“Una gira hermosa, donde todo salió bien y eso es lo importante para seguir creciendo, y preparándonos para lo que viene. Vamos, Argentina”. La frase es de Ángel Di María, en su cuenta de Instagram. El capitán de los amistosos. Marzo de 2024. Qué poco valoramos “Fideo”. Un tipo que comete pocos o ningún error. Muchos se equivocaron con él.
El atacante argentino es un crack, pero un crack de los pies a la cabeza, que consiguió lo que muy pocos consiguieron: jugar en los mejores clubes de cada una de las ligas más importantes de Europa (Real Madrid -España-, Manchester United -Inglaterra-, PSG – Francia-, Juventus -Italia- y Benfica -Portugal-). Eso, sin contar las páginas gloriosas que escribió en la selección con su zurda de porcelana.
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Lamentablemente, Ángel fue noticia antes del partido por las amenazas que recibió su familia en Rosario, su Rosario, adonde siempre quiso regresar, deseo que, hoy, parece más lejano. Qué poco valoramos a Di María. Ayer fue capitán, la rompió y empezó a dirigir un partido que se le iba cuesta arriba con un tiro libre mágico. Como Messi.
Y justo después de Messi, que es de otro planeta, Di María es seguramente el mejor de los “normales”. Aunque, en realidad, tampoco encajaría en esa categoría, porque la fortaleza mental que demostró ante cada adversidad que se le presentó no es precisamente “normal”. Ni la forma en que hizo que la música sonara más fuerte que los problemas. Tampoco su talento con el balón.
“No sabes por qué lloro”. La frase también es de Ángel Di María, en una carta que escribió en 2018. Un tipo familiar, humilde, sencillo, que batalló contra fantasmas y heridas. Quien fue criticado mucho. Y mucho más injustamente.
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Hoy, con la angustia de la finitud de lo que queda, el ambiente es nupcial. Pero hizo falta tiempo, mucho tiempo, para que empezáramos a valorar, pero en serio, a “Fideo”, a quien ahora, a sus 36 años, no le queda mucho hilo en el carrete futbolístico.
Ángel tiene por delante la Copa América, que ya supo ganar con un inolvidable gol suyo en la final, como también supo marcar para ganar un Mundial, unos Juegos Olímpicos y una finalísima. Ella dijo que era eso y nada más con la selección. La expresión de deseo de la mayoría proviene, claramente, de un lugar un tanto egoísta hacia un deportista que lo dio todo. Pero espero que esta vez, y sólo esta vez, Di María se equivoque.
