Como si los monstruos tuvieran problemas de cartel una década después del inicio de la saga, Godzilla y Kong: el nuevo imperio Tiene a los dos titanes del título, pero el dinosaurio mutante radiactivo queda aquí relegado a un segundo plano ante la ternura de su antiguo rival. Adam Wingard (El invitado y Macabre Hunt) decide comenzar la quinta película de la franquicia donde él mismo la había dejado Godzilla contra Kong: El simio estaba confinado en la Tierra Hueca mientras su entonces rival dominaba la superficie del planeta.
Kong muestra signos de depresión en su vida diaria mientras continúa la búsqueda constante de un superviviente de su especie. El mono ya se peina las canas en la barba y, entre enfrentamientos con los monstruos que comprometen su supervivencia en el centro de la Tierra, sufre una traumática infección en un colmillo.
Una extraña señal de alerta emitida desde el centro del planeta lanza una diversa expedición pseudocientífica hacia el interior y también despierta a Godzilla, que dormía plácidamente como un gatito en una cuna improvisada dentro del Coliseo Romano.
El monstruo detecta una importante misión futura y decide recargar su energía en una planta atómica francesa y derrotando a un titán que domina la Antártida, y adquiere así un atractivo tono rosa en la película más luminosa de toda la franquicia.
Godzilla inmediatamente regresa a la cama para seguir durmiendo mientras espera la convocatoria del simio, la cual llegará recién para el tercer acto.
El descubrimiento de Kong
Después de salir a la superficie para un tratamiento de conducto, un poste y una corona improvisados, Kong descubre, para sorpresa, que él no es el último de su especie mientras que la expedición humana tiene una revelación similar con una civilización subterránea.
Wingard aprovecha el conocido paralelismo entre hombre y simio para expresarse sobre la identidad y crianza de todos los primates hasta, finalmente, volver a los filetes.
La película tiene pocos diálogos y mucha acción., gracias a una escasa presencia de homo sapiens. El papel humano aquí queda relegado al mensaje progresista sobre el futuro del planeta, a algún breve gag para descomprimir y al innecesario hombre explicando (esa necesidad del hombre de explicar cómo son las cosas), que aquí abandona su forma de género para expandirse a toda la especie humana cuando cada especialista resalta en pantalla lo que les sucede a los titanes poniéndolo en palabras.
A lo largo de la historia del cine, una señal clara de extinción temprana suele aparecer con el tiempo en el ciclo de las películas de monstruos. Películas propias suelen integrar la fase inicial, en este caso las dos Godzilla y Kong: La isla calavera.
Luego se utilizan los crossovers de monstruos para aprovechar la sinergia entre ellos, como en esta entrega y su predecesora. La última fase del horror, emblema decadente del final de una franquicia, suele presentar títulos que comienzan con “el hijo de…” o “la novia de…”.
Wingard muestra a los titanes todavía llenos, pero ya sienta las bases para dar el último paso cruzando a Kong con un pequeño mono que le servirá de compañero.
Tras una pelea en la que Kong se come a un titán submarino en dos bollos y se lo traga como si fuera una salchicha, el macaco introduce a su nuevo padre adoptivo en una civilización de monos esclavizados, muy en la línea del Planeta de los Simios, que cumplen las órdenes del el tirano Skar King, un orangután pelirrojo que domina al resto gracias al sometimiento de una especie de Godzilla hembra escupehielo llamada Shimo.
Así quedaron sentadas las bases para la vistosa batalla final, tras el regreso de un titán que interviene para que los monstruos del título finalmente hagan las paces. Wingard presenta el enfrentamiento como una especie de combate de lucha libre en las playas de Río de Janeiro en una película que presagia el final cercano de la franquiciapero logra ocultar los signos de agotamiento detrás de locas ideas visuales resueltas con lucidez.
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Godzilla y Kong: el nuevo imperio
Acción. Estados Unidos, 2024, 115′. SAM 13. DIRECCIÓN: Adam Wingard. Con: Rebecca Hall, Dan Stevens, Brian Tyree Henry. Habitaciones: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Multiplex Belgrano, Cinépolis Recoleta, Showcase Norcenter.
