“Necesitaba estar tres años fuera para vivir con normalidad” – .


Cuando terminó ‘Vis a vis’, Berta Vázquez Prefirió tomarse un descanso de tres años. “Necesitaba ese tiempo para vivir con normalidad”, admite. Pintó, diseñó, visitó museos, pasó tiempo con sus amigos e imaginó cómo quería que continuara su carrera. Ya de vuelta en la industria, rodó ‘Un hipster en la España vacía’, la nueva comedia de Emilio Martínez Lázaro basada en el libro de Daniel Gascón que, tras su paso por el Festival de Málaga, llega a Prime Video el 27 de marzo y en la que Comparte cartel con Macarena García, Paco León, Lalo Tenorio, Miguel Rellán, Tito Valverde y Marta Fernández Muro. La película cuenta la historia de un joven político ‘progresista’ destinado a un pueblo de Teruel donde sólo encontrará una aliada: Lourdes, la camarera del bar, interpretada por Berta. Hablamos con ella sobre masculinidades tóxicas, heteropatriarcado, posturismo y el excelente momento profesional en el que se encuentra.

¿Cómo fue filmar con Emilio Martínez Lázaro, una leyenda de nuestro cine y que, por cierto, habla maravillas de ti?

Sólo puedo decir cosas increíbles sobre él. Es lo mejor, no tiene filtro y eso es parte de su encanto. Por lo que he oído, en su juventud estuvo involucrado en política y fue muy activista. Por eso tiene ese carácter vengativo. A cierta edad, no le importa lo que piense la gente. No tiene ningún tipo de pose.

Algo difícil de encontrar estos días en los que prima mucho la postura…

Creo que hay grupos de personas que necesitan pertenecer a un colectivo, sumarse a una corriente para sentir que existen, que su vida tiene un propósito y un rumbo. No lo juzgo, me parece muy humano. De hecho, creo que todas las formas de vida tienen que poder coexistir, siempre y cuando no ataquen a otro ser humano.

En la película, precisamente, temas como el heteropatriarcado o la masculinidad tóxica se abordan precisamente desde esa perspectiva.

El humor es una forma de eliminar la hostilidad. La sociedad es cíclica y hay algo en la evolución misma que exige desafiar las viejas estructuras, expandir la mente y avanzar. Ahora estamos en esa fase de deconstrucción de la masculinidad y recuperación de la identidad de género. Lo único que no estoy de acuerdo, aunque lo entiendo, es que se lleven las cosas al extremo y las conversaciones se vuelvan hostiles. Hay planteamientos muy agresivos y parece que si no estás de acuerdo con algo progresista eres de derechas y la gente te ataca. Puedo no estar de acuerdo con algo y ver dónde puedo aprender de ti. Hay mujeres que eligen ser madres, estar con su marido y cuidar a sus hijos porque es lo que las llena. Otros quieren trabajar y dedicarse a su carrera. Cada ser humano tiene un viaje personal. No debemos mezclar la lucha social con atacar a una persona que vive su vida como le place. Se necesita más tolerancia por ambas partes.

¿Se ha perdido la capacidad de diálogo?

Somos nazis a la vez. Es como una dictadura. No puedes decir nada porque la gente está encima de ti. Por eso es genial que Emilio aporte tanto humor a estos temas y amplíe un poco la forma en que habla de estas cosas. Si no hablamos no podemos avanzar ni mejorar.

Rubén Vega

En la película trabajas con actores veteranos como Miguel Rellán, Tito Valverde o Marta Fernández Muro. ¿Notaste el salto generacional?

Son increíbles y ha sido una convivencia muy entrañable. No sé si tiene que ver con que son artistas, pero tienen un alma muy joven. No hemos entrado en ningún tipo de debate. Siempre hay pequeñas cosas que notas cuando dos generaciones se encuentran. Pero si entiendes que cada persona se educa de una determinada manera y naturaliza determinadas formas de hablar, por ejemplo, te das cuenta de que las cosas no se dicen desde mal lugar. Me han ayudado a ser mucho más tolerante.

¿Vale la pena trabajar con ellos?

No soy partidario de idolatrar, pero sí de respetar. Si subes a alguien a un podio es más fácil juzgarlo y que te decepcione, porque habías creado una expectativa. Les tengo mucho cariño a todos, son parte de la imaginación, los conoces de toda la vida. Y ha sido un honor conocerles, sobre todo, por cómo son como personas.

‘Un hipster en la España vacía’ también juega a romantizar la idea de vivir en un pueblo. ¿Te gustaria?

Mi personaje no es muy feliz en el medio rural. No se trata solo de escuchar cantar a los pájaros (risas). Se extrañan cosas, como ir a museos, teatros… No idealizo esa idea. Lo ideal sería tener una casa pequeña en un pueblo o en la playa, pero poder viajar. La ciudad también llega un momento en el que te seca, satura tu forma de vivir y relacionarte en ella. En los pueblos hay algo más cercano que también hace falta para vivir.

¿Dónde dirías que estás en tu carrera?

Estuve tres años fuera, por decisión propia, y fue genial para mí. He podido entrar en contacto con otras cosas que me apasionan: pintar, diseñar, estar con mis amigos, viajar, ir a museos… Y repensar la situación para tener más control. Las paradas son saludables y súper necesarias. Necesitaba ese tiempo para vivir con normalidad y no estar todo el día pensando en castings. Ahora intento elegir mis proyectos, aunque entiendo que esta es una profesión muy fluctuante y no siempre te ofrecen cosas maravillosas. Evidentemente, si no estás trabajando nada y no tienes qué comer, eso lo priorizas, claro. A la hora de seleccionar, si puedo, me guío por el guión, el director y el reparto, en ese orden.

Rubén Vega

¿Y la industria ha cambiado mucho con las plataformas?

El amor por el arte y la creatividad ha sido descuidado para convertirse en una máquina de hacer dinero. Los tiempos corren rápido, hay que ser eficiente… Se ha instrumentalizado un poco más al actor.

Cuando te tomas un descanso como el tuyo, ¿es difícil retomarlo más tarde?

Siempre hay un elemento de suerte que es un misterio. ¿Por qué he recibido tres proyectos este año y, en tres años, ninguno? Me siento muy agradecida, pero es cierto que pienso mucho en todo. No me considero un controlador, pero sí un estratega. Intento tener una armonía entre mi visión de las cosas y cómo me llegan. Soy muy mística, tengo un altar en mi casa con velas, monedas… Hago decretos como: ‘Este año quiero que pase esto’. Escribo algunas cartas, las dejo ahí… Es como tener una visión. Si viera que mi manera de afrontar el trabajo no funciona y en cinco años no hiciera nada, tengo mil cosas más a las que me dedicaría y que me harían igual de feliz o más.

¿Y cómo afrontáis la exposición pública?

Es muy difícil, pero al final es un reflejo de cómo somos los seres humanos. Intento verlo como un estudio sociológico. A veces vivimos situaciones surrealistas y grotescas, pero es cierto que hay una parte del ser humano que necesita admirar a alguien, idolatrarle, gritarle… Cuanto menos te identifiques con eso, mejor. Lo importante es saber quién eres por dentro y hacer tu trabajo personal. Cuando una persona critica a otra, está compensando algo que le sucede. No me importa lo que la gente piense de mí. Como actriz tienes que tener el cariño del público por tu trabajo. Pero lo que dicen de mí como persona no me afecta porque realmente no me conocen.

Pero siempre has tenido el cariño del público…

Sí, me he sentido muy afortunada, la gente es muy simpática. Pero situaciones como la alfombra roja, los gritos, las preguntas… Por un lado está el negocio mediático; por otro lado, la moda, las marcas que llevas… Hay que aprender a gestionar todo eso. Es un juego y tienes que jugarlo sin confundirte. No hay otra opción. Si no, tendrás que cambiar de trabajo.

Foto de cabeza de Juan Silvestre

Director digital de Fotogramas.es y el español vivo que más cine español ha visto y ve. Ve 1,7 películas al día y escribe sobre ellas 40 horas a la semana durante 20 años. Y no sólo el cine nacional. Desde los títulos más indies hasta las superproducciones imprescindibles o los más selectos de festivales internacionales. Todo vale para saciar su inagotable hambre cinéfila. Y, por supuesto, sin dejar de lado las series de televisión.

Por su grabadora ha pasado todo el ‘star system’ español… y gran parte del internacional. Desde que se licenció en Periodismo allá por… Pues bien, desde que se licenció en Periodismo ha trabajado en varios periódicos de Hearst, como TP, Supertele o Teleindiscreta, antes de aterrizar en Fotogramas, curiosamente, la revista que empezó a despertar su pasión. por el séptimo arte desde muy joven.

También es actor pero, a la espera de la Revelación de Goya, se encuentra felizmente encasillado en su papel.

 
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