un compromiso para el siglo XXI – .

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un compromiso para el siglo XXI – .

Según el último registro, de noviembre de 2023, del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, en la provincia de Neuquén viven unas 57 comunidades mapuche y tehuelche, que desarrollan su vida social preservando prácticas ancestrales, como la medicina indígena. Algunos incluso lograron construir su propio centro de salud, como el Lof Puel Pvjv en la ciudad de Neuquén. Las comunidades de la cuenca de Ruca Choroi, a diez kilómetros de Aluminé, al oeste de la provincia, fueron más allá y lograron construir un centro de salud intercultural para especialistas biomédicos y de medicina mapuche, el primero del país, inaugurado por el Estado provincial a finales de 2021. Una experiencia extraordinaria que cada vez recibe más visitas de otras provincias.

Allí, cerca de un centenar de matriculados en la Diplomatura de Medicina Intercultural, lanzada en marzo por la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), realizan sus estudios de campo, dirigidos, sobre todo, a trabajadores de la salud -profesionales y no profesionales- y estudiantes de Medicina y carreras. relacionado. El acto de inauguración se desarrolló en territorio de la comunidad mapuche, con la presencia del gobernador Rolando Figueroa.

“En una clase encontrarás un referente en medicina mapuche y otra en biomedicina. Es un diálogo de saberes”, explica Martín Regueiro, director del diplomado, médico especialista en geriatría, profesor de farmacología, ex vicedecano de la Facultad de Medicina de la UNCo, ministro de Salud de la provincia de Neuquén. Un verdadero científico centrado en los ensayos clínicos.

“No queríamos crear un diploma para que los médicos occidentales hicieran medicina mapuche, sino reunirnos con los líderes de la medicina mapuche y de los centros de atención y construir una red de salud intercultural”, añade.

“La relación entre nuestro pueblo, los mapuche, y el resto de la comunidad no es a través del conflicto”, sostiene Stefanía Rivera Nahuelan, codirectora del diplomado, coordinadora de Políticas Territoriales y Culturales de la Facultad de Humanidades de la UNCo. “Llevamos años trabajando en esta articulación que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas”.

En sus fundamentos, el proyecto señala que la salud se interpreta de diferentes maneras según cada cultura y su construcción se basa en conocimientos adquiridos a lo largo de la historia, razón por la cual las culturas sometidas muchas veces encuentran difícil expresar su salud a partir de su propia cosmovisión.

El diplomado impulsado por la Secretaría de Extensión está íntimamente ligado a la decisión política de la universidad de acercarse a las comunidades indígenas del Neuquén. En marzo, la Asamblea Universitaria declaró a la universidad como “intercultural”. Su rectora, Beatriz Gentile, dijo entonces: “La universidad tiene la obligación científica, social, cultural y política de construir la interculturalidad con los paradigmas del siglo XXI que contempla el diagrama de una nación más amplia y más vieja que comienza a toparse con la existencia de una diversidad que no fue reconocida en etapas anteriores de la historia del país”.

Base

Stefanía Rivera Nahuelan cuenta que en la última clase se inició un debate: ¿cómo funciona la medicina mapuche? ¿Es un acto de fe? Dirá que no tiene nada que ver con la fe, sino con la dimensión espiritual abandonada por la biomedicina.

–Si tuviera dolor de estómago, ¿cómo procedería la medicina mapuche?

–La biomedicina intentará observar qué pasó con el cuerpo, cómo se vio afectado; La medicina mapuche investigará la causa principal, lo que determinó esa dolencia. Es más completo.

–El territorio es salud para el pueblo mapuche –aporta Martín Regueiro–. Su medicina no está lejos del ecosistema. Una dolencia se plantea en ese territorio con la vegetación, el agua y la tierra. Como biomédico puedo recetarte un paracetamol, pero no voy a estar pensando en lo que ha cambiado en tu ecosistema, en tu familia, en tu alma.

–Los procesos interculturales en los que estamos comprometidos, como en el hospital Ruca Choroi, son complementarios –dice Rivera Nahuelan–. Puedes ir a ver a un médico, luego el lawentuchefe quien administra hierbas, a un machi buscando una última respuesta, para luego seguir yendo al médico a recetarle remedios.

La masacre y persecución del Ejército Argentino a las comunidades indígenas erradicó la figura del machi: máxima autoridad espiritual y medicinal del pueblo mapuche. Por eso, muchos de ellos cruzan desde Chile para trabajar en diferentes localidades de la Patagonia. Quien presta servicios en Neuquén, por ejemplo, viene de Carahue. Y se turna.

-Hacia machis “Las trataban como a brujas”, dice Rivera Nahuelan. Distorsionaron su trabajo, que no requiere que te desnudes ni te toques para hacer una evaluación. Analizan tu orina, toman el pulso a los niños. Es menos invasivo.

–Tenemos que recuperarnos machis local –añade Regueiro–. Como ministro lo estoy impulsando junto con la visibilización de los trabajadores de la salud mapuche, que en ciertos casos tienen un alto nivel de informalidad.

Ruca Choroí

Cuando siendo niño iba de la mano de su madre al médico aquejado de dolor de garganta, Ricardo Peña recuerda que el médico le preguntaba: “¿No te han envenenado con algún yuyito medicinal, verdad?”.

Peña es miembro de la comunidad Aigo de Ruca Choroi, donde viven unas 460 familias mapuche, y forma parte de la dirección colegiada del hospital intercultural también llamado Raguiñ Kien, que en mapudungun (lengua mapuche) significa media luna y coincide con su diseño arquitectónico, con camas orientadas al este y espacio para una chimenea en el epicentro. El establecimiento depende del Ministerio de Salud de la provincia de Neuquén y, lógicamente, atraviesa los mismos problemas que el resto de los hospitales públicos: pocos insumos, problemas con las calderas, falta de personal.

“¿Qué pasaría si un paciente llegara con una posible rotura? Podrías ponerte un yeso los primeros días y luego continuar el tratamiento mapuche con caña colihue, con una tabla, con una venda o con alguna de nuestras otras técnicas”, dice Peña, cinco veces. lonco (jefe) de su comunidad. Si tuviera que definirlo, Peña diría que la medicina mapuche intenta restablecer el equilibrio espiritual si éste se ve afectado por el entorno: la salud de los animales, la pureza de los manantiales, el bienestar familiar. “La visión natural de nuestros profesionales –explica- no la adquirimos en un libro, sino como un regalo y no debemos negarlo”.

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