Chile está de luto, sí llora todo el pueblo. La verdad es que toda buena persona sólo puede sentir y condenar los hechos ocurridos en el sur. Tres policías fueron abatidos por grupos terroristas. Las palabras hieren, No es “violencia rural”, es terrorismo. No sólo los mataron, sino que los quemaron. Existe un delito de asesinato y circunstancias agravantes inhumanas. Todo, justo cuando Llaitul es declarado culpable, parece que nada es casualidad. Chile llora y condena. Ese verdadero Chile que tanto calló, por miedo.
Estos hechos son la “cosecha de lo sembrado” contra la institución policial y las Fuerzas Armadas en su conjunto.. No podemos olvidar que hace un año se produjo una situación similar en la que policías podrían haber sido abatidos, como ahora, pero fueron salvados por marines que abrieron fuego contra los atacantes. Estos miembros del Armada, hoy están siendo procesados y corren el riesgo de recibir duras penas de prisión. En el marco del llamado “estallido social” se intentó establecer que el derecho a manifestarse permitía todo, lo cual no es real. En este contexto, las organizaciones de derechos humanos, altamente instrumentalizadas por la izquierda para distorsionar la realidad, bajo la tesis de que sólo el Estado puede violar los derechos humanos ya que tiene el monopolio de la fuerza, siempre apuntaron contra las instituciones de protección de criminales. que tienden a estar igual y a veces más armados que las propias instituciones. No hay monopolio de la fuerza con el terrorismo, el narcoterrorismo y los revolucionarios golpistas.
Hoy el gobierno y sus representantes dicen llorar. Sí, lloran porque se perdieron el discurso. Perdieron su supuesta superioridad moral y dejaron claro cómo construyeron un relato que permitió permear las instituciones, debilitar la defensa y que grupos terroristas y criminales se apoderaran del país.
Chile cambió y para mal. La acción y omisión de muchos permitió que la cueca en pelota se afianzara. Quienes hoy son el gobierno siempre han votado en contra de cualquier ley que pudiera ayudar a controlar el crimen. Siendo gobierno, y con la mancha de sangre de otros policías, aprobaron la ley Nain Retamal, ya que no les quedaba otra opción. Pero Hoy queriendo borrar con el codo lo escrito con la mano, ya que no es su naturaleza, no aprueban el Reglamento del Uso de la Fuerza (RUF) y quieren destituir al Director General de Carabineros por la formalización de omisión de más de 1.000 casos en el marco del “brote, no social; pero criminal”. Ciertamente con las lágrimas del verdadero pueblo de Chile, no de ese manipulado concepto de “pueblo”, en el que sólo eres uno si piensas como ellos, la situación exige un definitivo “ya basta”. Las palabras de sentimiento, siempre pronunciadas por las autoridades y siempre volando con el viento, ya no son suficientes. Se requieren acciones. Aprobar el RUF ahora, devolver los casos militares a sus propios tribunales y sacarlos de los tribunales civiles, que tantas veces están ideologizados, y aprobar una ley de amnistía que nos permita avanzar como país. De lo contrario, nunca se hará lo que se debe hacer para controlar el crimen organizado en Chile.
Quienes son el gobierno son responsables del ataque sistemático a los policías. No sólo sus declaraciones en Twitter los condenan. Son escandalosos, inmorales y sumamente injustos. No hay autoridad que no tenga un “recordado en Twitter” contra la institución policial. Las declaraciones son “altamente violentas”, como siempre acusan a otros. Incitaron e incitan a la violencia, sin duda. Esto sumado a las protestas contra los “yuta asesinos”, “los pacos asesinos”, la idea de ACAB (All Cabs Are Bastard), copiada de los anarcocomunistas estadounidenses; todo ello coronado con el culto al “becerro de oro”, “el perro mata a los pacos”. Algunos dirán que esto era “un juego”, con la violencia y su promoción no se juega, especialmente en democracia. No sólo lo veneraron, sino que lo pusieron en el lugar de Baquedano en la Plaza que, a través de la violencia, buscó pasar a llamarse “dignidad”. Las autoridades portaron camisetas con el ídolo del perro, símbolo del octubrismo. Por supuesto, los comunistas, hoy autoridades, Jeannette Jara, Karol Cariola y muchos más portaron con orgullo el símbolo de la “guerra contra la policía”. Insistieron en que los derechos humanos eran sólo suyos y los alentaron, hoy cosechan.
Chile ama a sus carabineros, los respeta y los celebra. Por eso, con la sangre de los mártires y teniendo claro que no hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos en 2019, y viendo cómo la violencia, el crimen y el terrorismo se han apoderado del país, alentados por quienes son el gobierno, una señal de coherencia. es necesario. No más disonancia cognitiva, decir algo y hacer lo contrario. Reconocer la responsabilidad por lo sucedido y aprobar una ley de amnistía para que Chile pueda sanar y salir adelante. No pueden condenar lo ocurrido con “lágrimas de cocodrilo” y celebrar que los marinos sean condenados, para evitar un caso similar. Chile está de luto, coherencia y respeto por favor!
