Los llama “literario aún vidas”, y lo que Lisbeth Salas retrata en ellos (Caracas, 54 años) es el mundo sugerente que evoca la vida y el trabajo de los autores. La literatura es una pieza clave en el trabajo de este fotógrafo documental y retratista con sede en España, y están los fotolibros Infinitamente serio (Sobre Enrique Vila-Matas) y Caras y diciendo (Sobre Rafael Cadenas). Esta primavera es el nuevo volumen sobre Álvaro Pombo, La tercera ciudad, se suma a la dedicada al premio anterior de Cervantes, Luis Mateo Díez, Días y cosas.
¿Cuáles son las obsesiones recurrentes en su trabajo? El otro, el yo, la persona y el personaje.
¿Cuándo sabía que estaría dedicado a la fotografía? No lo sabía hasta que me dirigía a él. Es casi como una vocación: tuve la suerte de tener un maestro que me formó y me transformó en el comercio hace treinta años. Cuando eso sucedió, no tenía salida; Con el tiempo, la profesión me persigue. He hecho todo: foto fija para cine, fotolibros, informes, proyectos editoriales e incluso fotografía porno.
¿Qué libro ha explicado mejor una imagen? Ensayos de John Berger y también ese programa documental en televisión Modos de ver.
¿Qué autor le hubiera gustado retratar? Transmiten el Salón de la Fama, por lo que la lista sería muy larga, comenzando con todos los Raymond: Carver, Chandler y Queneau. También Patricia Highsmith, Virginia Wolf, Iris Murdoch, John Cheever, Stendhal, Voltaire … tantos. Incluso Picasso, Turner y también Rembrandt. Y finalmente, a Diderot, solo para darle un regalo a un amigo que tiene devoción por él.
¿Qué es lo más hermoso que han contado sobre su trabajo? En medio de un retrato me llamaron “Light Tamer”. Estaba rígido.
¿Y el más extravagante? Un autor mucho mayor me dijo: “Retire mis ojos”. Un genio imposible.
¿En qué museo te quedarías para vivir? Barrer a casa, en el prado sin duda y más después de leer El prado inadvertido, La estrella de Diego, muy recomendable.
¿Y qué libro? En el diccionario de María Moliner, pero en su versión original, antes de las actualizaciones.
¿Qué libro está abierto en la mesita de noche? Muchos. Aquí practico poliamor: El cuarto trasero, Por Carmen Martín Gaite; El modlin. Capítulos finales, de Paco Gómez; El ataque de las cabras, de Laura Chivite; y Lloro porque no tengo sentimientos, De Barbara Mingo, este título es una película, me dijo que escuchó a un niño …
¿Uno que no pudo terminar? Miles, pero en En busca de tiempo perdidoSolo para el disfrute de las hojas y regresar. No me deja avanzar: está cargado de detalles, paisajes, vidas … es una clase en la imagen, no la libo. Además, sale una nueva traducción todo el tiempo.
¿Qué título se olvida injustamente? Coche de fe, De Canetti, un magnífico trabajo sobre la obsesión con los libros, ya que él mismo estaba obsesionado al respecto. Y también Periódicos, De Ernst Jünger.
¿Cuál es la película que has visto la mayoría de las veces? Historias de Tokio, De Yasujiro Ozu, una clase, una vida lenta y rápida como la vida misma. Pero el director que he visto más películas es Ingmar Bergman; Cada año me veo un ciclo completo, lo veo y lo tengo todo.
¿La última serie que vio el tirón? La breve vidacon Javier Gutiérrez y Leonor Watling. No solo por el buen trabajo de los actores, sino para los disfraces: imagino los incómodos zapatos de tiempo, ponte y quitan las pelucas y aprieta las cinturas con el corsé …
Si tuviera que usar una canción o una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? Tono de luna llena, by Simón Díaz, Venezuelan composer. Caetano Veloso and Silvia Pérez Cruz have a version that puts chicken skin.
¿Qué es socialmente sobrevaluado? La perfección que he sufrido en mi propia carne, no en vano, el dicho “La perfección es inhumana”.
¿Cuál es el evento histórico que más admira? La transición española contada por mis amigos y el cambio de pesetas a euros. Ya vivía en ese momento en España, en 2002.
¿A quién le darías el próximo premio de Cervantes? A una persona que frota 65 años, que puede dar discursos y disfrutar del premio por completo. Ese reconocimiento generalmente llega demasiado tarde en la vida para los autores, debe copiar al Nobel que ha bajado su edad promedio. Le debemos esto a Rudyard Kipling, quien fue el primero en ganar a los 42.
¿Qué comisión nunca aceptaría? De Paparazzi. Ya me lo ofrecieron en su día para perseguir a Vargas Llosa y yo me negué.
No haber sido fotógrafo sería … Viviría con varios (ip) HeterymasLo Fernando Pessoa …