Muchos cubanos de 50 años o menos conocieron a Osvaldo Dorticós Torrado sólo a través de las clases de historia, pero saben poco del prestigioso abogado y combatiente clandestino cienfueguero que cumpliría 105 años este 17 de abril y que fue presidente de la República de Cuba durante los primeros 17 años. años de Revolución.
El conocido Dorticós asumió la presidencia cubana el 17 de julio de 1959, cuando sustituyó al presidente provisional Manuel Urrutia Lleó, quien alcanzó notoriedad como abogado al emitir en Santiago de Cuba un voto particular de absolución en la Causa 67, que se seguía contra el revolucionarios rebeldes. el 30 de noviembre y los expedicionarios del yate Granma, pero que luego se convirtió en un freno al cumplimiento del programa revolucionario, renunció y conspiró contra ella desde su exilio en Miami.
El cargo de Urrutia provocó, el 16 de julio de 1959, la renuncia del Comandante Fidel Castro Ruz como Primer Ministro. El 17 de ese mes, tras la denuncia de Fidel en un programa de televisión conocido como Ante la Prensa, Urrutia renunció en una reunión del Consejo de Ministros y fue reemplazado por Osvaldo Dorticós, quien ocupó la presidencia del país hasta el 3 de diciembre de 1976. , cuando al promulgarse la Constitución Socialista fue nombrado vicepresidente del Consejo de Ministros, cargo que ocupó hasta su muerte el 23 de junio de 1983.
Dorticós nació el 17 de abril de 1919, en Cienfuegos, en el seno de una familia acomodada, lo que le permitió estudiar sin privaciones económicas.
Fue dirigente de los estudiantes secundarios de su pueblo y con apenas 14 años formó parte de la Izquierda Estudiantil que enfrentó la tiranía de Gerardo Machado y se integró al Comité de Huelga en 1935. Durante su etapa como estudiante de Derecho en la Universidad de La Habana se opuso a Fulgencio Batista tras el fracaso del movimiento revolucionario de los años treinta.
Al graduarse en 1941, además de ejercer su profesión, fue delegado del Colegio de Abogados de Cienfuegos, vicepresidente y luego presidente del Colegio Nacional de Abogados. En 1948 se afilió al Partido Comunista, donde trabajó como asesor jurídico, pero fue detenido. Enfrentó el golpe militar del 10 de marzo de 1952 y encabezó el movimiento revolucionario en Cienfuegos.
Fue coordinador del Movimiento 26 de Julio en su ciudad natal y tras la insurrección de Cienfuegos, el 5 de septiembre de 1957, fue nuevamente detenido. El Colegio de Abogados logró su libertad y se exilió en México, donde permaneció hasta que triunfó la Revolución en enero de 1959 y decidió regresar a la Isla.
Acompañó a Fidel con absoluta fidelidad en todo momento durante los primeros 17 años de la Revolución y promulgó las leyes con su firma en ese período vital de nuestro proceso. Fue diputado a la Asamblea Nacional, miembro del Comité Central y del Buró Político del Partido Comunista de Cuba. En 1976 la Asamblea Nacional del Poder Popular lo designó vicepresidente del Consejo de Ministros y miembro del Consejo de Estado. En enero de 1980 fue confirmado en estos cargos y asumió también el Ministerio de Justicia y la atención del Comité Estatal para la Normalización y el Sistema de Órganos Arbitrales.
El 10 de julio de 1975 fue operado de la región lumbar, al ser víctima de dolores derivados de una grave afección en la columna vertebral. El 23 de junio de 1983 se quitó la vida de un disparo cuando su salud empeoraba progresivamente, sumado a la tristeza por el fallecimiento de su esposa María de la Caridad Molina, quien lo acompañó desde muy joven durante toda la lucha revolucionaria.
El pueblo y el gobierno cubanos acompañaron sus restos hasta el Cementerio de Colón en merecido reconocimiento a la obra que ayudó a construir durante los primeros 24 años de la Revolución.
