
Los especialistas del Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID) realizaron un día educativo centrado en cómo el arte y la tecnología pueden ser herramientas transformadoras para la autonomía, el desarrollo de habilidades y bienes emocionales de las personas dentro del espectro autista, especialmente los niños.
Moderado por Pediatra Yahila de Peña, a cargo del Departamento de Desarrollo de Servicios CAID, la actividad reunió a los terapeutas que compartieron conocimiento, experiencias y recursos que pueden aplicar las familias y los cuidadores en la vida cotidiana.
De Peña llamó a mirar el autismo sin prejuicio, con herramientas que promueven muy bien. Más allá del diagnóstico, el enfoque giró en torno a “poner las herramientas apropiadas al alcance de cada niño para que puedan florecer de sus fortalezas, no de sus limitaciones”.
Los especialistas participantes fueron Jonatan Pérez Comas, quien destacó la importancia de comenzar a partir de las fortalezas; Anadi Cream mostró cómo la tecnología puede dar voz y autonomía; María Eugenia Chahín destacó el valor terapéutico del arte y el movimiento. La actividad asistió el director nacional de CAID, Henry Rosa Polanco.
Este día fue parte de la segunda semana de conciencia sobre el autismo, en Agora Mall, coordinada por la Oficina de Diálogo para el Autismo, dirigida por el periodista Fernando Quiroz y su esposa Iranna Iranna Flaviá Luciano. Durante estos días se presentó la exposición artística “Camino de Luz”, protagonizada por Fernando Gabriel, adolescente con autismo. A través de sus obras, Fernando, hijo de Fernando Quiroz e Iranna Flaviá Luciano, demuestra cómo el arte puede ser una ventana al mundo interior y un canal para construir identidad, autoestima y conexión.
Los especialistas en CAID acordaron que lo esencial no es solo ofrecer diagnósticos o terapias clínicas, sino también para construir entornos que brinden acceso a herramientas funcionales, como tecnología personalizada o formas de expresión artística, para que cada niño con autismo pueda crecer, comunicarse, crear y relatarse a partir de su individualidad.
Tecnología para comunicarse
Anadi Creatal, especialista en psicoterapia infantil, centró su intervención en cómo la tecnología, cuando se adapta a las necesidades del niño, puede convertirse en un aliado vital para promover la comunicación, la comprensión del medio ambiente y la autonomía personal.
A través de ejemplos prácticos, Cream explicó el uso de sistemas de comunicación aumentativos y alternativos (SAAC), como los PEC (sistema de intercambio de imágenes) y las plataformas como la agenda pictograma (con recursos de ARASAAC), que permiten construir rutinas visuales, anticipar transiciones y facilitar la expresión de deseos, emociones y necesidades, especialmente en niños noverbales o con dificultades en el desarrollo de un lenguaje oral.
“Cuando un niño se siente entendido, tiene más motivación para interactuar y avanzar. Estas herramientas no reemplazan el lenguaje, lo alientan. Lo más importante es que disminuyen la frustración y fortalecen el vínculo con su entorno”, dijeron los creadores.
Con la dirección de los padres o tutores, el uso de tabletas, los teléfonos celulares y los recursos web accesibles se convierten en una puerta de entrada para que los niños participen activamente en sus rutinas, tomen decisiones y desarrollen un mayor control sobre su vida diaria, de pedir un refrigerio a través de imágenes y actividades tan básicas como vestirse o ir al baño, incluso más complejas como visitar un nuevo lugar o compartir una familia.
Arte y movimiento para el desarrollo integral
María Eugenia Chahín, una terapia especializada en danza, compartió una visión cargada de sensibilidad sobre cómo el arte, especialmente el movimiento y la pintura del cuerpo, puede ser un camino poderoso para la expresión emocional, la regulación sensorial y la inclusión social.
La danza y la libre circulación, utilizada de manera terapéutica, ayudan a mejorar la coordinación motora, fortalecer la autoestima, reducir el estrés y abrir espacios de comunicación no verbal en niños con TEA. En palabras de Chahín:
“El cuerpo también habla. Cuando un niño toma un cepillo o baila libremente, está diciendo algo que a veces no puede verbalizar. Por lo tanto, el arte no es solo entretenimiento, es una herramienta terapéutica real y valiosa”.
Esta modalidad de intervención no solo busca trabajar desde el plano físico, sino para conectar la mente, las emociones y las sensaciones, lo que permite al niño experimentar seguridad, creatividad y confianza, tanto dentro como fuera del espacio terapéutico.
Romper la visión negativa
Jonatan Pérez Comas, especialista en psicometría y psicoterapia cognitiva-conductual, enfatizó en su discurso la urgente necesidad de cambiar el enfoque tradicional con el que se aborda el diagnóstico de autismo. En lugar de centrarse en las limitaciones, propuso comenzar por identificar las habilidades y fortalezas de cada niño, entendió no como talentos simples, sino como puntos de apoyo esenciales para diseñar intervenciones más efectivas y humanas.
“Cuando reconocemos lo que el niño puede hacer, no solo le damos confianza, sino que también generamos esperanza en las familias y rompemos estigmas sociales profundamente arraigados”, dijo.
Según el profesional, este enfoque fortalece la autoestima, mejora la adherencia a las terapias y ofrece una visión más equilibrada y empática de la condición, tanto para los padres como para la sociedad. También permite establecer estrategias más ajustadas a cada realidad, facilitando la adaptación del niño a su entorno escolar, social y familiar.
Pérez enfatizó que un diagnóstico temprano no debería convertirse en una oración limitante, sino una herramienta para la comprensión. Comprender por qué el niño se comporta de cierta manera ayuda a acompañarlo mejor y apoyarlo del respeto.
“Tienes que dejar atrás la visión negativa del autismo. Lo importante es dar valor a la persona, su bien emocional y ofrecer caminos de inclusión reales”, concluyó.