La crisis por las dietas desgasta a los hermanos Milei y tensa la relación con el Congreso

La crisis por las dietas desgasta a los hermanos Milei y tensa la relación con el Congreso
La crisis por las dietas desgasta a los hermanos Milei y tensa la relación con el Congreso

Hay más firmeza que lamento tras el aumento de las dietas en el Senado. El jueves pasado, en menos de dos minutos, el pleno del Senado aprobó a mano alzada un aumento del 165% y añadió una bonificación. Pese al repudio y las críticas, el oficialismo admite que hubo señales desde la Casa Rosada que reforzaron certezas y disiparon culpas de último momento. El jueves, antes de bajar al recinto, se enteraron del ascenso del vocero presidencial Manuel Adorni, quien en febrero ya contaba con un salario superior a los 4,5 millones de pesos. El viernes, cuando ya había estallado el escándalo, la preocupación mutó hacia seguridad tras conocerse que la serie de aumentos en el Poder Ejecutivo incluía también al secretario de Medios, Eduardo Serenellini, entre otras áreas de la Presidencia. “A partir de ese momento, a todos nos importó muy poco lo que pudiera decir el Gobierno”, confió una alta fuente del Senado. “Ahora habrá que esperar a que se haga realidad la sentencia que tuvo el anillo de Humberto Grondona”, anotó irónicamente. La joya que llevaba el histórico dirigente de la AFA en su dedo anular decía: “Todo pasa” y eso es lo que espera la vicepresidenta Victoria Villarruel, que la tormenta por los aumentos se disipe al calor de las negociaciones que se avecinan por el repechaje. . de la nueva versión de la ley básica.

En la decisión acordada por los jefes de todos los bloques había intención de venganza. Llevaban desde febrero con sangre en los ojos. El enfado iba dirigido a Javier Milei y no a Villarruel. El presidente obligó al titular del Senado a suspender en febrero el aumento del 29,2%, que sólo vinculaba la paridad de los trabajadores legislativos con la dieta de los legisladores de ambas Cámaras.

El presidente de Diputados, Martín Menem, ejecutó de inmediato la directiva y abrió un frente interno que acumula casos sin resolución. Villarruel no estuvo de acuerdo pero cumplió la orden y concedió una entrevista donde aireó sus desacuerdos y aseguró que los senadores ganaron poco dada la responsabilidad que tenían. Desde entonces, la titular del Senado pudo comprobar cómo el enfado por la suspensión de los aumentos de febrero anunciaba la tormenta que se intensificó el jueves pasado, pero que se gestaba la víspera, en su despacho, en una reunión donde expresó su disconformidad. a los demás jefes parlamentarios, pero sin romper lanzas. En la reunión de trabajo parlamentario que ordenó la sesión, Villarruel decidió retirarse cuando comenzaron a hablar del aumento, pero en ningún momento los persuadió para que no lo hicieran. Ella sólo les habría dicho que no estaba de acuerdo y que consideraba que se les estaba yendo de las manos. De esta manera, y sin impedirlo, la titular del Senado se desligó de la decisión pero no rompió con los senadores ni con Milei. A diferencia de febrero, esta vez no hubo discusiones al interior de la dupla presidencial y finalmente cada uno de los 72 miembros del Senado ganará 4,5 millones de pesos en su bolsillo. El mes pasado ganaron 1.700.000 y si les hubieran pagado la paridad de febrero habrían recibido 3,2 millones. Dos meses después la vendetta con Milei no llevó las dietas a esa cifra. Agregaron 1.300.000 pesos más para igualar los salarios que el presidente decidió pagar a algunos de sus funcionarios, con una táctica administrativa que incluye ascensos para posibilitar aumentos.

Ahora la tensión se ha trasladado a Diputados. Menem tiene que afrontar las consecuencias de haber escuchado a los hermanos Milei. Karina, la secretaria general de la Presidencia, también tuvo un aumento y es el principal apoyo político del titular de la Cámara Baja. Desde el jueves recibe en su oficina propuestas de todos los grupos de la oposición. Ella lo cuestiona por ceder sin decir una palabra ante la “sobreactuación” de Milei. El presidente también había recibido un aumento salarial, pero sostuvo que no estaba al tanto y que lo recibió sin saberlo. Posteriormente despidió al entonces secretario de Trabajo, Omar Yassin, y lo responsabilizó de autorizar el aumento salarial, aunque él no tuvo nada que ver con esa decisión.

Cada uno de estos episodios traspasó la imagen del presidente, especialmente ante un electorado que compró su discurso de campaña y creyó que el ajuste lo iban a pagar “la casta y los políticos”. «Javier vende ese discurso, pero cobra más y desde la semana pasada pasa lo mismo con los senadores. “Los únicos que quedamos colgados somos nosotros”, murmuró un diputado del partido gobernante. Sostiene que Menem no va a aflojar el aumento y asegura que esa diferencia escalará desde todos los espacios políticos. El titular de Diputados redobló la apuesta y anticipó que habría un aumento, pero luego de que se votara la nueva versión de la ley básica. El mensaje fue interpretado como una afrenta entre los bloques opositores y como una falta de respeto entre los miembros del oficialismo, ahora fracturado en dos espacios de 38 y 3 voluntades.

Menem no tiene en mente ningún aumento y si lo aplica será producto de las presiones que podrían ejercer algunos líderes parlamentarios. Si hay alguna negociación será reservada, porque se acerca el repechaje con la nueva versión de la Ley Base. El oficialismo ya tiene un calendario tentativo. Hablan de trato en comités para los últimos días de este mes y de llegar a la sede antes del 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, y fecha de una masiva movilización convocada por la CGT y las dos CTA.

El nuevo cronograma aprieta el tiempo de una negociación que no está terminada. Según las previsiones del partido gobernante, el camino parece menos espinoso que en febrero. Esperan que esta semana haya fallo para las dos piezas que obsesionan al Gobierno. Se habla de pronunciarse el miércoles sobre la nueva versión de la ley básica y hacer lo propio el jueves con el paquete fiscal, que contiene las líneas generales de un nuevo pacto fiscal con las provincias. De confirmarse estas expectativas, la idea es activar la sede a partir del día 29 y abordar la ley básica, los proyectos tributarios y la reforma laboral que el radicalismo quiere sumar para superar la suspensión de la Justicia al capítulo del DNU 70/23. vinculados a la normativa laboral.

Menem espera que May no tenga más obstáculos vinculados a la ley básica. La oposición que proporcionó quórum en el intento de febrero se muestra cautelosa. Sostienen que aún no está todo cerrado. Aún no hay garantías de que la ANSeS retome los envíos mensuales para compensar los fondos de retiro de 13 provincias que no los transfirieron a la Nación y el Gobierno aún no hizo ofertas sobre el futuro de los 30 fideicomisos que quería cancelar en el proyecto anterior. Los gobernadores de JxC quieren compartir parte de esos fondos en caso de que avance la idea de reducirlos, pero como parte del último impulso de las negociaciones para abrir nuevas instancias de financiamiento. Hasta el momento la Nación sólo está dispuesta a compartir fondos con la devolución de la cuarta categoría del Impuesto a la Renta y no quiere abrir ninguna otra instancia. Esta negativa les parece inaceptable a los dirigentes patagónicos. Algunos temen una sorpresa de último momento en caso de que las negociaciones vuelvan a fracasar.

universidades

La hoja de ruta que tiene el oficialismo omite las consecuencias que podrían impactar en los campus si el conflicto con las universidades continúa escalando. La movilización del martes será masiva y no hay vuelta atrás. El panperonismo apunta a una sesión extraordinaria para el mismo día y busca darle tono al oficialismo con la misma batería de proyectos que no pudo abordar hace un mes, porque la UCR le quitó el cuerpo tras negociar la presidencia de la Comisión de Seguridad Social y negociar la reforma laboral. Sin embargo, ese mismo radicalismo podría endurecerse si se agrava la tensión con el Consejo Interuniversitario Nacional. El secretario de Educación, Carlos Torrendel, viene de una dura reunión con los rectores y luego la ministra de Capital Humano amenazó con un aumento que sólo afecta los gastos operativos, sin actualizar, lo que sus voceros vendieron como un acuerdo que destrabó el conflicto. Sólo aumentó la tensión con la comunidad estudiantil, luego de una semana donde la sombra ominosa de los aumentos en el Senado y la Casa Rosada debilitó el supuesto apoyo al ajuste drástico en el Estado.

Si el conflicto estudiantil se intensifica y la tensión universitaria se instala sin fecha de vencimiento, podrían ocurrir repercusiones inesperadas en el Congreso. La oposición que da quórum podría jugarse algunas sorpresas en el tratamiento de la ley básica y obstaculizar la negociación en pleno y reeditar los momentos de zozobra que se vivieron en febrero, cuando el texto original naufragó en la votación particular y regresó a comisiones. Podrían jugar la coparticipación del impuesto en el cheque o incluir la tramitación de un fallo para actualizar las pensiones según la inflación. También hay posibilidades de que se intensifique la lucha por los aumentos suspendidos en la Cámara Baja, con un grupo de legisladores que consideran una extorsión la propuesta de Menem de aumentar si votan a favor de la ley. Son sólo algunas sombras que oscurecen el cándido pronóstico que se traza en el oficialismo, convencido de tener la aprobación en Diputados antes de mayo.

Si hay media sanción, entonces le tocará al Senado. En ese territorio el reclamo por las dietas ya está cubierto y no les importa el ridículo público. Puede que haya más disposición a afrontar el riesgo de un nuevo impeachment presidencial, pero hay una preocupación más importante. Aún no ha habido una negociación que sincronice los tiempos de las dos cámaras y en el Senado aún no han entrado en detalles sobre la ley básica. “No pudimos, el escándalo de la dieta nos arruinó todo”, admiten en el bloque oficial. Sus integrantes siguen buscando la manera de anular el aumento que apoyó el bloque y subestiman la llegada de un debate legislativo que, a diferencia de Diputados, deberán afrontar por primera vez, con debilidades numéricas mucho más frágiles. Villarruel aún no ha tenido el bautismo de fuego legislativo que ya tuvo Diputados en febrero y que no pudo superar por la intransigencia de Milei. Aún queda un largo camino de obstáculos antes de que se pueda firmar cualquier pacto en Córdoba el próximo 25 de mayo. «

 
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