crónica de un récord anunciado y el municipio norte del GBA asfixiado por mosquitos

Él déficit de intensidad durante todo el año de las campañas de prevención contra la proliferación de mosquito transmisor del dengue ha determinado que ya a estas alturas prematuras de 2024 ha superado el registro histórico nacional de los casos. Con una salvedad: la marca anterior, de 2023, sólo había superado los 130.000 contagios a mediados de año.

Hoy, la cifra supera esa cifra ahora anhelada -al cierre de esta nota faltaba por conocer el número exacto y sin precedentes de contagios- y es una incógnita. ¿Hasta dónde puedes subir la curva? en la temporada actual. Las lluvias frecuentes y abundantes no han hecho más que favorecer la reproducción del Aedes aegypti en ambientes domésticos, especialmente donde los niveles de humedad informalidad urbana Superan la acción del Estado.

Aunque hay un vacuna disponibleaprobado por la ANMAT en abril de 2023, la mayoría de la población susceptible hoy a cuadros graves no tiene acceso porque el precio supera los 70 mil pesos por dosis y el esquema completo consta de dos. Según datos de Takeda, el laboratorio que lo produce, hasta ahora se han aplicado entre 250 mil y 300 mil vacunas.

El Estado –sea nacional, provincial o municipal– no ha hecho lo suficiente en el territorio de manera activo o persuasivo para lograr algo que en un principio parece simple: girar los contenedores. Ese simple giro de 180 grados en todos o la mayoría de los depósitos de agua domésticos probablemente habría significado la diferencia entre una epidemia de dengue sin precedentes como la actual y otra inofensiva del montón.

A este descuido se suma el hecho de que desde el pedestal cotidiano del gobierno nacional no se pierde oportunidad de destruir una vacuna que tiene la aprobación de las autoridades sanitarias argentinas, que no sólo margina al medicamento como herramienta de salud pública, sino que al mismo tiempo puede sembrar dudas en quienes tienen el dinero para afrontar el gasto de forma privada.

Un trabajador de la salud sostiene un frasco de la vacuna Qdenga en Salta, donde el Estado administra la vacuna de forma gratuita. Foto: Reuters

En este contexto, el amplio silencio sostenido por la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), encargada de ofrecer al Gobierno una hoja de ruta sobre posibles beneficios o daños lo que puede significar el uso de la vacuna.

Este lunes, a más de cien días de la toma de posesión de Javier Milei como Presidente, el ministro de Salud de la Nación, Mario Russo, encabezará la primera reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa). Evidentemente, el dengue será un tema exclusivo en la reunión que reunirá nuevamente -tras un paréntesis de casi cuatro meses- a todos los ministros de Salud del país. El encuentro será en el Centro Cultural Kirchner.

Mientras la implacable burocracia toma varias ventajas sobre la salud de la población, las vulnerabilidades aumentadas por el deterioro socioeconómico se traducen en ataques a la calidad de vida involucrando más casos de dengue y, en el peor del caos, más muertes. Sólo en la provincia de Buenos Aires el virus ya provocó 25 muertes.

Una enfermera atiende a pacientes pediátricos en un hospital de la localidad de Joaquín V. González, en Salta. Foto: Reuters

El municipio del GBA asfixiado por el dengue

A 40 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, antes de Pilar, se encuentra el municipio que actualmente se ha convertido en el Buenos Aires capital del Aedes aegypti. José C. Paz tiene 326.922 habitantes y 3.323 casos de denguelo que la convierte por lejos en la zona del Conurbano con mayor densidad de casos: 1.043,77 por 100 mil habitantes.

Para tener una idea de lo que esto implica, hoy en Pilar hay sólo 118,86 casos por cada 100 mil habitantes. Es decir que la densidad de mosquitos es casi 9 veces menos que en el municipio vecino. Otros ejemplos hacen aún mayor el contraste: en Escobar hay sólo 53,73 casos por cada 100 mil habitantes. Y en otras comunas menos urbanizadas –ya no comparables– el contraste puede ser aún mayor.

De todas formas, en la zona más poblada del GBA el promedio de contagios por comuna es significativamente menor al que muestra José C. Paz. Los que más se acercan son San Miguel, con un índice de 686.03y San Isidro, con 535.94. Abajo aparecen General San Martín (431,42) y luego dos municipios del sur: Lomas de Zamora (404,28) y Avellaneda (320,96).

Mario Ishii, alcalde de José C. Paz, en la juramentación para renovar su mandato el 10 de diciembre.

Este índice es el que más preocupa -y no tanto el número de casos totales- porque muestra la mayor probabilidad de transmisión de mosquitos. Es decir, pica a alguien infectado y transmite la enfermedad a otra persona, lo que habla de la velocidad con el que la epidemia puede crecer. Tanto es así, que el brote en José C. Paz sólo fue declarado en la semana 7 del año –en muchas otras zonas ocurrió en la semana 4–, pero el disparo Posteriormente superó al resto.

Este índice también representa la Nivel de estrés que pueda tener el sistema de salud de cada localidad, en función del número de habitantes para el que haya sido diseñado. Esto se traduce en más o menos tiempo de espera en el guardias del hospital y también en la capacidad de prestar atención internación.

No hay infectólogo o climatólogo que no se ponga de acuerdo sobre la pronóstico de que el denguesin interrupción de la continuidad, ha barrido de un plumazo los años epidemiológicos de prosperidad cedidos al país, a instalar Definitivamente cómodo. Las nuevas autoridades, a veces propensas a la ironía y a la descalificación de la gestión ajena, tienen la oportunidad de dejar de escupir hacia el Norte y concentrarse en el drama.

 
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