Menos humos, ministra, por La Vanguardia

Menos humos, ministra, por La Vanguardia
Menos humos, ministra, por La Vanguardia

Soledad Gallego-Díaz lamentó recientemente la capacidad de la extrema derecha para distorsionar la realidad y “instalar en el debate político temas que no forman parte de las principales preocupaciones de la población”. “Los ciudadanos de la UE están preocupados por el deterioro del sistema de salud pública, no por la inmigración desbordante “, concluyó el periodista madrileño a la vista del Eurobarómetro realizado en vísperas de las elecciones del 9 de junio.

Muchos gobiernos merecen el mismo reproche y, en concreto, la ministra de Sanidad, Mónica García, que ha llegado a afirmar que los ciudadanos “no dejan de exigir” medidas más contundentes contra el tabaquismo, entre las que, dice, estaría la prohibición. de fumar. fumar en las terrazas de los bares. La demoscopia, sin embargo, lo desmiente. La encuesta que realiza cada seis meses el Ayuntamiento de Barcelona, ​​que pregunta por las principales preocupaciones, nos habla de una población angustiada por las dificultades para acceder a la vivienda, la inseguridad o la pérdida de poder adquisitivo. No hay señales de las terrazas. Tampoco se mencionarían, créanme, si preguntáramos directamente por el sistema de salud pública: lo que es más preocupante es la falta de recursos con la que se ven obligados a trabajar los sufridos trabajadores sanitarios o la atención primaria lamentablemente deteriorada. O el drama de los 850.000 pacientes que están en lista de espera. Estos y no otros son los retos de la salud pública a los que la ministra debería dedicar su tiempo. Los ciudadanos, que también somos pacientes, lo agradeceríamos.

Los clientes, que ya son mayores, conocen bien los riesgos asociados al tabaco.

No es raro encontrar gente fumando en las terrazas. Los restauradores ni lo promocionan ni dejan de promocionarlo: simplemente no nos aplica. Los clientes, que ahora son mayores, son muy conscientes de los riesgos asociados al tabaco y toman sus propias decisiones.

Ahora bien, no podemos permitir que se mienta sobre el impacto negativo que las leyes antitabaco de 2005 y 2010 tuvieron en el conjunto de la hostelería española. El crecimiento en el número de vigilantes que se registró en aquella época (especialmente en las ciudades donde terraza estaba menos consolidado) no es en absoluto casual: los nuevos espacios dieron a los hoteleros la oportunidad de seguir acogiendo a los clientes fumadores. Con el paso de los años, las terrazas se han convertido en espacios donde la convivencia entre fumadores y no fumadores es un hecho. Los cuatro cascarrabias de siempre no están de acuerdo, tan aficionados a las prohibiciones excepto cuando afectan a su vida cotidiana. Hacen mucho ruido y tienen mucho tiempo libre, pero un simple paseo por cualquier ciudad de España basta para comprobar que sólo se representan a sí mismos. En Barcelona los conocemos bien.

No confunda prioridades, Ministro. La industria hotelera es, ahora, un sector fundamentalmente libre de humo. Las empresas necesitan estímulo, no lecciones, de usted y del Gobierno. Es hora de restablecer la condición de adulto del ciudadano.

 
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