Claudio Sautu: “Taty Almeida es un faro, una mujer admirable”

Claudio Sautu: “Taty Almeida es un faro, una mujer admirable”
Claudio Sautu: “Taty Almeida es un faro, una mujer admirable”

Una mujer enorme como Taty Almeida, símbolo de lucha y resistencia, no necesita muchas presentaciones. Pero director y docente Claudio “Pipo” Sautu decidió ir más allá: hacer un documental que muestra la vida y la lucha de Taty, quien representa la de todos sus compañeros que llevan décadas exigiendo Memoria, Verdad y Justicia. Todo surgió en 2020, en plena pandemia, cuando llamaron a Sautu de CNN porque estaban preparando un programa sobre las Madres de Plaza de Mayo y el Mundial 78. Sautu iba a entrevistar a Taty. Finalmente esa propuesta fracasó, no salió al aire, pero se dio cuenta de que podía generar un material muy rico e interesante. Él la llamó y le dijo: “Acabo de leer el 50 por ciento de tu vida y es emocionante. Quiero filmar un documental”. Taty respondió: “Sí, Pipo, veámoslo y hablamos”. El resultado es Historia de una Madre de Plaza de Mayo Línea Fundacionaleso Se podrá ver este miércoles 24 a las 19 en el Auditorio de la UMET (Sarmiento 2037), con entrada libre y gratuita.. La presentación estará a cargo del periodista y documentalista Nora Anchart y participarán junto a la directora, la propia Taty Almeida y el director general de Pagina 12, Hugo Soriano. El cierre musical estará a cargo de Ignacio Copani.

“Me encariñé de una manera conmovedora”, dice Sautu por el vínculo de amistad que se generó con Taty. “Comencé a preparar un nuevo guión de toda su vida. Mientras tanto, desde hace siete meses comencé a seguirla en diferentes actividades para tener material de archivo. Se construyó un nuevo guión a partir de los reportajes que dio en diferentes bibliotecas, instituciones y universidades”. Después de siete meses, grabaron la entrevista, que duró 80 minutos (de los cuales 35 minutos quedaron en la película). Sautu también entrevistó a dos de los hijos de Taty, Jorge y Fabiana. “Después hice varias entrevistas con testimonios de compañeros sobre todo el tema de los desaparecidos y su búsqueda”. Taty también es madre de Alejandro, quien fue secuestrado el 17 de junio de 1975 por Triple A. “Tomó mucho tiempo armar el documental, especialmente el material de archivo de cuando ella era joven. Esa es un poco la historia de cómo me relaciono con ella, y sobre todo la admiración por el trabajo que ella hace y construye en la entrega de expedientes, por ejemplo, y en las marchas. Lo combiné durante seis meses”, dice Sautu.

-¿Cómo trabajaste los aspectos privados y públicos de un personaje con tanto peso simbólico e histórico?

-Lo trabajé de una manera muy natural. La confianza que ella te inspira te permite hacerlo todo. A todas las preguntas que le hice, ella respondió el doble de lo que quería saber. Era una relación casi familiar. En el lado privado, en las charlas que tuvimos en lugares cercanos a su casa, pude ver que ella es la misma persona tanto en su vida pública como en su vida privada. Se conserva mucho, cuida mucho su salud, pero no noto ningún tipo de diferencia. Como la ves en la vida pública, lo es en la vida íntima. Me tomó por sorpresa y ella está en estado de alerta con los acontecimientos políticos de este país. No noto mucha diferencia, ella es muy confiable.

-¿Qué crees que significaba para ella la palabra “resistencia” antes del secuestro de su hijo Alejandro y qué significó después?

-Dice que realmente vivía en una burbuja: describe que en esa época era gorila, cuidaba a sus hijos y, además, estaba rodeada de una familia de militares, excepto su marido. No tenía ningún tipo de ideología política, excepto ser gorila. Y en la película se dice que ella pensó que los militares la iban a ayudar a encontrar a su hijo y ese no fue el caso. No sólo no fue así, sino que a Taty se le ocultó todo tipo de información. Ahí nació la resistencia, sobre todo cuando llegó a Madres porque empezó sola la búsqueda. Y tardó muchos años en llegar a Madres porque temía que la rechazaran, que pensaran que era una espía.

Taty Almeida. Foto de : Leandro Teysseire

-¿El rodaje tuvo momentos dolorosos?

-La verdad es que en un momento pensé en no continuar cuando comencé a hacer las preguntas que me parecían desesperadas, como el momento en que le pregunté qué pasó en la mañana del 18 de junio de 1975, que fue la mañana siguiente. cuando Alejandro no volvió a su casa. Desapareció el 17 de junio de 1975 y le pregunté qué pasó a la mañana siguiente. Y fue un estado de desesperación y empezó a decir que confundió las cosas. Ella había encontrado una agenda y dice que él ya sabía que lo iban a matar. Ahí fue donde Taty se quebró. Fue un momento difícil de contar el inicio de la búsqueda. Y otra más difícil fue cuando entrevisté a Jorge, el hermano de Alejandro. Se rompió en la entrevista y tuve que parar dos veces. Se puso a llorar porque no sólo sufre la pérdida de su hermano sino también el exilio. Tuvo que irse por miedo y dejó aquí a toda su familia, por lo que no pudo colaborar mucho en la búsqueda. Siempre hablo con Jorge. Todavía está muy afectado.

-¿Con el documental te propusiste explicar cómo una mujer con tanto coraje transformó el dolor en esperanza?

-Totalmente, sí. Es admirable, es un faro. Tanto a ella como a todas sus Madres, porque no sólo lo hice por ella sino por todas las Madres que tanto han maltratado. Es admirable la fuerza que tienen.

-¿Sientes este trabajo como un agradecimiento a quienes tanto nos dieron?

-Sí, claro. Cuando la llamé, después de unos mensajes muy lindos que me dijo, me quebré porque allí descubrí que gracias a las Madres todos los que vivimos esa época de terror estamos vivos, porque sentíamos que las Madres estaban derrotando a la dictadura. . Comenzaron a apaciguar el avance militar a partir de 1980. Y ni la muerte de Azucena Villaflor ni el secuestro ni los golpes los derrotaron. Voy a sus marchas desde 1982. Y pudimos hacerlo gracias a ellos. Los soldados no nos tocaron en la calle. Y viví toda la historia.

-¿Qué significa para usted estrenar una película sobre una mujer que luchó toda su vida en este momento en que el gobierno nacional reivindica el accionar criminal de la dictadura?

-Es una batalla tanto histórica como cultural. Me importa mucho difundir el documental porque es la mejor manera para que la gente, especialmente los jóvenes, vean que este negacionismo no puede ser. No hay manera de borrar todo el horror que pasó. Lo viví día tras día desde Triple A. Tenía 15 años y vi las acciones, que le quitaron amigos y maestros, a Haroldo Conti la noche que se lo llevaron en el 75. Esto no se puede negar y hay que difundirlo. Muchos jóvenes vieron el documental en las funciones privadas que hice y quedaron asombrados porque esta verdad tiene que ser permanente en el tiempo. Eso significa mucha emoción. Sabía que el tema iba a impactar. Creo que es el momento adecuado para difundirlo.

-¿Por qué cree que buena parte de la sociedad, que parecía haber ajustado sus cuentas con la historia tras los juicios a los genocidas, ahora apoya a figuras de extrema derecha que quieren manchar la bandera de los derechos humanos?

-Es bastante inexplicable. No podría decir qué pasó, pero he estado viendo este negacionismo durante veinte años. Lo vi en las universidades. Soy docente y vi que a los jóvenes les costaba entender. Comparado con aquellos que dicen “Esto se acabó, son viejos tiempos, borrón y cuenta nueva”, para mí no es así. En otros países se sigue defendiendo la memoria del Holocausto hasta el día de hoy. No tengo una explicación. La verdad es que, en ese sentido, estoy bastante desmoralizado. No todos, ¿eh? También hay personas mayores, no sólo algunos jóvenes. Y también me pasa en mi familia. Ésa es una de las razones por las que hice la película: me cansé de discutir, de explicar cómo eran los años 70 y 80. Y hasta el día de hoy lo comentan conmigo. Hay gente que está totalmente convencida de que este loco de mierda está haciendo las cosas bien. No entiendo qué pasó. Hay una gran división (que siempre existió) y se creó mucho odio. También es una forma de odiar a los gobiernos que realmente nos hicieron felices y nos dieron algo, como los de Néstor y Cristina. No se puede entender. Hay mucho odio.

-¿Qué sintió Taty al ver el documental terminado?

-Se emocionó mucho. Me dio un abrazo de 15 minutos. Estaba muy feliz. Fue impresionante. Me tomó la mano y durante media hora no me la dejó tener. Ella está muy contenta. No lo hice con el apoyo del Incaa porque no me dieron el tiempo. Entonces le di una sorpresa. No le dije nada los últimos meses. La emoción fue tremenda. Ella está muy contenta. Parece una niña de 15 años.risa): Ayer me llamó cinco veces. ¿Qué cinco veces? ¡No diez! Me llama todos los días para ver cómo van las cosas.

-¿Crees que para ella el documental tiene un doble valor? No sólo porque cuenta su vida, sino también porque muestra la fuerza de quienes nunca se rindieron…

-Completamente. Y la va a utilizar como bandera: quiere distribuirla y exhibirla en todas las ciudades. Quiere enviarlo a Europa. Ya lo envié a Barcelona, ​​Sicilia. Se estrenó en Málaga y Turín. Está muy ansiosa por que esto se distribuya. Lo están pidiendo en muchos centros culturales, unidades básicas también, entonces estoy tirando ejemplares como loco. Es un circuito paralelo a lo que fue Incaa. Es un documento de gran interés para todas las edades. A partir de los 15 años se le nota perfectamente. Y en Barcelona se está organizando un movimiento muy especial con la película, con las madres de los desaparecidos durante el franquismo. Lo está organizando el mejor amigo de Alejandro, con quien pude contactar.

-¿Espera que la película sea vista por las nuevas generaciones?

-Sí, confío porque ya me comuniqué con los nietos de Taty y sus compañeros quieren verla, con mi sobrina que estudia Magisterio de Letras en Campana. Y ya lo estaba probando con un grupo de jóvenes de 28, 30 años, que quedaron muy sorprendidos, más allá de lo que habían escuchado, porque aquí tenemos mucha gente a la que echarle tierra. Confío mucho. Asegurémonos de que sea un documento y circulémoslo.

 
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