Caracas, Venezuela.–Decidido a pagar el precio de seguir sus propios pasos, el pueblo venezolano se ha convertido en una especie de rompeolas frente al asedio del imperialismo.
El asedio multiforme de la Casa Blanca a la soberanía de América Latina no cesa en su deseo de proteger la vida de este país; Lo que intentan castigar es la amenaza del ejemplo, con fórmulas ya utilizadas en otras épocas y otros países.
La posibilidad real –este 28 de julio– de una victoria popular en tierras sudamericanas los aterra. Luego no pierden el tiempo y unen fuerzas con lacayos locales y mercenarios colombianos para lanzar, desde distintos ángulos, su ataque contra el Gobierno Bolivariano.
En la primera mitad del año se han frustrado varios intentos de desestabilización y asesinato en Venezuela.
Además, quedó demostrada la financiación, por parte de un lobista estadounidense, de la campaña primaria de María Corina Machado, así como una supuesta ofensiva armada ejecutada por mercenarios vinculados a la Operación Gedeón, y dirigida desde Estados Unidos, que, según el prófugo de la justicia , Mario Iván Carratú Molina, forma milicias para atacar a este país.
Recientemente, el presidente Nicolás Maduro explicó que “el imperio y sus sicarios criminales, Iván Duque y Álvaro Uribe, han contratado a narcotraficantes venezolanos y colombianos, y los han metido en Venezuela para tratar de hacernos daño”.
Duque y Uribe, ambos expresidentes, también están involucrados, junto con “la CIA y una coalición de medios y políticos colombianos”, en la difusión de información falsa y en la promoción de la violencia contra el actual Gobierno Bolivariano.
Así lo denunció el Fiscal General de la República, Tarek William Saab, quien reveló la participación del periodista Orlando Avendaño en incitar al odio y llamar a la insurrección.
«Lo que está construyendo María Corina trasciende lo electoral. El ambiente que la rodea es insurreccional. Así es como se debe manejar. Para que haya elecciones libres no hay que pedirlas ni buscarlas, sino imponerlas”, publicó Avendaño.
Pero ¿qué significaría si la extrema derecha local intentara prevalecer en las próximas elecciones presidenciales?
Los venezolanos ya tienen experiencia en este sentido. En más de 25 años de Revolución, el sector más reaccionario de la oposición –bajo protección estadounidense– ha tratado de ignorar los resultados de las elecciones y ha incitado a la violencia entre el propio pueblo.
De suceder, podríamos presagiar guarimbas; sabotaje eléctrico; intentos de asesinato de líderes populares y gubernamentales; intentos de golpe de Estado e invasión; robo de armas en unidades militares; escasez de combustible, alimentos y otros recursos. La historia se repetiría, por enésima vez.
Cuando la unidad interna de una nación es débil y las voces resentidas son las que deciden, es más fácil asediarla, atacarla, poseerla.
Pero lo interesante es que quien se interesa por la inestabilidad del país con mayores reservas de petróleo y riquezas naturales en todo su espacio geográfico, es el mismo que consiente regímenes neonazis, promueve guerras, apoya golpes de Estado y Apoya el establecimiento de gobiernos autoritarios y dictaduras.
Washington tiene un manual de reglas y procedimientos para frenar las revoluciones sociales en América, como ahora la bolivariana. La decisión de elegir su camino hacia el futuro sigue en manos del pueblo.
