El recuerdo les duele. La memoria de quienes lucharon por un mundo mejor y más justo sigue atormentando a quienes, hasta el día de hoy, reivindican tiempos de hostilidad y represión. Un claro ejemplo de esto es el presidente de la Parlamento Balear y miembro de Vox, Gabriel Le Senneque durante un debate sobre la propuesta del PP y la ultraderecha de derogar la Ley de Memoria Democrática de Baleares, no dudó en romper una foto de Aurora Picornellsímbolo de lucha y compromiso político.
La ultra rabieta ha sido atacada, en esta ocasión, por una mujer cuyo apodo, la ‘Pasiflora de Mallorca’, nos permite vislumbrar los cimientos de un legado que sobrevive en la memoria de muchos. No en vano su compromiso con la lucha por los derechos laborales y de las mujeres la puso en el punto de mira de los fascistas tras el golpe de Estado del 36, los mismos que acabaron con su vida a sangre fría un año después cuando Aurora tan solo contado 26 años de edad.
Modista de profesión, fue la primera mujer militar en el Partido Laico de Mallorca, profundizando posteriormente en la vida política y llegando a ser responsable de la organización de mujeres del Partido Comunista en Baleares. Picornell fue una mujer consciente de su tiempo y luchó con el puño para señalar a los explotadores y exigir la emancipación de la mujer.
Ahora, 87 años después de su ejecución tras ser brutalmente torturada en el convento de Montuïri, en Mallorca, una heredera ideológica de quienes le quitaron la vida frente a la fachada del cementerio de Porreras, ha intentado manchar su memoria.
