De Madrid, dentro del marco de la presentación mundial de La eternalutaNetflix Blockbuster, Ricardo Darín Mantuvo un diálogo con El Middle the Country. En la entrevista, el actor argentino habló por primera vez el momento doloroso por el que está pasando después de la muerte de su hermana Alejandra, que ocurrió en enero de este año.
Ricardo la recuerda como su pareja de padres, su testigo de la vida, y no duda en afirmar: “Voy a ser duelo para mi hermana pequeña“. La entrevista, realizada en un hotel Madrid, combina la promoción del proyecto audiovisual con un recorrido emocional que incluye pérdidas, fragilidad, memoria familiar y falta de fe como barrera para el comodidad religiosa.

Su voz se rompe nombrándola. La ausencia lo pasa definitivamente. Él dice que no hay palabras para explicar el dolor y asegurarse de vivir el resto de su vida en duelo. “Uno puede prepararse para la muerte de sus padres, pero no para la de un hermano menor“, Dice. Y frente a esa lágrima, reconoce una envidia de Honda hacia los creyentes. Le gustaría pensar que Alejandra está en manos de Dios, se convirtió en un ángel. Pero no tiene fe”. Si yo creyera, lo estaría, pero tan enojado con Dios que es casi una suerte para ellos que no lo es “, dice.
En medio de ese duelo, Darín lanza un nuevo proyecto de alto perfil como protagonista de La eternalutadonde juega Juan exceptoUn hombre común presionó para convertirse en un héroe durante una invasión alienígena que congela a Buenos Aires. El papel se conecta con reflexiones personales. Vea en ese personaje una metáfora sobre coraje en tiempos de hostilidad. No lo describe como un héroe, sino como alguien que sabe cómo reaccionar en los momentos límite. Dice eso Tomar decisiones en situaciones extremas es lo más difícil de la vida. Y que muchas veces las personas están paralizadas ante el Abismo. Durante años se consideró un tipo de cerebro, poco dado al coraje, pero admite haber cambiado de opinión. Él entendió que el valor no excluye el miedo, sino que lo contiene. “El valiente es el que, teniendo miedo, avanza“, Dice. Y con ese criterio, se atreve a ser un tipo valiente.

Después de casi seis décadas de acción, Darín evita hablar de consagración. No te sientes infalible ni terminas. Argumenta que “todavía está en proceso, que no tiene certezas sobre lo que va a hacer en su próxima película y que su caja de herramientas nunca está completa”. A veces falta un buen pulidor, dice. Vive bajo sospecha de sí mismo y no deja de mirar desde el exterior. La demanda propia lo define más que los premios. No cree en los discursos y prefiere aprender por observación, como quién está espiando el ojo de la cerradura. Ahora observe a los jóvenes con respeto. Destaca el nivel de entrenamiento que tienen y su apertura al diálogo. Algunos lo miran arrogantemente, pero son menos, y generalmente se notan en aquellos que están menos preparados. Value a los que corren el riesgo de aprender.
Más tarde habla sobre el teatro. Describa el escenario como un sitio de vértigo puro, sin una red, donde la energía pública circula o se interrumpe sin previo aviso. Ahí se siente poderoso. No en un sentido divino, porque no cree en Dios, sino en el sentido de estar a cargo. Esa energía que pasa o no pasa puede levantar o colapsar en segundos. Y aunque ve los hilos del títere, se deja llevar cuando un actor realmente encarna su papel. En ese momento, dice, sube a la cinta transportadora y deja de ver al intérprete.

El recuerdo de papá Francisco También aparece en la conversación. Después de la muerte del pontífice argentino, Darín revisó su opinión y revaloró su figura. Él cree que dejó líneas importantes, especialmente cuando hablaba de los pobres y la injusticia. Observó la incomodidad que generó en los sectores conservadores y lo toma como una señal de que hizo algo valioso. Considera que todavía hay un largo camino, pero que lo intentó.
Finalmente, recuerda una noche intensa durante la pandemia, cuando su esposa Florencia Bas sufrió neumonía bilateral por Covid-19. Ambos estaban infectados y tuvo que decidir entre hospitalizar o duplicar el medicamento bajo indicaciones médicas por teléfono. Él eligió el segundo y logró estabilizarlo. En ese momento también tenía miedo. Y, una vez más, tomó una decisión difícil.