El Cristo que pintó Dalí tras ver un dibujo de San Juan de la Cruz ya está en Roma

El Cristo que pintó Dalí tras ver un dibujo de San Juan de la Cruz ya está en Roma
El Cristo que pintó Dalí tras ver un dibujo de San Juan de la Cruz ya está en Roma

A finales de diciembre de 1948, Salvador Dalí Visitó el Monasterio de La Encarnación de Ávila. Allí las monjas carmelitas le mostraron un pequeño dibujo que hizo San Juan de la Cruz alrededor de 1572 después de una visión mística que había recibido de Dios. Algo debió sacudir el interior del artista figuerano, porque tres años más tarde firmaría una de sus obras pictóricas más famosas: el Cristo de San Juan de la Cruz.

Se trata de un óleo sobre lienzo de tamaño considerable, 205 x 116 centímetros, que habitualmente se exhibe en el Museo Kelvingrove, en Glasgow, Reino Unido. Hasta el 23 de junio, por primera vez en la historia, ambas obras podrán verse juntas de forma gratuita en la iglesia de San Marcelo al Corso de Roma en el contexto del Jubileo de 2025.

La perspectiva de los dos es la más llamativa: desde arriba, dando una mayor sensación de estar aplastado por el dolor, contemplando a Cristo como lo vio el Padre, desde el cielo, en el momento en que el Hijo puso su espíritu en sus manos. «La primera vez que vi ese dibujo me impresionó de tal manera que después, en California, vi en sueños al Cristo en la misma posición pero en el paisaje de Port Lligat y oí voces que me decían: ‘Dalí, ¡Ese Cristo hay que pintarlo!’”, explicaría el artista catalán a la revista Revisión de arte escocés en 1952.

lo vi en sueños

«Empecé a pintarlo al día siguiente. Hasta el momento en que comencé la composición, tuve la intención de incluir todos los atributos de la crucifixión –clavos, corona de espinas, etc.- y transformar la sangre en claveles rojos sostenidos en manos y pies, con tres flores de jazmín. sobresaliendo de la herida en su costado. Las flores habrían sido hechas a la manera ascética de Zurbarán. Pero justo antes de terminar mi cuadro, un segundo sueño modificó todo esto, tal vez por un proverbio español que dice: ‘Qué mal Cristo, demasiada sangre’”, agregó. “En ese segundo sueño, vi la pintura sin los atributos anecdóticos: sólo la belleza metafísica del Cristo-Dios”, continuó. “Mi principal preocupación fue pintar a un Cristo hermoso como el mismo Dios que encarna”, concluyó.

El resultado de aquellos “sueños” de Dalí y la obra de San Juan de la Cruz que lo inspiró puede contemplarse, por tanto, en una ocasión única.

 
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