Enfurecido por la ausencia de una victoria contundente que valide su posición al frente del Gobierno del Estado sionista, Benjamín Netanyahu continúa en guerra y anuncia nuevas batallas decisivas, en su deseo de exterminar a Hamás. La matanza continúa.
Mientras los palestinos intentaban celebrar el Eid al Fitr, festividad religiosa que marca el final del ayuno diurno durante el mes sagrado del Ramadán, el ejército y la aviación israelíes continuaban este miércoles sus bombardeos contra zonas del norte y centro de la Franja de Gaza.
Durante el día 187 de la campaña de venganza y exterminio, la entidad sionista mató a 122 civiles e hirió a 56, en su mayoría niños y mujeres. Hasta la fecha, 33.482 personas han muerto y 76.049 han resultado heridas, de las que más de 7.000 están desaparecidas.
Las autoridades médicas de Gaza informaron de que muchos cadáveres permanecen bajo los escombros, donde los equipos de rescate no han podido acceder, y confirmaron que se siguen encontrando cuerpos sin vida en la ciudad de Khan Yunis (sur de la Franja), de donde las tropas de ocupación de Gaza se retiraron el domingo. .
A pesar del daño causado al pueblo palestino en Gaza, Netanyahu parece cada vez más solo, duramente criticado por familiares de prisioneros retenidos por Hamás, que se espera sean intercambiados por palestinos encarcelados en cárceles israelíes.
Después de seis meses de incesantes ataques, la televisión Al Jazeera comentó este día: “Israel no está más cerca de la victoria que desde que comenzó su campaña de bombardeos en octubre del año pasado”.
Los planes de Netanyahu se reducen a la amenaza de una “operación decisiva” en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, donde, según afirma, se esconden unos 3.000 combatientes de Hamás, entre el millón y medio de refugiados palestinos desplazados del norte.
y el centro de la Franja, que podrían convertirse en carne de cañón indefensa, del mismo modo que ahora sobreviven al aire libre o en frágiles tiendas de campaña.
Ni los funcionarios estadounidenses ni los israelíes parecen tener idea de cuándo comenzará la invasión de Rafah, a pesar de que Netanyahu dijo que “hay una fecha”.
Tanto en Israel como en Washington se cree que el Primer Ministro sionista se jacta y trata de defenderse de una
desafío político que podría derrocar a su Gobierno.
Según fuentes citadas por el diario norteamericano Politico, “Estados Unidos comparte el objetivo de derrotar a Hamás, pero existe un fuerte desacuerdo sobre cómo lograrlo. “Ha llevado a meses de negociaciones entre altos funcionarios estadounidenses e israelíes, que culminaron en una reunión de planificación en persona prevista para la próxima semana”.
Este escenario revela hasta qué punto Biden –y su administración– está involucrado, su papel activo en la elaboración de la estrategia más conveniente para Estados Unidos y para él personalmente, incluso si fuera necesario deshacerse de Netanyahu.
Una tregua, con un aplazamiento sin fecha de la invasión de Rafah, seguido de un retraso en las negociaciones que den tiempo a Biden para recuperar el apoyo electoral para su reelección en las elecciones de noviembre, es la prioridad del demócrata.
Eso explica la declaración del presidente estadounidense el día anterior, cuando dijo alto y claro a Univisión que “lo que él (Netanyahu) está haciendo es un error”.
Todo indica que ni siquiera el asesinato este miércoles de tres hijos y tres nietos de Ismail Haniya, líder político de Hamás, tendrá un efecto significativo en el curso del conflicto.
Un avión israelí lanzó un misil contra un coche en el que viajaban tres de los hijos de Haniya: Hazem con su hija Amal, Amir con su hijo Khaled y su hija Razan, y Mohamed.
“Si crees que atacar a mis hijos en el momento álgido de las conversaciones -antes de que se presente la respuesta del Movimiento- hará que Hamás cambie sus posiciones, te engañas”, dijo el líder palestino a la televisión Al Jazeera. Al contrario, a la luz de lo ocurrido en los últimos seis meses, la única certeza es que Hamás tiene otros seis mártires que inspiran su resistencia.
