En el transcurso de un año, el peso cubano ha experimentado una devaluación histórica, con el dólar subiendo de 182 a 330 CUP y el euro de 185 a 338 CUP, registrando incrementos que superan el 80%. Esta devaluación ha erosionado críticamente el poder adquisitivo de la población cubana, afectando negativamente tanto a los salarios como a los ahorros. Información detallada por CiberCubagracias a los datos de cambio diario que ofrece el toque muestra cómo la inestabilidad del tipo de cambio pone de relieve una aguda crisis económica en Cuba, acentuada por la ausencia de políticas efectivas que mitiguen la caída del peso.
En 2023, el salario promedio en Cuba, aproximadamente 4.500 CUP, equivalía a unos 24,73 dólares o 24,32 euros. Sin embargo, para 2024, la misma cantidad sólo representó 13,64 dólares o 13,31 euros, una pérdida significativa que ilustra el impacto devastador de la inflación y la devaluación monetaria sobre los trabajadores cubanos.
Para quienes tienen ahorros en moneda nacional, el impacto de la devaluación es profundamente significativo. Considerando el caso de alguien que, en 2023, había ahorrado 182.000 pesos cubanos -entonces equivalentes a 1.000 dólares según el tipo de cambio del mercado informal-, el valor de esos ahorros en 2024, con el tipo de cambio ascendiendo a 330 CUP por dólar, disminuiría. drásticamente. Esos mismos 182.000 CUP, ajustados al nuevo tipo de cambio, representarían sólo alrededor de 551,52 dólares, poniendo en evidencia una pérdida directa en el valor de los ahorros en divisas y demostrando la drástica devaluación del peso cubano.
Peor aún es el caso de alguien con 1 millón de pesos cubanos ahorrados. Este importe, que equivalía aproximadamente a 5.494,51 dólares o 5.405,41 euros en 2023, se redujo a 3.030,30 dólares o 2.958,58 euros en 2024, reflejando una pérdida considerable en su valor en moneda extranjera.
Estos ejemplos, basados en los tipos de cambio publicados en CiberCuba el 26/03/2023 y el 27/03/2024Destacar la urgente necesidad de medidas económicas que estabilicen el peso cubano y protejan el poder adquisitivo de la población.
La crítica situación económica y la acelerada devaluación de la moneda nacional son síntomas evidentes de las profundas deficiencias del modelo económico centralizado y planificado impuesto por el régimen cubano. Este sistema, desprovisto de libertades económicas y sujeto a postulados ideológicos anacrónicos heredados de la época de la Unión Soviética, ha demostrado ser ineficaz para responder a las necesidades básicas de la población y adaptarse a la dinámica del mercado global.
La insistencia del gobierno en aferrarse a estos principios, en detrimento de la apertura económica y la inclusión de prácticas de mercado más flexibles, ha llevado al pueblo cubano a una situación de miseria y desesperanza. La falta de medidas efectivas para estabilizar la economía y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos refleja no sólo una crisis económica, sino también una crisis de liderazgo, donde se priorizan los dogmas ideológicos sobre el bienestar y la prosperidad del pueblo cubano. Este enfoque ha agravado la crisis cambiaria y económica, dejando a la población extremadamente vulnerable a la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, mientras que las soluciones viables y necesarias siguen siendo ignoradas por una administración aferrada a un pasado que ha demostrado repetidamente su fracaso.
Las recientes protestas en Cuba han vuelto a poner en el foco internacional la profunda crisis que atraviesa la isla, un clamor por cambios políticos y económicos que resuena en las calles con una intensidad no vista desde las históricas manifestaciones de julio de 2021. En marzo de 2024, las ciudades de Santiago de Cuba, Bayamo y Cárdenas, entre otras, se convirtieron en escenarios de un descontento popular que refleja las mismas demandas de libertad y reformas profundas que motivaron las protestas anteriores. Organizaciones internacionales de derechos humanos han denunciado la represión ejercida por el régimen cubano contra los manifestantes, instando al gobierno a respetar los derechos de los ciudadanos a la libre expresión y a la protesta pacífica.
