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Autoestima, crítica de una mujer complicada (2025) -.

Autoestima, crítica de una mujer complicada (2025) -.
Autoestima, crítica de una mujer complicada (2025) -.

Lucy Taylor continúa participando en esa cruzada personal de la que ha estado marcando los diseños de su carrera en solitario, ya que dejó de ser el 50% de Slow Club y habló el lenguaje de la verdad como autoestima. Una reinvención inspiradora y empoderadora con la que ha logrado ganar tantos seguidores como enemigos, porque sabemos que no hay razón para polarizar las críticas más que una voz femenina que quiere salir del molde.

Taylor lo hace por tercera vez con “Una mujer complicada” (25), un título cuya naturaleza PER sabe nos advierte que las abrazaderas del cantante todavía están vivos en el diálogo que mantendremos con ella durante los sucesivos 45 minutos. De hecho, y más allá de la magnificencia orquestal y coral que decoran el álbum, son precisamente sus cartas las que nos confirman antes de que quizás sea su propuesta más ambiciosa, lo que hace que su métrica sea el lugar de reproducción ideal para un exquisito exquisito en la feminidad contemporánea más combativa.

Y a pesar de esta producción épica y maximalista de cinematográfico con el que comienza el LP, entre los arreglos de cuerda y los monólogos que rompen la cuarta pared (“Lo hago y no me importa”), los británicos no abandonan el uso de un léxico cercano, de lugares comunes que no restan la credibilidad a su misión (“Sigue siendo yo, pero de una manera antigua”Reflexiona por la palabra hablada en su diatriba sobre el paso del en la piel de una mujer milenaria). La contradicción como punto de partida (“Si estoy tan empoderado, ¿por qué soy tan cobarde? / Si soy tan fuerte, ¿por qué estoy roto?”), reflejado desde su primer tema hasta la longitud en sí misma (donde vemos a Taylor vestida con una especie de ropa religiosa tradicional y gritando visceralmente).

Abandonar la teatralidad sobreproducida (“La maldición”) a favor de la síntesis sucinta (con “Si no ahora, es pronto” Dándonos lo mejor de ambas facetas de la artista), y reuniendo su versatilidad estilística, el cantante transfiere su letra de guerrilla, directa y aguda, hacia otros territorios sólidos que dilatan la catarsis colectiva que el proyecto persigue y nos muestra la facilidad con la que sus responsables se mueven en los diferentes bordes del pop.“¿Te queda dormido en mi pecho es tu fantasía, pero ¿dónde me deja eso? ¿Quién me está sosteniendo?”canta entre ritmos en “Madre”), sopla a la mesa de estilo urbano contra la mansplaining congénita (“Mes llévame más, explícalo por favor, bonito por favor, tonto / si soy tan amenazante, ponme en la parte de atrás para cantar”en “Mentiras”Junto con Nadine Shah) e incluso una pequeña cadera de forma pequeña y liberada (“Hagamos un desastre, una rutina completa, alcance detrás / siempre en algún lugar en mi mente”en lo explícito “69”).

Su discurso no se diluye en la boca de terceros, encontrando “Moonchild sannelly” El complemento perfecto para completar la atmósfera emocional y confesional a la que el álbum pretende transportarnos (“De aquellos que nunca me dieron las opiniones de los que he tocado, que afirman que me conocen”). Un grito valiente, digno de ser examinado con lupa, cuyo exceso de pompa y profundidad reflexiva no socavó el disfrute de un conjunto rítmico e instrumental.

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