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Lunes 22 de julio de 2002. A las 20:10Precisamente, en el sitio web de la Comisión Nacional de Valores (CNV) se publicó una noticia que cambiaría el mundo empresarial en Argentina para siempre y detonaría el clima político y empresarial en el país.
Después de décadas gravitando hacia el sector energético, Pecom, la petrolera privada más importante de Argentinapasaría a manos del brasileño Petrobras luego de los trámites correspondientes.
La familia Perez Companc se despidió de las grandes ligas en el que había sido protagonista para centrarse en el negocio alimentario, un sector con alto potencial y buenas perspectivas, pero menos intensivo en capital que el hipercompetitivo mundo de los barones del petróleo. Ese día cambió la historia de uno de los linajes empresariales más conocidos del país.
Pecom Energía había pasado por gobiernos, crisis económicas y todo tipo de dificultades, pero no pudo sostenerse después de la debacle de 2001la salida de la convertibilidad impulsada por el gobierno de Eduardo Duhalde y el apalancamiento del dólar –una decisión común en el sector empresarial nacional en la década de 1990– combinado con una moneda devaluada.
El acuerdo con Petrobras ilustra claramente esta situación. La operación cerró en US$ 1.125,1 millones por el 58,9% de la empresa, pero recibió sólo US$ 754,6 millones. El comprador se haría cargo de la deuda por US$ 370,5 millones.
Fue una decisión familiar. La familia Pérez Companc temía que la crisis argentina les hiciera perder mucho más de lo que finalmente vendieron.
Pecom Energía produjo petróleo y gas en el Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. La venta de sus activos a Petrobras incluyó una refinería y una pequeña red de estaciones de combustible, además de participaciones en Transener, Transportadora de Gas del Sur y la distribuidora eléctrica Edesur.
La noticia generó enorme conmoción entre otras empresas argentinas. Circuló el temor, también en la Casa Rosada, sobre el potencial daño que le causaría a la Argentina ceder activos estratégicos a una empresa pública de un país competidor.
Por esta razón, El gobierno la obligó a desinvertir. Sin embargo, las recurrentes crisis argentinas disiparon esos viejos temores. Petrobras tampoco pudo soportar las condiciones del país y vendió su negocio en 2016 a Pampa Energía, la empresa del argentino Marcelo Mindlin, que tiene planes de crecimiento.
Hay un giro nostálgico en la historia de Pérez Companc. Casi 15 años después de la venta de su buque insignia, vuelven a pisar la energía prestando servicios petroleros.
