas. Hoy no quieren que te imagines, que te lo pases bien o que te escapes a la ficción pero que seas hiperproductivo y especules con el dólar. Quieren desanimarnos, por eso la resistencia está en la imaginación. Es un momento en el que debemos defender las instituciones culturales Más que nunca”.

 
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