Real Madrid 1-1 Manchester City (17 de abril de 2024) Análisis del partido

Real Madrid 1-1 Manchester City (17 de abril de 2024) Análisis del partido
Real Madrid 1-1 Manchester City (17 de abril de 2024) Análisis del partido

El Manchester City es el campeón de Europa, pero el Real Madrid es el rey. Y cuando parece muerto y con la corona a punto de escaparse de sus dedos, resiste hasta el último suspiro y, en una increíble tanda de penaltis tras decenas de ocasiones de los ingleses, se alza para alcanzar las semifinales.

Los blancos, que sufrieron durante 120 minutos y en los dos primeros disparos de la prórroga, con el gol de Julián Álvarez y el fallo de Luka Modric, acabaron camino de semifinales ante el Bayern de Múnich, con un enorme Bellingham a una pierna y un Rüdiger que No sentí la presión del último lanzamiento.

El Real Madrid, como siempre, evitó caer para reír el último y ver a Bellingham correr hacia los 3.000 aficionados y celebrar una victoria que sólo parecía cercana en los primeros diez minutos.

Porque los primeros diez minutos de este partido poco o nada se parecían a lo ocurrido el año pasado, cuando el City se cansó de dar pases y angustiar a un Real Madrid tímido y rendido.

Ante un público más que tibio, propio de noches como estas, las más numerosas del continente, el Madrid plantó cara al triplete campeón, domó el balón y evitó una salida de trompeta. Desactivó el factor campo y acertó el primer disparo que tuvo. Esta vez la moneda cayó de su lado.

Pasado el minuto doce, Carvajal, sin complicaciones, disparó un disparo que pilló desprevenido al City. Fue un balón sin peligro aparente, pero Bellingham, desde el carril décimo, lo derribó como Zidane. Acomodó el balón, combinó con Valverde y el uruguayo dio vida a Vinícius por dentro. Le marcaron fuera de juego, pero Walker lo rompió en el segundo palo. El brasileño, ganando línea de fondo, metió un centro duro que remató primero Rodrygo para golpear a Ederson. Como el año pasado, cuando Kroos metió astillas en la madera con un disparo desde 25 metros, la fortuna le daba la espalda al Madrid.

Pero había una segunda oportunidad. El balón seguía vivo y en los pies de Rodrygo, que empujaba a su antojo. Estaba mirando hacia atrás, por miedo a un posible fuera de juego, pero Orsato y el liniero dijeron que adelante. Se fusionó con los 3.000 aficionados blancos y el Madrid, condenado por muchos antes de empezar, estaba vivo.

Comenzó entonces el ejercicio de supervivencia definitivo. El City había marcado en el 97% de los partidos que había jugado desde su última derrota. El City tenía que marcar.

Haalan cabeceó al larguero, Lunin se estiró ante De Bruyne y Rüdiger llegó en el último momento para frenar el disparo de Grealish.

El City coqueteó con el gol e implantó una permanente sensación de miedo en el área madrileña, que no dejó de recibir balones y sufrir en cada parada en dos tiempos de Lunin y encarar a Grealish y Doku a Carvajal.

Cuando el belga se deshizo de Carvajal y fue Valverde quien le cerró el paso, surgió el problema. Doku encaró al uruguayo, lo dejó atrás y metió un centro que Rüdiger expulsó como pudo. Camavinga no persiguió a De Bruyne y el belga, con un disparo dentro del área, metió en la red, en un disparo imposible para Lunin.

El Madrid, que había estado embotellado durante toda la segunda parte, miró al abismo. Y De Bruyne supo darle el empujón. Un disparo suyo, de penalti, se marchó por encima del larguero para sorpresa de todo el Etihad, que saboreó el 2-1 desde el momento en que el balón rozó su pie.

Entre baño y baño del City llegó la prórroga. Otros treinta minutos de sufrimiento, otros treinta minutos de aguante con Bellimghan derretido, todos detrás y Vinícius que se lesionó en la tercera carrera que perdió de la noche con Walker.

Su imagen, perdiendo el máximo tiempo posible, fue el mejor reflejo del Madrid, que, aún en esas circunstancias, estuvo a punto de poner el 1-2 con un disparo de Rüdiger a centro de Brahim.

Ya en la segunda parte de la prórroga, Carvajal estaba rígido y Ancelotti tuvo que recurrir a Éder Militao como solución de emergencia, mientras Guardiola quitaba a De Bruyne y daba entrada a Kovacic para tener aún más control.

Con ambos equipos fusionados, la eliminatoria se fue a los penales. Y con el último aliento pasó el Madrid.

Ni disparando primero, ni con Modric fallando su primer disparo, el City consiguió destronar al rey. Al fallo del croata le siguió un error incomprensible de Bernardo, que lo tiró en manos de Lunin, y una parada del ucraniano, héroe de la noche, a Kovacic. Bellinhgham, Nacho y Rüdiger no fallaron y el Madrid, casi sin saber cómo, volvió a semifinales.

Sí, el City es el campeón, pero el Madrid es el rey.

 
For Latest Updates Follow us on Google News
 

PREV Otro enfoque de adquisición del FTSE 100. ¡Pero yo digo ‘no’! – .
NEXT Escuche jazz de los 70 de Miles Davis, Alice Coltrane y más en “Visions”