El auto revolucionario que Le Corbusier diseñó en 1936 y que sería la envidia de Apple

El auto revolucionario que Le Corbusier diseñó en 1936 y que sería la envidia de Apple
El auto revolucionario que Le Corbusier diseñó en 1936 y que sería la envidia de Apple
  • En 1936, el arquitecto diseñó un coche de gran tamaño que fue desechado por la industria.

  • El coche priorizaba la funcionalidad por encima de todo, con espacio para cuatro adultos y sus maletas.

Es muy probable que si en este artículo habláramos de Charles-Édouard Jeanneret-Gris pocos tendrían claro de qué figura estamos hablando. Pero si decimos Le Corbusier, todo empieza a tomar forma. Nacido en Suiza pero con nacionalidad francesa desde 1930, está considerado una de las figuras más importantes de la arquitectura moderna.

Con 17 obras nombradas Patrimonio de la Humanidad, Le Corbusier es considerado uno de los arquitectos más importantes de la historia. Su trabajo se basa en la simplificación de las formas y la utilidad, pilares que le llevaron a crear sus cinco puntos de la arquitectura moderna.

La obsesión por la funcionalidad le llevó a definir la casa como “la máquina de vivir”. De hecho, el arquitecto siempre mostró su fascinación por la automatización, por la producción de productos funcionales por encima de la belleza, sin dejar esto de lado.

He admirado la perfección desde que vi el Partenón. Y, en nuestra civilización, esa perfección la proporciona automáticamente la máquina, que no es un horror ni algo horrible, sino una extraordinaria herramienta de perfección.

Con ese amor por la modernidad y la mecánica, Le Corbusier era también un amante de los automóviles. Afirman que con cada nuevo proyecto pedía un coche para “posar” delante del edificio en las primeras tomas de los fotógrafos. El arquitecto fue fotografiado frecuentemente junto a su Voisin C-7 Lumineuse, una de sus pasiones que también ha cautivado a otros arquitectos como Norman Foster.

Tal era el interés de Le Corbusier que en 1936 presentó su propio proyecto, el Vehículo Mínimo.

Un coche diseñado por y para la funcionalidad

Le Corbusier tenía una máxima: sus productos tenían que ser útiles. Y eso también se lo propuso cuando presentó su propio proyecto a un concurso organizado por la Société des Ingénieurs de l’Automobile (SIA) de Francia en 1936.

Para el concurso, el arquitecto diseñó su Vehículo Mínimo, proyecto en el que también participó su primo y empresario Pierre Jeanneret. El objetivo era convencer a algún gigante de la industria de que su proyecto era ideal para popularizar el auto.

Él Vehículo Mínimo Era su concepción de un “automóvil de masas”, uno que fuera asequible de producir en masa y de fácil acceso para el cliente. Fueron años de éxodo rural en los que las ciudades no dejaron de recibir nuevos inquilinos. Una población que había que motorizar, lo que también suponía una gran oportunidad para los grandes fabricantes.

Sin embargo, no hay pruebas de que alguna empresa estuviera realmente interesada en el proyecto. En Alemania el Volkswagen Beetle empezaba a despegar en una época en la que tener un coche todavía era un lujo. Luego llegaría la Segunda Guerra Mundial y la industria se puso a trabajar en otra tarea. Una tarea, por cierto, que gustó mucho a Le Corbusier.

El proyecto de Le Corbusier contextualizado junto a otras joyas del Guggenheim

Pero, como decíamos, antes de eso Le Corbusier hizo su propuesta. Era teórico, ya que carecía de propulsión, pero sí avanzó algunas soluciones que luego se aplicaron. Por ejemplo, las ruedas se situaban en los extremos de la carrocería, un recurso habitual para ganar espacio en el habitáculo, como se puede comprobar en estos planos.

En el interior había espacio para alojar a cuatro personas y había espacio suficiente para que llevaran algo de equipaje. Fue un coche revolucionario porque apostaba por la sencillez, por ocupar el menor espacio posible (imprescindible en ciudades nuevas) y por la idea de incorporar un sistema de propulsión barato y eficiente.

De hecho, hace dos años se mostró una recreación durante una exposición temporal en el Museo Guggenheim de Bilbao. Allí, sus responsables decidieron contextualizar la Vehículo Mínimo junto a otros coches que también apostaron por la sencillez y la funcionalidad frente a las formas, como un Isetta o un Mini Cooper.

Casi 100 años después, nos encontramos en la misma situación. Con el salto al coche eléctrico, el cliente “necesita” ser motorizado con vehículos accesibles. Nuevas marcas, como Tesla o Xiaomi, están haciendo sus propias propuestas más o menos revolucionarias. También es hora de saber si finalmente triunfarán vehículos como el Mobilize Duo, cuyo antecesor, el Renault Twizy, también acabó convirtiéndose en una mera anécdota.

Por supuesto, el concepto de Le Corbusier de combinar diseño con funcionalidad es algo que Steve Jobs bien podría haber firmado. Quién sabe si Apple tuvo alguna idea del arquitecto para su fallido Proyecto Titán.

Finalmente, si quieres conocer más detalles sobre el Coche minimoAntonio Amado, arquitecto y catedrático de la Universidad de La Coruña, cuenta toda la historia del modelo en un libro y reúne en sus páginas las imagenes de los planos y todo el desarrollo técnico de Le Corbusier. También se puede contemplar una recreación en el Museo Nacional del Automóvil de Turín, donde se encuentra la maqueta de la imagen que encabeza este artículo.

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